Este año, el evento artístico cultural que se ha realizado ininterrumpidamente desde el 2002, tendrá como apellido "Diálogo desde los orígenes", con el fin de "apuntar a la multiculturalidad, a un diálogo entre las culturas que estarán representadas por distintos escritores. Ese es el sentido que tendrá este año, porque queremos estar insertos en la contingencia, en lo que nos está pasando como país", informó Fernando May, presidente del Grupo Literario Ñuble, entidad organizadora del encuentro poético.

En cuanto a los realizadores comentados por May y que serán representantes de su comunidades y del espíritu del certamen de este año, "podemos destacar a Leonel Lienlaf, poeta mapuche; a Jean Jacques Pierre-Pau, de Haití; y a Gloria Mendoza, escritora peruana de la cultura aymara", complementó el ingeniero forestal de profesión que se ha dedicado a la difusión de las letras y la generación de espacios literarios desde hace más de dos décadas.

Respecto a la continuidad que ha logrado el evento poético y que le ha permitido transformarse en un punto importante en la agenda de los escritores y poetas que participan todos los años, May explica que "es muy valioso que el Chillán Poesía se realice todos los años, porque muchas veces los escritores que son sumamente entusiastas lo hacen por uno o dos años y después quedan botados. Lo que está puesto en valor aquí es la permanencia. Eso lo hace que sea tan respetado y que se interesen en venir escritores, poetas, y narradores tan valorados", manifestó el difusor de las letras.

Con el mismo optimismo cuenta sobre las jornadas de lecturas que realizaran los escritores participantes en algunos colegios. "Ya es una tradición que en las mañanas nuestros invitados visiten los colegios. Esta vez vamos a regalarles a esos colegios libros de los autores que les visitarán para que queden en la biblioteca. Les compramos 200 libros más o menos a los autores y se dividirán por autor y colegio", finalizó Fernando May.

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Clemente Riedemann habla pausado e hila las palabras como si fuese componiendo lentos y significativos versos llenos de reflexión. Actualmente, cercano a los 66 años, indica que se siente mayor, por lo mismo debe hacer cosas que entreguen algún aporte. "A mí lo que me preocupa siempre es hacer un buen trabajo. Ese es mi único norte", sintetiza respecto a su presente el escritor oriundo de Valdivia.

Riedemann, ganador del Premio Nacional de Poesía del Mineduc en 1971 y de varios otros certámenes que estimulan y galardonan el quehacer literario, será uno de los autores que participarán de la versión de este año del Chillán Poesía, evento artístico cultural que, como su nombre lo indica, se centra en el mundo de los versos.

El escritor, al recordar sobre sus inicios en el mundo de las letras, el cual está muy ligado a su infancia por provenir de una familia de asiduos lectores, explica que "eso es casi una especie de prehistoria personal y los datos son más bien vagos, porque el tiempo va modificando el recuerdo, lo va amononando a la pinta de una cierta historia personal", medita Riedemann respecto al tiempo y la memoria. Luego continúa: "yo creo que la cercanía o la aproximación a la lectura vino primero por una cosa familiar, mis padres eran muy buenos lectores. Además, el diario llegaba todos los días y escuchaban mucha radio. Este fue el mundo discursivo en el que yo me formé, por lo tanto la lectura y la narración fueron algo muy normal. Luego viene que uno de niño tiende a imitar lo que hacen los papás. De modo que acceder a la lectura no fue nada difícil", cuenta Clemente sobre su pasado rodeado de letras que anidaron en él la curiosidad y el deseo por observar y narrar, sentimientos que fueron estimulados por el entorno de su casa de niñez en Valdivia.

"Después comencé a escribir porque vivía en un lugar poético, como era Valdivia a orillas del Calle-Calle, con un aeródromo al otro lado del río y del que despegaban aviones; con una línea férrea por la que pasaban trenes al fondo del patio; más toda la naturaleza, la pajarería, los insectos, las flores, las huertas, los árboles frutales. Era, de verdad, un ambiente para educar la mente de un niños en cuanto a la valoración de la naturaleza sin dejar de lado la cultura y la tecnología", narra el autor de Riedemann Blues, libro que lo acompañó en su participación del Chillán Poesía del 2016.

Infancia y sensibilidad

Respecto a los diversos estímulos que nutrieron su imaginario, el escritor enfatiza en la importancia de acercar la lectura a los más jóvenes.

"Cuando leo o les recito mis texto a los niños va incluida mi apreciación de ese mundo. Mis experiencias anteriores en colegios han demostrado que los niños logran captar con mucha sensibilidad la relación entre naturaleza, cultura y tecnología con la que están construidos la mayoría de mis textos", revela el ganador del Premio Pablo Neruda en 1990.

Así y todo, Riedemann cree que los habitantes de las ciudades, y por ende también los jóvenes, están constantemente leyendo al transitar la ciudad.

"Hoy en nuestras ciudades, producto de la tecnología impulsada por el neoliberalismo, hay mucha más cultura pública. Andar por las calles, sobre todo por las ciudades más urbanizadas, es como leer un libro que es sonoro, audiovisual. Y la publicidad, que donde yo considero que está el arte contemporáneo de vanguardia, son prácticamente libros urbanos abiertos", concluyó Riedemann.