Ansiedad y fuegos artificiales
Entre los ediles hay mayor conciencia de un uso prudente y transparente de los recursos que son municipales. Sin embargo, reconocen la importancia de las capacitaciones para una mejor gestión. La ansiedad está vinculada con la depresión, producto de un estilo de vida centrado en lo material.
En dos minutos se adelantó el Año Nuevo en Santiago, por el encendido anticipado de los fuegos artificiales de la Torre Entel. El hecho causó desconcierto, cierto malestar y luego fue motivo de múltiples comentarios, y hasta burlas, en las redes sociales. Si bien el festejo anticipado sólo afectó a la capital, vale la pena detenerse en la explicación que dio el alcalde de Santiago: todo se debió a la ansiedad de los encargados del "sistema".
No todos saben que la ansiedad, definida por los especialistas como exceso de futuro, es uno de los mayores trastornos mentales de nuestro tiempo. En Estados Unidos, afecta a 15 millones de personas. En Chile, a por lo menos 1 millón 400 mil compatriotas. Una de sus características principales es la incertidumbre ante el mañana y la cuasi seguridad de "algo malo va a pasar". Naturalmente, no tiene fundamento alguno. Mañana no tiene por qué ocurrir nada terrible. Ya lo dijo el Dalai Lama; "Existen dos días muy inútiles: el ayer y el mañana. El ayer, porque ya pasó, y el mañana, porque aún no ha llegado".
Por error se atribuye el problema exclusivamente a la juventud. Todo lo contrario: los jóvenes viven en presente y no se deprimen por el pasado ni se tensan por el futuro. La ansiedad es un fenómeno propio de la edad adulta en general, y del adulto mayor en particular. Entre los primeros, porque hay pocas certezas económicas, laborales, familiares y de muchos otros tipos. Están en la etapa de construir sus vidas y temen no conseguirlo antes de enfermar y envejecer. En los caso de los veteranos, es porque temen a la debilidad, la enfermedad y la muerte.
Nadie puede extrañarse de que los encargados de los fuegos artificiales los encendieran antes de lo programado. Sencillamente, fueron víctimas de la ansiedad. Ésta, en el Chile actual, se expresa no sólo en Año Nuevo, sino en todos los feriados largos. Y no sólo en las festividades y días libres, sino en la vida cotidiana. La gente se levanta, camina, trabaja y regresa a casa ansiosa y agresiva. Reacciona desmedidamente ante los hechos más sencillos. Vive en estado de enojo. Por ahora, el fenómeno se concentra en las grandes ciudades. El problema consiste en que, igual que una epidemia, es muy contagioso y tiende a extenderse a regiones, donde las personas asumen otro estilo de vida.
¡Cuidado! La ansiedad está vinculada con la depresión. Es producto de un estilo de vida concentrado en lo material, que olvida principios y valores y que, para decirlo en una frase muy chilena, no distingue la paja del trigo. Si me pidieran un deseo para 2018, éste sería que dejemos de vivir en estado negativo ansioso y empecemos a disfrutar de las cosas buenas de la existencia. Así tendremos una vida mejor y, muy importante, también más larga.
Raúl Rojas, Periodista y Académico .