Pese a existir actualmente en el Congreso diversas iniciativas de ley que buscan erradicar los diversos tipos de violencia de las que son víctimas las mujeres en Chile, no se ha logrado avanzar prontamente en un cuerpo legal que regule, por ejemplo, las agresiones en el contexto de relaciones de pareja, esto es, tanto en el pololeo como en el noviazgo. Esta semana, el tema volvió a la contingencia nacional tras la formalización de Camilo Castaldi Lira, conocido por su seudónimo artístico de Tea Time, exvocalista del grupo de hip hop nacional Los Tetas. El joven fue denunciado por su ex pareja, la estudiante de Periodismo Valentina Henríquez, tras sufrir diversos golpes que le ocasionaron lesiones de carácter menos grave.
Paralelamente, en Coelemu, un auxiliar de Salud agredió con un cuchillo a su pareja, ocasionándole heridas menos graves, cuando ésta intentó terminar su relación sentimental. Dos historias distintas, pero que se repiten y van generando un patrón de violencia que no tiene hoy una penalidad estricta en la legislación nacional.
Precisamente ayer la PDI dio a conocer un estudio aplicado a 4.700 jóvenes, del cual se desprende que el 9% de los encuestados admitió haber vivido episodios tipificados como delito en el pololeo, es decir, situaciones que derivaron en lesiones, amenazas e incluso actividad sexual no consentida.
El año 2016, en el marco del Día de la No Violencia hacia la Mujer, la Presidenta Michelle Bachelet esbozó un proyecto de ley integral, que busca atacar los diversos tipos de agresión de género, denominado "Ley por el derecho de las mujeres a una vida sin violencia". La iniciativa abordará desde la violencia simbólica, física, sicológica, sexual, la que ocurre en el espacio público, el acoso sexual callejero, también la difusión de imágenes íntimas por redes sociales y sin consentimiento, la violencia económica y la violencia en el pololeo. Sin embargo, parlamentarios como Jorge Sabag, uno de los autores de una moción que busca penalizar la violencia en el pololeo, manifestó que el proyecto del gobierno es tan amplio que no permite actuar rápida y eficazmente contra los hechos que hoy se producen en las relaciones de pareja.
En este sentido, efectivamente al abordar específicamente algunos contextos de violencia se podría acelerar el trámite legislativo, pero dejaría sin sanción otras situaciones de igual o mayor gravedad que las que ocurren en el pololeo. Por ello, si existe el consenso por erradicar estas conductas, los legisladores deben actuar en conciencia y generar un cuerpo normativo realmente efectivo en el largo plazo.
No obstante, sin la educación necesaria, sin la difusión de campañas preventivas, sin esfuerzos por cambiar la cultura de la agresión, ninguna ley será 100% efectiva y por tanto la tarea sigue en manos de la sociedad en su conjunto.