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Las finales para no caer a Segunda

ÑUBLENSE. Jugadores asumen el mal momento y aseguran que deben mejorar de cara a la recta final del campeonato.
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Las finales de Ñublense para no perder la categoría es una expresión que se ha hecho recurrente en la historia reciente de los chillanejos, que salvo el 2008 y 2012, siempre está complicado con la parte baja de la tabla.

Este 2017 no es la excepción, sin embargo, ahora la situación es dramática, ya que si bien antes Ñublense bajó de Primera A a Primera B, ahora la opción de jugar en la Segunda División profesional, que de profesional poco tiene, es una real opción.

Lo anterior producto de la derrota en casa el domingo por 1 a 0 ante Unión La Calera, rival que quedó a sólo tres puntos por debajo de los Diablos Rojos, luego de arrancar el certamen con once unidades de desventaja.

"Esto se saca adelante con trabajo y esperamos dar vuelta la situación lo antes posible. Creo que vamos a tener que cambiar el pensamiento, el objetivo de pelear arriba está muy lejos, pero ahora hay que poner la cara", expresó el volante Luciano Gaete.

Gaspar Páez también reconoce la incómoda situación y expresó que "se puede hacer una autocrítica y esto también pasa por el rendimiento de los jugadores; hay rendimientos buenos, pero otros no están cumpliendo las expectativas, creo que pasa por un estado anímico".

El siempre autocrítico José Rojas, quien fue uno de los que le puso el pecho a las balas tras la derrota ante Calera, agregó que "puede ser repetitivo, pero esto se saca adelante con trabajo y tenemos que unirnos más, ya que si nos echamos a morir nos vamos a hundir, estamos con el coeficiente de rendimiento muy complicado".

Emiliano Pedreira sentenció que "miramos para arriba, no queda otra cosa que sacar esto adelante, luchar y no mirar hacia abajo".

El problema con Ñublense es que transcurrida la mitad del campeonato aún no muestra una regularidad y un fondo futbolístico, situación opuesta a la que muestran otros rivales directos que también cada fin de semana sacan la calculadora.

Lo que pierde Ñublense

En caso que los chillanejos caigan a la Segunda División Profesional, uno de los mayores golpes económicos es la ausencia total de los dineros del CDF que en la Primera B bordea los $42 millones mensuales, a lo que se suma la baja en las publicidades y la merma en el valor de las entradas que no permitiría costear el valor de arriendo del estadio.

En la Segunda División juegan sólo once equipos y el que asciende debe pagar una cuota de incorporación de 50 mil UF, lo que bordea los $1.330 millones.

Los pecados que lo condenan a estar en el fondo

ÑUBLENSE. Escaso plantel y mala lectura del dt forman la lista.
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Tal como reza la Biblia, hay siete pecados capitales que condenan al infierno.

El primero de Ñublense es la irregularidad, "necesitamos encontrarla para armar el mejor equipo posible", señala el técnico Emiliano Astorga, aunque en rigor el equipo es regular, ya que salvo el partido contra Cobreloa, el resto han sido de escasa producción futbolística.

El segundo pecado es la mala lectura del técnico en los partidos y que en varios casos apuesta por mantener el empate. Conocido es su estilo conservador, pero que no se salga a ganar es cuestionable. "Teníamos que mantener el cero porque en cualquier minuto iban a salir del fondo, quizás hubiésemos empatado y habríamos mantenido la distancia", dijo tras la derrota con Calera.

Tercero. La escasa autocrítica del técnico que busca en malas planificaciones de los viajes o goles tempraneros las excusas para las derrotas.

Cuarto, el plantel es corto. Los jugadores y el cuerpo técnico tienen experiencia en la categoría, incluso el rendimiento de los jugadores que llegaron no es negativo, pero el recambio no permite tener variantes. "Si llevas gente a la banca es para solucionar problemas cuando estás complicado", dijo Astorga.

Como quinto factor asoma el escaso poder en ofensiva, ya que salvo Sebastián Varas, el resto de los elementos en punta no es gravitante y como tal Ñublense tiene cuatro goles en siete fechas.

Sexto: escasa reacción del plantel y la banca cuando el partido no se da a su favor.

Séptimo y el más grave. La responsabilidad de la gerencia deportiva que desde el 2015 a la fecha suma fracasos como el descenso del mismo año. El proyecto del 2016-2017 tiene a Ñublense metido en el fondo y este año se apostó a que Calera no sumara, más que preocuparse de lo propio.