Me ocurrió hace solamente unas semanas. Fui el primero en sufrir un "portonazo" en Chillán, me robaron el auto y, tras el trauma del momento, me comuniqué con la PDI y Carabineros. En pocos minutos, ambos cuerpos policiales estaban realizando los primeros trabajos para dar con los delincuentes.
Un poco más repuesto de la primera impresión, me dicen que suba la información a facebook. Y así lo hice. En pocas horas, cientos de "compartir" cubrieron la red. Con la policía calculamos que con los 1.500 "compartir" habría unas 20 mil personas viendo la foto de mi auto.
Al día siguiente, los avistaron y los seguimos. No tuvimos suerte porque un manto de mafia les protegió. Pero sí lo conseguimos 48 horas después del "portonazo". Los vecinos lo vieron y avisaron a la policía, recuperándolo intacto.
Hace sólo unos días, una mujer y su pequeño hijo sufrieron el incendio de su casa, en la Villa Doña Rosa, en el oriente chillanejo. La casa estaba sola en ese momento, por lo cual no hubo que lamentar desgracias personales. Los dirigentes vecinales se pusieron de inmediato en acción. A través de facebook iniciaron una campaña para acudir en ayuda de la damnificada familia…y de su mascota, un pequeño perrito. En cuestión de horas, todos nos enteramos de lo que había pasado y de lo que necesitaban los afectados. Y de esta movilización surgió una ayuda mayúscula que ha permitido hacer menor la tragedia de un incendio.
Hay ventanas abiertas en las redes sociales donde uno puede vender, comprar, permutar o promover acciones de bien social, con un resultado muy superlativo.
Esa es la forma de utilizar las nuevas tecnologías. Estas son formas nuevas de comunicación en una sociedad que avanza velozmente en tecnologías revolucionarias, que permiten una participación más activa para la solución de los problemas, por complejos que parezcan. Sin embargo, el peligro radica en aquellas mentes raras que buscan la parte negativa de todo esto. Los pillos que se aprovechan de todo lo nuevo que aparezca en el mercado.
Por eso, las redes sociales tienen un poder enorme si son bien utilizadas. Pero pueden causar también un daño importante en manos desaprensivas. Sería bueno, en consecuencia, regular la utilización de las redes y buscar sanciones a quienes las mal utilizan. De tal forma que, poco a poco, la sociedad en su conjunto pueda disfrutar con plena confianza y seguridad de un poderoso instrumento de comunicación, de participación y de solidaridad como lo son las redes sociales.
Miguel Angel San Martín Periodista.