Ayer se celebró el "Día del Trabajador Radial". Pero, ya no se celebra como lo hacíamos antes. Paradójicamente, en muchos casos, el trabajador radial celebra hoy su día…¡trabajando!
Hace años, esta celebración se notaba nacionalmente, porque una emisora quedaba "de guardia" en el país, mientras las otras entraban "en cadena" o silenciaban sus frecuencias radiales. Entonces, sus trabajadores dedicaban el día a realizar paseos campestres, reuniones de convivencia o simpáticos almuerzos. O sea, era una fecha de grato estrechamiento de relaciones humanas entre quienes desarrollábamos esas nobles tareas de "informar, entretener y educar", a través de las ondas.
Ahora son muy pocas las emisoras que cierran sus transmisiones totalmente, con el fin de que su personal practique esa convivencia, tan necesaria en cualquier conglomerado humano. Predomina el poder del dinero a través de la publicidad, por sobre las conquistas logradas por los trabajadores.
He consagrado mi vida a la radio. Desde muy joven comencé tras los micrófonos, primero como locutor y más tarde como periodista. Carrera larga que no olvida las radios santiaguinas Bulnes, Nuevo Mundo, Chilena, Corporación, Cooperativa. Las gigantescas Nederland (Holanda), Habana (Cuba), Algerie (Argelia), Cristal (España)…y ahora, en Chillán, Alborada y Cariñosa, donde sigo disfrutando con el contacto cotidiano con mi gente de Ñuble.
La radio es la compañera de la inmediatez, de las horas de soledad, en los inviernos crudos, en las noches cálidas veraniegas, en la tertulia de amigos o en la celebración alegre y bullanguera. La radio está en los grandes momentos y en los de angustia ante la tragedia. Nos describe la actualidad y nos recuerda la historia. Entra en nuestras casas sin tocar la puerta, y aporta a nuestras vidas la palabra oportuna, el recuerdo musical o la enseñanza necesaria.
El trabajador radial tiene, en consecuencia, una enorme responsabilidad social. Porque debe prepararse para enfrentar cualquier evento, para la circunstancia no esperada, para la instancia precisa. Y debe estar disponible para actuar cuando la ocasión lo necesite, dejando de lado preferencias personales y anhelos individuales. Debe actuar con la amplitud de criterios suficiente, la tolerancia sin límites y la claridad mayor, con el fin de que su mensaje llegue sin estridencias, contundente y eficaz, a una sociedad ávida de conocer, de saber, para poder seguir soñando, seguir creciendo y avanzando en la conquista de una forma de vida más justa, más solidaria, sencillamente, mejor.
Miguel Ángel San Martín Periodista.