Tal como marchan las cosas, hoy es posible definir a Chile como "el país de las listas de espera". El más reciente escándalo en esta materia (que no es nuevo) se registró al revelarse que hay 1.951.509 de pacientes en espera de atenciones de especialistas, intervenciones quirúrgicas y exámenes especializados en los hospitales del país. A nadie parecen importarle las garantías sobre derecho a la salud, a la vida, la integridad personal y la dignidad humana, conceptos que utilizan mucho los señores políticos. Lo ratifica el hecho de que en 2016 murieron 25 mil personas por falta de atención.
Cuando se denuncian estos hechos, inmediatamente aparecen las "soluciones mágicas". Ahora ya se informó de la tradicional comisión del Ministerio de Salud, que entregará su informe final el 10 de agosto. Naturalmente, el estudio será analizado por varios meses. La mala noticia es que la gente, especialmente los modestos, seguirá enferma o morirá mientras eso ocurre. Si fallece, deberá aguardar la hora del funeral, que fijará el cementerio respectivo.
Las listas de espera se dan peligrosamente en todos los campos de la vida nacional. Ahí está el escándalo por la colusión del papel higiénico, donde todavía no hay decisión de fecha de pago de modestos $ 8 mil por personas afectadas. Y, más recientemente, lo sucedido con Enel, que anunció que el corte de luz a causa de la última nevazón se descontará en las próximas cuentas. Los que hayan sufrido desperfectos o destrucción de sus electrodomésticos deberán inscribirse para posibles futuras indemnizaciones. ¡Más listas de espera!
Hay listados similares para postular a viviendas, subsidios habitacionales y de todo tipo. Existen listas interminables de espera en las fiscalías, donde la gente se aburre o contempla con indignación el archivo de sus casos.
En los colegios, aunque hayan intentado encubrirlas con una tómbola, subsisten miles de familias en espera de educación para sus hijos. En las poblaciones y campamentos, la gente espera por años no sólo una vivienda mejor, sino también la pavimentación de sus calles, servicios habitacionales, parques, etcétera.
El sistema de las listas de espera es un clásico en Chile. Antes, cuando no se podía o no se quería resolver un problema, se enviaba a una "comisión", donde pasaba el resto de sus días. ¿Quién no se acuerda del "vuelva mañana", que imperaba (y todavía está encubierto por allí) en reparticiones fiscales. Claro, ahora todo se hace por internet, call center, apps, etcécera. Pero, para usar una frase muy chilena, es el mismo sable con distinta vaina. Confío en que el director de "Crónica Chillán" no deje esta columna en lista de espera. Y menos que la envíe a estudio a una comisión.
Raúl Rojas, Periodista y Académico