Buena parte de la atención de los medios de comunicación de los últimos días se concentró en el "Oscar" otorgado a la película chilena "Una mujer fantástica", el cual celebramos como reconocimiento a su calidad y creatividad. Sin embargo, en nuestro país quedan muchas tareas fantásticas por hacer, las cuales reseñamos.
La más importante es una lucha frontal contra la pobreza en todos los frentes: trabajo, remuneraciones decentes, vivienda, educación, salud y mejor calidad de vida en general. Sería fantástico terminar de verdad (y no sólo comunicacionalmente) con los muchos campamentos y poblaciones marginales que todavía subsisten en Chile. También lo sería proporcionar a los desposeídos oportunidades de trabajo, de acceder a la enseñanza, tener una atención digna en la salud pública y no estar las madrugadas frente a los consultorios para conseguir un número de atención. Ni qué hablar de darles acceso a una vivienda medianamente digna.
Otro logro, tan fantástico como el anterior, consistiría en que realmente, más allá de los comunicados oficiales, los hijos de la gente de clase media y de los más pobres tuvieran verdadero acceso a los colegios de calidad. Naturalmente, para que esto ocurriera, tendríamos que contar con una educación de calidad, con profesores masivamente capacitados para impartirla, que periódicamente recibieran perfeccionamiento. Los hay buenos. Pero se puede más.
Se entregaría un "Oscar" a la autoridad que fuera capaz de hacer una contrarreforma del sistema penal y terminar con las garantías que hoy tienen los delincuentes, las cuales, por desgracia, no son las mismas para sus víctimas.
Digna de una distinción de este tipo también sería un cambio en los estamentos profesionales y laborales. En los primeros, mediante el ejercicio de la verdadera responsabilidad social empresarial. En los segundos, para trabajar mejor. En los últimos días, la OCDE entregó un informe según el cual Chile es uno de los países donde se trabaja más horas con menos productividad.
Otro reconocimiento de marca mayor correspondería a quienes pusieran fin al centralismo evidente que vive Chile. No se trata sólo de terminar con "hay que ir a Santiago", sino de entregar a las regiones más recursos y mayor autonomía para resolver temas que les corresponden. En ese sentido, apostamos nuestras fichas a que la puesta en marcha de la Región de Ñuble abra y mejores oportunidades para todos sus habitantes. Como ustedes pueden ver, quedan muchas cosas fantásticas por hacer. No sólo una película. Ojalá el Ser Supremo acompañe a Chile en esta cruzada, que incluye también sepultar las odiosidades del pasado reciente y proyectarnos a un futuro mejor.
Raúl Rojas, Periodista y Académico.