Secciones

La tienda para mascotas que nació inspirada en el amor de una mamá

YUNGAY. Después de intentar en distintos trabajos, egresada de medicina veterinaria abrió su negocio que le permite emprender y cuidar a su hija.
E-mail Compartir

Marcelo Arroyo L.

Su hija, su profesión y los deseos de trabajar de manera independiente motivaron a Natalia Herrera, egresada de medicina veterinaria de la Universidad de Concepción, a convertirse en emprendedora.

"Nunca me imaginé tener mi propio negocio y que me fuese bien", dice esta madre de 28 años desde la comuna de Yungay.

Este camino en que hoy aspira a seguir consolidando su tienda con alimentos y accesorios para mascotas y un servicio de peluquería, ha tenido varias dificultades y desafíos que superar.

"Emprender no ha sido fácil. Me hago cargo de todo en mi negocio y eso a veces es estresante", afirma esta emprendedora que debe velar que todo marche bien, preocuparse de los pedidos y que su tienda generar los recursos suficientes para vivir y "cubrir todas sus deudas".

El primer paso

Natalia Herrera, nacida y educada en tierras yungayinas, decidió estudiar la carrera de medicina veterinaria en Chillán. Cuando estaba en cuarto año, cuenta, quedó embarazada de su hija que nació cuando ella estaba en el proceso de egreso.

"Decidí emprender luego de terminar mis estudios. Si bien me faltaba la tesis y el examen final, quise poner en marcha uno de mis grandes sueños", comenta.

Una de las razones fue el nacimiento de su hija (hoy de seis años), que de alguna manera le cambió su vida.

"Mi hija nació con fisura labiopalatina, por lo que tuve que empezar a ir a los controles y tratamientos médicos con dos cirugías en Santiago. Es un proceso médico que sigue hasta los 18 años", señala.

Sin embargo, el deseo de trabajar la llevó hasta la casa de su hermano en Linares, pero el aspecto laboral no prosperó como ella quería y decidió regresar a su tierra, en la ciudad más sureña de la región de Ñuble.

Emprendedora

En su natal Yungay la suerte empezó a sonreírle.

"Tuve la suerte que un pariente, a quien conocía porque había cuidado a su hijo, me ofreció dinero para poder trabajar mientras terminaba la Universidad para vender ropa, pero yo soñaba con tener una tienda con alimentos y accesorios para mascotas", relata Natalia.

Con ese préstamo de un millón de pesos inició su negocio a finales de 2014.

"Pagué el arriendo del local, el mes de garantía y partí con pocas cosas. Después nos asociamos con una amiga (y colega) que puso la parte de los accesorios para mascotas. Eso duró un año aproximadamente y yo seguí trabajando con los accesorios sola. Luego incorporé la peluquería canina, la venta de antiparasitarios, shampoo para animales y todo para las mascotas", detalla por su tienda que abre a las 8.30 y cierra las 20 horas.

Nueva esperanza

Cuando Natalia Herrera inició su negocio, solo había en Yungay una clínica veterinaria.

Hoy la competencia es mucho mayor, pero esto no le preocupa a esta emprendedora por dos razones poderosas: su tienda es la más completa y sus conocimientos profesionales en animales menores le dan un plus a su negocio. "Siempre mantengo un stock variado de comida para todo tipo de animales como aves, tortugas y peces", comenta.

Esto fue posible gracias a su espíritu de superación y el apoyo de entidades como Banigualdad.

"Ha sido una gran ayuda. Aunque era poquito, me sirvió bastante porque lo invertí 100% en accesorios para mascotas", dice Natalia Herrera.

Si bien hace unos días le ofrecieron un trabajo en una clínica, ella prefiere seguir con su emprendimiento que le permite también cuidar mejor a su hija Valentina. "Voy a ser independiente hasta que pueda", afirma.

Apoyo a emprendedores

Las personas que buscan una oportunidad para emprender tienen en Banigualdad un gran aliado, dice Marcelo Huenchuñir, gerente de Microfinanzas. "La tarea de Banigualdad consiste en entregar microcréditos individuales a grupos de emprendedores, es decir, personas que se organizan en sus barrios para recibir sus préstamos", señala. Los montos del financiamiento fluctúan desde los $100.000 y el millón de pesos, para aquellos emprendedores que llevan tiempo en la Fundación.

Programa de corfo generará Cadenas de valor con productores de frutillas y castañas el territorio Laja

E-mail Compartir

Otra herramienta para generar valor agregado e innovar hacia una producción sustentable. Alrededor de 220 productores de castañas y frutillas de la nueva provincia de Diguillín se beneficiaran del Programa Territorial Integrado (PTI) Laja Diguillín de Cadenas de Valor en esos dos cultivos, que es impulsado por Corfo regional y la Seremía de Agricultura.

El programa busca impactar en las economías locales mejorando su productividad, atraer inversiones públicas y privadas, generar valor agregado e innovar hacia una producción sustentable en plena armonía con el medio ambiente y los recursos naturales del territorio

"Este programa apunta a mejorar la competitividad de la cadena de valor frutícola principalmente de las frutillas y castañas del territorio Laja Diguillín en mercados nacionales y mejorar las oportunidades de inserción a cadenas globales", dijo Jaime Ramírez, gerente de este programa.

El directivo indicó que este PTI se vincula con el territorio con un "modelo de gestión" que es un plan de acción articulador de proyectos e iniciativas habilitantes y que aporten a superar los principales factores limitantes.

Se estima que este programa beneficiará directamente 150 pequeños productores de castaños y 70 de frutillas de las comunas de Bulnes, El Carmen, Pemuco y San Ignacio.

"Este proyecto dura tres años, pero se evalúa anualmente", comentó.

Jaime Ramírez agregó que la ejecución se llevará a cabo a través de un gestor territorial quien coordina la gobernanza del proyecto, con un conjunto de agentes que representan a los actores de las cadenas de valor.

La idea es que se puedan articular una serie de proyectos que tiene que ver con la superación de algunos factores licitantes como el riego o la producción limpia, por ejemplo", señaló el gerente de este programa.

El costo del Programa asciende a $136.013.400, de los cuales CORFO aporta un 73% del total.