"La gente que vive en la ciudad ni se imagina lo que es vivir a orilla de un camino"
Gema Moya, vecina del sector rural Peña Santa Rosa (San Nicolás).
"En el caso de la fruta y hortalizas, la fuerza la hace nuestra región de Ñuble"
Hernán Ruiz, empresario y socio de BioExport y Frutícola La Granja tras participar en la Biobío Week, China.
Lo acontecido en el reciente Te Deum Evangélico por un nuevo aniversario patrio, donde la Presidenta de la República fue objeto de críticas por la agenda valórica impulsada durante su administración, y principalmente por proyectos como la despenalización del aborto en tres causales o la promoción del matrimonio igualitario, dejó muy en claro que existe en nuestro país una oposición dura frente a iniciativas que atentan contra principios y convicciones de grupos ciudadanos.
Algo debatible es si el momento era el más propicio para hacer ver estas diferencias de opinión entre los máximos representantes de las Iglesias Evangélicas y el gobierno, cuando el contexto era de reflexión y de oración por la Patria. Se hubiese valorado que los obispos salieran a rechazar las reacciones altamente irrespetuosas que recibió la máxima autoridad del país antes y durante la ceremonia religiosa, y que no demuestran el sentimiento de un pueblo que profesa este credo con tolerancia y respeto por las ideas distintas.
Hasta ayer existían en las posturas de los distintos líderes de la iglesia notorias diferencias que iban desde la intención de unos por "enfriar las relaciones" con el gobierno hasta ofrecer las más sinceras disculpas, lo que planteó un sector más moderado.
Lo anterior nos debe llamar la atención respecto a la necesaria ubicación de los actores y representantes ciudadanos en los escenarios más adecuados para ejercer el derecho que toda persona tiene a la libertad de expresión. Sin duda que la discusión legislativa que se dio en el Congreso Nacional del proyecto del aborto era la instancia más adecuada para expresar las posiciones a favor y en contra. De hecho, a raíz de esta iniciativa surgieron organizaciones cívicas que unieron sus voces para expresar con argumentos cada postura.
Y respecto del proyecto de matrimonio igualitario, que es un paso más concreto de la sociedad entera tras la aprobación del Acuerdo de Unión Civil, requerirá también que se escuchen ponderadamente todas las opiniones y visiones, como debe suceder en un país que valora el ejercicio de la democracia.
Pero lo ocurrido esta semana debe movernos además hacia otro debate, relacionado con como un país más empoderado de ciudadanos no puede perder el respeto hacia la investidura de nuestras autoridades, ya sea que esta la ejerza un profesor en una sala de clases, un policía en un control rutinario o el que ostentan nuestros dignatarios, sin que ello signifique subordinar las propias ideas y principios éticos.
No siempre las fiestas patrias se celebraron con vino, chicha cueca, choripanes, asados, cumbias, fondas, ramada, tamboreo y huifa. La historia es clara y aporta datos curiosos. En la capital, el primer "18", en 1811, no hubo festejos, debido a los resquemores que separaban a los padres de la patria. Las únicas celebraciones fueron privadas, en las casas de los patriotas más pudientes. Sin duda, se bailaron "cuando", el "pequén" y otros ritmos propios de ese tiempo.
En 1812, la fiesta se postergó para el 30 de septiembre y se realizó en el llamado "Palacio de Uztáriz", costado norponiente donde funciona el Correo Central de Santiago. Éste fue adornado con bujías y velones de sebo. El gobierno dispuso embanderamiento e iluminación general. Pero los resentimientos, no habían desaparecido. De 600 invitados, sólo asistieron 200 caballeros y 61 señoras. En la fiesta se contó con música. Los brindis y la tertulia los encabezó fray Camilo Henríquez, "el de la buena vida y la mala muerte". Simultáneamente, a fin de que el pueblo disfrutara, hubo fondas en el cerro Santa Lucía, entonces llamado Huelén.
Como la Junta de 1810 había jurado lealtad a España, sin proclamar independencia, el primer "Dieciocho" parecido a los actuales se celebró recién en 1817. Lo presidió el general José de San Martín, debido a que el general Bernardo O'Higgins aún combatía contra los realistas en la zona sur. La fiesta fue en una mansión en Merced con San Antonio, perteneciente al criollo Francisco Ramírez, con asistencia de 400 invitados. Disfrutaron toda la noche. En la mañana, se fueron a misa a la Catedral, en el que puede considerarse el primer Te Deum.
También hay referencia de festejos masivos a partir de 1827. Importante; las fondas de "La Pampilla", hoy el Parque O'Higgins, debutaron en 1834. Ni qué decir del 18 de septiembre de 1910, año del Centenario. El Vicepresidente Ramón Barros Luco ofreció un banquete en La Moneda. El idioma francés imperaba. Menú: Cavier en block, Potage Gentilhomme, Langouste Bordelaise, Croustade Péregeux, Selles d´Agneau Bouqueterie, Puch a la romaine, Dindon Roti, Salade, Asperger au beurre, Croutes aux fruits, Bombes Chantiyi, Fruits y Café. Como fueron solamente 11 platos, ¡nadie pidió repetición!
Chillán nunca ha estado ausente de las celebraciones Una de las actividades del Centenario fue la puesta en marcha de tranvías eléctricos, que llegaban hasta la Plaza de Armas.
Hoy, la capital de la Región de Ñuble festeja el "18" con la Semana de la Chilenidad. La competencia de la mejor empanada, presentaciones de conjuntos folklóricos y las fondas, esta vez en Avenida Brasil con Cocharcas, son algunas de las múltiples atracciones. El eje estará en torno a la Plaza de Armas. El programa incluirá un rodeo, como corresponde a una tierra legítimamente huasa.
Raúl Rojas, Periodista y Académico.
El 4 de septiembre se le vio feliz y con buen semblante, en la última actividad en Chillán, para la entrega del aguinaldo a los pensionados. Hasta esa fecha todo marchaba bien, pero 5 días después, se desplomó en su oficina, producto de un infarto cerebro vascular. Ayer fue despedido en multitudinaria ceremonia Julio San Martín.
Una simple quema de un pastizal para limpieza que se descontroló derivó
en la explosión de un container con material inflamable que colapsó tres viviendas y causó un incendio que arrasó otra casa y un galpón en un radio de aproximadamente 300 metros en el sector Canchillas de Cerro Negro, en Quillón.
Una larga lucha en tribunales enfrentó la familia del profesor chillanejo León Ortiz y su hija Valeria, quienes murieron producto del tsunami que afectó a Dichato el 27-F. Luego que el Tercer Juzgado Civil de Concepción fallara en favor de la familia, en el 2015, sólo ayer la Corte de Apelaciones penquista ratificó la sentencia de primera instancia.