Como su nombre lo indica, el Rodeo nació de la actividad agraria de "rodear" el ganado vacuno desde las serranías de las grandes haciendas, hasta los encierros rectangulares franqueados por pircas, con un corral circular central o "repartidor", donde confluían las otras dependencias. Allí el capataz y los vaqueros hacían girar los animales, a empellones y gritos los iban clasificando a los diferentes corrales, ya fueran vacas paridas, novillos, vaquillas o ajenos.
Era tanta la algarabía que provocaba observar a los jinetes y sus cabalgaduras demostrar habilidad, destreza, energía y arrojo, que fue necesario con el tiempo confeccionar el corral de empalizada y entramado o quincha de mimbre, con una división interior o apiñadero, donde ubicaban un hato de vacas para galoparlas, a fin que sudaran y transitaran los parásitos; en tanto que cada corrida fuera realizada por dos jinetes, para que cada uno arreara y el otro atajara, hasta transformarlo en una jornada de esparcimiento y competencia.
Los cultores y seguidores del rodeo le dan forma a la actividad corralera, asignándole puntos buenos a las atajadas, según grado de dificultad en la forma de detener al novillo, y puntos malos, según cometieran faltas en efectuar la corrida.
El entusiasmo popular ante la realización de un rodeo en los fundos, localidades o pueblos del Chile central era apoteósico; ahí concurrían patrones, empleados, inquilinos, mozos y peones; damas de ropón, con trajes y abanico en mano; también estaban las "chinas" con sus vestidos floreados de percala y amplios falsos almidonados, que causaban la admiración de los jinetes y ponían el encanto de sensualidad en la interpretación de la cueca y en la fiesta de la fonda.
La práctica del rodeo llega a todos los rincones de la nación, rondando en el ambiente la idea de efectuar un champion de los champion, realizándose por vez primera en el año 1949, en la ciudad de Rancagua, coronándose campeones de Chile del rodeo la collera de Ernesto Santos y José Gutiérrez, en Chunga y Bototo, luciendo orgullosos en las ancas de sus cabalgaduras a galope tendido a la "reina del rodeo", como genuina representante de la belleza de la mujer chilena y fiel compañera del huaso de nuestros campos.
Alcances
El rodeo chileno alcanza su apogeo, siendo declarado Deporte Nacional, por ley el año 1962, porque aquí convergen huaso, china, caballo, novillo, cueca y bandera, donde en un solo cuadro de chilenidad se pueden apreciar las más puras tradiciones de raigambre nacional.
El caballo chileno, con sus dotes de armonía, coraje, docilidad, obediencia y brío en acometer riesgos; tiene sus registros genealógicos por la Sociedad Nacional de Agricultura desde el año 1893, y declarado Monumento Natural, el 3 de abril del 2011.
La Federación del Rodeo Chileno (FEROCHI) ha sido desde su fundación, el 22 de mayo de 1961, una institución que ha velado por una justa y estricta reglamentación de sus Estatutos Generales de Corridas de Vacas y de Movimiento a la Rienda, siendo su Consejo Directivo Anual capaz de tomar acuerdos que vayan a la par con las sensibilidades que exigen sus socios, corredores, ganaderos y la sociedad en general, para ir presentando la práctica del rodeo como un auténtico y legítimo deporte connatural.
En la medialuna el jinete debe demostrar, en mancomunión de virtudes con su caballo y con el compañero de corridas, toda la habilidad y gallardía en el manejo de la bestia, arrear y atajar el novillo en velocidad entre las banderas, a fin de marcar puntos buenos.
Con la actual reglamentación vigente y las innovaciones que se implementarán a partir de esta temporada 2017 - 2018, los corredores tendrán que limitarse en todo momento a hacer correr el novillo, arreándolo con su caballo y alentarlo con gritos agrestes hasta llegar a la atajada; pero en ningún caso, tomarle la cola, golpearlo con el estribo, espuelas, ramal, palmadas con la mano, arrinconarlo en el apiñadero o cualquier golpe indebido al animal, ya sea en las vueltas iniciales, cancha o una vez atajado el novillo; si el corredor incurriere en una falta, será castigado con punto malo, y la reincidencia de un hecho, motivo de eliminación del rodeo y pasado al Tribunal de Disciplina, para la sanción correspondiente.
Al concordar estos nuevos preceptos, los huasos están demostrando que "el correr la vaca" es un deporte criollo por excelencia, y son ellos los primeros defensores de sus caballos y novillada, brindándoles protección y cuidado integral.
"Con la actual reglamentación vigente y las innovaciones que se implementarán a partir de esta temporada 2017 - 2018, los corredores tendrán que limitarse en todo momento a hacer correr el novillo"."