La nueva política migratoria anunciada y puesta en marcha hace algunas semanas por el gobierno del presidente Sebastián Piñera, tiene como propósito principal ordenar el creciente fenómeno de migración que Chile está experimentando desde hace ya varios años.
Según cifras oficiales, el 2017 vivían en el país cerca de 680 mil extranjeros en situación regular, a los que se sumaban alrededor de 300 mil que si bien no tenían los permisos necesarios, habitaban de igual manera diversas ciudades de las más variadas regiones. Juntos, sumaban cerca del millón de personas, algo así como el 6 por ciento de la población del nuestro país , ateniéndonos a datos objetivos.
El alto apoyo ciudadano que esta medida ha tenido ( 75% según Cadem) da muestra de que los chilenos no rechazan - al menos en términos generales - el acceso de extranjeros, sino que buscan que su ingreso se haga con responsabilidad , seriedad y sin interrumpir el correcto desarrollo de sus vidas.
El gran desafío entonces es generar las condiciones necesarias para que las garantías sociales sean aseguradas . Las 10 ciudades que más extranjeros han recibido han aumentado sus demanda de salud pública en un 300 por ciento, vale decir, en esas comunas, las consultas médicas se han multiplicado por 3.
El Ejecutivo busca, entonces, una migración responsable, cuestión que han entendido también los ciudadanos de otros países que han acudido ordenadamente con sus antecedentes en mano a los diversos centros destinados al efecto, a fin de desarrollar el trámite que obliga el nuevo decreto legal. A lo anterior, se suman los aplausos que ha recibido el Presidente Piñera en los ya descritos centros, pues las personas entienden que esta iniciativa pretende asegurar su presencia en el país, pero en condiciones justas, dignas y ordenadas. Los migrantes también quieren eso. Si han venido no es por mera curiosidad, sino por que ven en Chile las posibilidades que en sus tierras fueron arrebatadas. Un país próspero, como el nuestro, debe mostrarse abierto a recibir a quienes deseen venir a aportar, para seguir creciendo y mejorando , tendiendo una mano amiga a los que - por diversas razones- se han alejado de sus seres queridos e iniciado esta indefinida travesía.
Las nuevas visas exigidas ahora a los ciudadanos haitianos, homologan sus condiciones de ingreso a las que ya tienen habitantes de 105 países en Chile. Pensar que dicha política entorpecerá el proceso es un error, pues solo permitirá mejorar los tiempos, ordenar el ingreso y entregarle dignidad a los que han llegado buscando nuevos horizontes. Su presencia enriquece nuestra sociedad y demuestra que juntos podemos construir un mejor futuro para todos.
Frank Sauerbaum Muñoz Ingeniero Comercial. Diputado por Ñuble.