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De sueños y añoranzas: la incansable travesía musical de Tan Valenzuela

CULTURA LOCAL. El chillanejo sigue con el mismo tesón que en sus inicios; entiende y vive la música como una forma de enfrentarse al mundo y, pese a los obstáculos provincianos, no decae.
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En 2010 Sebastián "Tan" Valenzuela decidió dejar atrás sus experiencias conjuntas con formaciones en formato banda y comenzar una trayectoria solista. Siete años después, con tres discos a su haber, cree que esa decisión -la de emprender camino propio- fue acertada, recogiendo sus inquietudes y la manera en que encara la música.

Su travesía bien puede resumir la imagen del artista provinciano que experimenta la paradoja de permanecer lejos de los grandes polos culturales: por un lado está la calma y la distancia como catalizadores de estados creativos y por el otro aparecen la falta de espacios y de nuevos públicos.

Tan Valenzuela se ha forjado, como músico y humano, en Chillán. O más bien en Ñuble. En la nueva región vivió aquella primera infancia de la que ahora, miles de historias de por medio, escribe. Su despertar artístico, el deslumbre por hacer canciones, también le llegó en esta tierra, que es la suya, aún.

"Por distintas razones me he ido quedando acá. En un tiempo me convertí en una especie de profesor itinerante, haciendo clases en muchas comunas, me lo propuse así porque me interesaba que las y los estudiantes tuvieran acceso a la buena música, educar, de alguna manera, desde ese lugar que es muy importante para mí. Bueno, al final uno está donde quiere y puede", reflexiona el autor de "Baño de invitados".

La labor pedagoga siempre ha estado presente, tal vez, por la significación terapéutica que le da a la música que, a su juicio, se hace y escucha bien. "A veces me ha pasado que no estar atravesando por un buen momento o que las cosas se ponen difíciles y, de repente, escuchar un tema o tocar la guitarra te salva de caer a un pozo. No todos lo entienden, pero para los que estamos en esto no hay excusas ni pretextos para no hacer música, hay que seguir adelante como sea y arriesgar, de eso se trata", dice.

Sus influencias musicales, si se quiere, son eclécticas y responden a una necesidad por deconstruir lo antes hecho. En su afán melómano pueden convivir bandas como My Chemical Romance u Oasis; compositores clásicos como Franz Schubert; y los ineludibles Víctor Jara y Violeta Parra.

La lírica de Tan, por otra parte, proviene de las vivencias propias y colectivas y del yo más íntimo, pero también de un universo literario que se le comenzó a revelar hace algún tiempo. En él aparecen, como estrellas de una misma galaxia, obras de Manuel Rojas, Nicanor Parra, Antón Chéjov, Charles Bukowski y Roberto Bolaño -su máxima devoción-, entre otros.

Pasado y presente

Tan Valenzuela ha grabado tres discos de estudio como solista: "Plenitud", "Yo Canto a la Chillaneja" (por el que fue nominado a un Altazor) y "Arrullo". Con sus anteriores agrupaciones Ecos, Claro Oscuro, Peatones y Los Ruidofino, registró otros tantos.

"La verdad es que me di cuenta que me manejo mejor trabajando de manera individual. Agradezco todo lo que viví con mis bandas, pero por una cuestión práctica me acomoda mucho más lo que estoy haciendo actualmente. Me preocupo de todo, desde componer y grabar los distintos instrumentos hasta la producción que conllevan mis proyectos", asegura el multiinstrumentista.

En Chillán el nombre de Tan Valenzuela es uno de los más reconocibles a la hora de hablar de una "escena local". Tiene años de circo en el cuerpo y se nota. "Hace poco estuve tocando en San Pedro de Atacama y me di cuenta de que mi música puede funcionar en otros lugares, no sólo en donde lo he hecho siempre. Por otro lado en Chillán cada vez hay menos lugares para tocar y eso es un tema importante. Lo bueno es que siguen saliendo buenos músicos", lanza.

Por estos días se encuentra promocionando su último sencillo "Pabellones normales", que se suma a la tendencia de publicar escalonadamente. La idea es que la canción forme parte de un futuro EP.

Nueva canción

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Lo último de Tan Valenzuela se llama "Pabellones normales", una canción que compuso hace algunos meses, registró en estudio y ya se encuentra en la web. La letra remite al lugar en el que alguna vez pasó su infancia, como el cálido hogar que se le aparece ya adulto, pero que, naturalmente, resulta irretornable. El pasado 18 de septiembre se lanzó el videoclip que contó con la participación del audiovisualista Jaime Ayala en dirección y de José Concha y Fernanda Bustos en actuaciones. El material se rodó en la localidad de Huechupín, camino a Quinchamalí. Disponible en youtube.