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"Okja", de Cannes al streaming

El miércoles se estrenó en Netflix el largometraje del coreano Bong Joon-ho. Es una fábula sobre la amistad entre una niña y una bestia que escapan de las garras de las transnacionales y las experimentaciones genéticas.
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No se puede hablar de "Okja" sin mencionar a Netflix. En medio de su crecimiento desbordante, la compañía aprovechó de producir material cinematográfico original y estrenarlo en el Festival de Cine de Cannes bajo sus propias reglas: se acordó que tras el debut mundial debería pasar directamente al streaming, saltándose las instancias tradicionales de exhibición. Esto, por supuesto, generó rechazos y suspicacias al interior del certamen (¿está muriendo la experiencia cinematográfica frente a la conquista de las pantallas individuales?), pero también la sensación de que Netflix va por buen camino al reclutar a cineastas arriesgados como Bong Joon-ho en vez de optar por lo que podría ser un éxito seguro de masas.

El cine coreano ha demostrado ser un universo aparte, con propuestas provocativas y visualmente inquietas en las que los géneros se entrecruzan con libertad y osadía. "Okja" es producto de ese espíritu. Puede ser vista como una cinta familiar sobre la amistad entre una niña y una bestia bondadosa, como la pesadilla distópica de un futuro inhumano o como una sátira descarnada sobre mutaciones genéticas, la ambición de las transnacionales, el cinismo de la filantropía y las batallas animalistas que quedan por emprender. La balanza está, por supuesto, inclinada. En el universo de Joon-ho los poderosos son caricaturescos y patéticos; los oprimidos, humanos y templados.

Todo comienza en el año 2007 cuando Lucy Mirando (Tilda Swinton) -cabeza de una transnacional dedicada a la producción de alimentos- ofrece una parafernálica conferencia de prensa para anunciar su gran medida para combatir el hambre en el mundo. Se trata del hallazgo de una especie animal desconocida proveniente de Chile: una suerte de cerdo gigante que alcanzaría para alimentar a muchas bocas. Varios de estos animales son entregados a campesinos de todo el mundo para que se encarguen de su crianza. Quien lo haga mejor ganará un reconocimiento. Lo que Mirando omite es que las criaturas son productos de la manipulación genética.

De un salto, la película se ambienta en las montañas de Corea del Sur donde, diez años más tarde, uno de estos especímenes (bautizado como Okja) vive apaciblemente junto a la pequeña Mija y su abuelo. A pesar de su origen artificial, ha desarrollado inteligencia y sentimientos hacia los suyos. Hasta que son visitados por Johnny Wilcox (Jake Gyllenhaal), rostro de un programa de televisión sobre animales que, aliado a Mirando, inicia su proceso de recolección. Lo que sigue es el traslado violento de Okja y los intentos de Mija por recuperarlo. Un cóctel de acción, fantasía y melodrama a la oriental (con música melosa y una fuerte noción de la nostalgia) repartido entre la naturaleza coreana, Seúl y Nueva York.

"Okja" demuestra así los fértiles resultados del juego y las rupturas cuando son bien ejecutados. Esto requiere, por supuesto, de un cineasta hábil como Joon-ho, quien sabe entretener, provocar, emocionar y confundir con la misma eficacia. Y del talento de una Swinton en estado de gracia que refleja la crueldad y la manipulación emocional de las elites que dominan el mundo. Lo aterrador de "Okja" es que es una fábula irreal, pero posible.

la talentosa Tilda swinton protagoniza "okja".

el director bong joon-ho.


en resumen

De Bong Joon-ho ya vimos en Chile "The host" (2006), centrada en un monstruo que aterroriza a Seúl.

Por Andrés Nazarala R

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