"El Santo Padre ofrecerá sugerencias que pueden mejorar nuestra convivencia"
A raíz de la visita del Papa Francisco a Chile, entre el 15 y el 18 de enero, cuando visite Santiago, Temuco e Iquique, este medio conversó con el Cardenal Jorge Medina sobre la migración, el conflicto mapuche y el aborto.
Recordando sus años de obispo y su larga estadía en Roma, Medina cuenta que tendrá un rol específico durante los actos del Pontífice en el país en su calidad de "Príncipe de la Iglesia". Con Francisco, asegura, ha mantenido correspondencia y en esta entrevista se expresa respecto del país que recibirá al Pontífice argentino.
- ¿Qué tipo de país es el que va a encontrar el Papa en su viaje?
- La situación en Chile es y será, cuando el Papa Francisco venga, una realidad que se encuentra en cierto grado de tensión por diversas causas. Estará terminando el Gobierno de la señora Bachelet y se habrá elegido ya un nuevo Presidente. Los indicadores económicos no favorecen un juicio positivo sobre el Gobierno que está llegando a su fin. Se han aprobado leyes que debilitan la institución matrimonial y está en trámite un proyecto de ley que autorizará el aborto, hecho que la Iglesia califica como un crimen y asesinato de seres inocentes. Por otra parte, la situación en la Iglesia en Chile denota un doloroso debilitamiento: disminución de bautismos, de las confirmaciones y de los matrimonios; aumento de los fracasos matrimoniales; muy pocas vocaciones, en general, al ministerio sacerdotal y a la vida religiosa. Hay políticos que afirman ser católicos y que, sin embargo, apoyan iniciativas reñidas con la fe cristiana, desoyendo la voz de los legítimos pastores de la Iglesia. Hay, sin duda, no pocas realidades positivas y alentadoras, pero que no logran disipar los nubarrones que se ciernen sobre el horizonte. En la raíz de todas las dificultades que enfrenta la Iglesia está el debilitamiento de la fe. Es muy impresionante la pregunta que hace Jesús al interrogar acerca de si, cuando Él vuelva, encontrará fe en el mundo.
- El anuncio del arribo del Papa a Iquique y Temuco anticipa que la migración y el conflicto mapuche estarán en el centro de su agenda en el país. ¿Qué otros temas cree usted que deberían estar presentes durante la visita del Sumo Pontífice?
- El tema de los inmigrantes rebasa las realidades nacionales y postula una apertura de miras y una actitud de acogida hacia quienes buscan mejores condiciones de vida. Sin embargo, los Estados tienen el deber de compatibilizar los movimientos migratorios con la situación de seguridad y de la capacidad económica de cada nación. El conflicto en la zona mapuche es muy complejo y de nada fácil solución, porque tiene antecedentes históricos, culturales, ideológicos, económicos y religiosos. Existen nocivas influencias foráneas que no favorecen la búsqueda de soluciones sino que agudizan las tensiones y es innegable, por otra parte, que hay episodios que revisten características terroristas. Una búsqueda de solución pasa, sin duda, por la renuncia a la violencia como medio de obtener resultados positivos. El Santo Padre Francisco, que está bien informado acerca de la realidad chilena, ofrecerá sugerencias que pueden mejorar nuestra convivencia. Estimo que cualesquiera sugerencias tendrán como gozne la vitalización de la existencia cristiana, la búsqueda de Dios y el respeto de la dignidad de cada ser humano, creado por Dios a imagen y semejanza suya, responsable de las realidades temporales y destinado a la felicidad sin fin.
- ¿Estima que el Estado de Chile ha sido eficiente en el tratamiento de los migrantes?
- Creo que existe una sincera preocupación por el problema, pero estimo que cualquier realidad histórica es susceptible de progresos.
- A su juicio, el Estado mantiene una deuda con los mapuches?
-El Estado tiene no pocas "deudas" y cada Gobierno debe afrontarlas. Existen problemas previsionales, insuficiencias en la salud, políticas equivocadas en educación y otros asuntos aún pendientes. En el tema mapuche es preciso distinguir entre las revindicaciones de grupos violentistas y extremistas, que probablemente nunca se darán por satisfechos, y los deseos de una gran mayoría que postula realizaciones posibles y razonables. Un análisis objetivo e interdisciplinario de la realidad podría ser un buen camino sin olvidar que, en ocasiones, "lo mejor es enemigo de lo bueno".
Ley de aborto: "Sería horrible"
Sobre la ley que despenaliza el aborto en tres causales, la que podría ser aprobada antes de la llegada del Papa, el Cardenal Medina opinó que "sería horrible en toda hipótesis, aún prescindiendo de la visita del Papa. Todavía tengo esperanzas de que no suceda. Si sucediera, sería una ofensa gravísima a Dios. Los cristianos coherentes con sus convicciones jamás deberían dar su voto a quienes hayan cooperado a la eventual aprobación de una 'ley' humana que atropella la ley de Dios".