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Brain Damage, tributo a Pink Floyd, traerá a Chillán su show a la carta

MÚSICA. De las bandas de este tipo que toman el legado de los británicos en Chile, es la más contundente.
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Matías Troncoso Carrasco

A las 20:30 horas de mañana, se dará el vamos del esperado concierto de Brain Damage en el Teatro Municipal de Chillán, con la principal novedad de un setlist armado previamente de principio a fin por sus seguidores. Serán dos horas de viaje por el "planeta Pink Floyd".

Con 16 años de vida -la primera formación data de 2001-la agrupación capitalina se ha catapultado como la exponente principal de aquellas que tributan a una de las bandas, no sólo de rock progresivo, más grande de todos los tiempos, tanto por su técnica musical como por sus letras adelantadas y estética.

Y en medio de una gira nacional que los ha tenido visitando distintas ciudades del país, llegarán a la capital de la Región de Ñuble para repasar canciones que forman parte de discos inmortales: "The Dark Side Of the Moon", "Animals", "The Wall", entre otros.

La banda está compuesta por cuatro músicos (al igual que el cuarteto liderado por Roger Waters y Syd Barret); Patricio Núñez (en guitarra), en bajo Vicente Dávila (voz y guitarra), Francisco Vásquez (teclados y voces) y Marcelo Segovia (batería).

"Para nosotros las giras siempre son gratificantes, siempre vienen con cosas distintas, tratamos de ir innovando después de 16 años de carrera. Hemos tenido muy buena recepción por parte de la gente, ahora nos quedan un par de fechas antes de parar para lo que será el Caupolicán", comenta Marcelo Segovia, también productor artístico de la agrupación.

Esta gira nacional los pilla en plan festivo. El próximo 17 de noviembre Brain Damage hará un concierto aniversario en el Teatro Caupolicán de Calle San Diego, en Santiago, del que esperan una alta convocatoria como celebración de su trayectoria. Por tanto, Chillán será una de las últimas escalas antes de aquella cita.

"Es un placer poder tocar en un teatro como el de Chillán. Cada lugar tiene su grado de gracia, su grado de dificultad y compromiso, pero tocar allí es muy importante para nosotros, por todo lo que involucra, es uno de los mejores que hay en Chile", adelanta Segovia. "Vamos a ir con una formación que lleva junta seis años, muy aceitada, con harto carrete en el cuerpo, se van a encontrar con un show muy armado, redondo y de muy buena calidad", agrega.

Canciones a la carta

La principal novedad de la actual gira nacional de Brain Damage es la posibilidad que tiene el público de ser él mismo quien conforma el setlist final de cada concierto.

En sus plataformas sociales la agrupación tributo pone a disposición de sus seguidores un listado de 50 canciones, de las cuales las más votadas entran en el show de casi dos horas.

En general, la elección no sufre mayores variaciones entre una ciudad y otra. Hay diez canciones que siempre se repiten, entre las que cuentan las más clásicas, aunque, para credulidad de los propios integrantes del tributo, no son las que aparecen en el disco "The Wall". "Money", "Time" y "The Great Gig In The Sky" (todas pertenecientes al "The Dark Side of the Moon") son número puesto. La presentación en la capital de Ñuble está programada para las 20:30 horas de mañana. Entradas por Dale Ticket.

"El Lado Oscuro de la Luna"

El disco "The Dark Side Of The Moon" (1973) es considerado por muchos artistas contemporáneos como una obra maestra. Es un trabajo conceptual, que condensa a la perfección todo el imaginario pinkfloydiano, en forma y fondo, con canciones que transitan equidistantes desde atmósferas luminosas hasta aquellas más bien abúlicas. Tal vez la gran temática que cruza al disco es la enajenación, en gran parte entendido esto por el deterioro que por entonces experimentaba uno de sus fundadores y principal compositor junto a Waters, Syd Barret (quien había dejado la banda en 1968). "El Lado Oscuro de la Luna" ha servido de influjo, a manera de intertextualidad o referencias indirectas, en la música, el cine y el teatro.

Escritor chillanejo Harold Durand presentó libro

LITERATURA. El autor, quien residió durante 25 años en Suecia, urga en su historia personal, la de su familia y la de su país, ficcionando parte del relato.
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Ayer, en dependencias de la Biblioteca Municipal de Chillán, el escritor local Harold Durand presentó su último libro "Galope muerto: el libro de la materia obscura", texto íntegramente autoeditado a través de Ediciones del autor.

En las 112 páginas del texto, escritas en prosa (a ratos poética), el autor relata sus experiencias más íntimas, desde su estancia en Santa Cruz, en la sexta región. Habla de su familia, del Chile que ya no existe, de sus sueños y del devenir de las sociedades modernas.

"El libro está marcado por algo que en Europa llaman la 'autoficción', es decir, que los personajes son reales, el protagonista soy yo, mi mujer y mis hijos. Pero al mismo tiempo ocurren cosas, como, por ejemplo, viajar a marte o a la luna o, simplemente, pasearse en la línea del tiempo", precisó Durand antes de leer algunos pasajes frente a los asistentes a la presentación.

"Galope Muerto" comenzó a ser escrito en el año 2008, y casi una década después vio la luz. El también poeta y cronista, acumula una lista de más de veinte textos editados entre Chile y Suecia. En este último país, más precisamente en la ciudad de Estocolmo, vivió durante 25 años, luego de irse al exilio en plena dictadura (su hermano fue detenido y desaparecido en aquella época).

"Todo lo que aparece en este último libro está ambientado en Santa Cruz, que es el pueblo en el que me instalé después de regresar de Suecia. Mis raíces están en Chillán, pero la verdad es que la narración la hice en Santa Cruz, mientras trataba de acostumbrarme nuevamente a vivir en mi país natal", contó el acreedor de una Beca Nacional de Creación Literaria del FONDART.

Su vuelta a Chillán ha estado acompañada de su cercanía con el Grupo Literario de Ñuble, también presente ayer. Harold Durand ha recibido variados premios en los llamados "países escandinavos": Concurso Internacional del semanario Liberación de Malmö 1986 y Primer Premio Concurso Escandinavo de Literatura 1997, entre otros.