Secciones

El artista visual partió con un He-Man roto

Jorge Crowe activa sus juguetes sonoros

E-mail Compartir

-¿Cómo eran tus juguetes de niño?

-Jugaba con He-Man y unos Rastis, la versión argentina de los Legos. No tenía muchos y los quería un montón. Un día mi perro le masticó un brazo entero a un He-Man y, después de superar esa pequeña tragedia infantil, decidí construirle un brazo robótico como las películas de esa época. Así salió mi primer ciborg. También tenía una Commodore 64 y más tarde mi primer Nintendo. Siempre fui muy poco deportista. Todos mis juegos tenían que ver con la habitación y con la actividad sedentaria, ese era mi mundo.


En resumen

- ¿Cómo empezaste a crear tu universo electrónico?

- Cuando terminé la secundaria decidí estudiar artes plásticas y tenía la idea de que la electrónica era una ciencia compleja que requería matemáticas y física. No contemplé que la electrónica para las aplicaciones artísticas y educativas es mucho mas elemental y sencilla. Comencé a andar en un camino que hace tiempo quería transitar. Hace diez años arranqué con la electrónica aplicada al arte. Comenzó con el objeto electrónico, de ahí pasó a la instalación, de ahí a tocar en vivo y la música electrónica.

- ¿Qué resultados ves en adultos y niños que crean?

- La electrónica tiene una cualidad que me gusta invocar. La fuerza que pone a las cosas en acción es invisible, mágica. Generar sonidos con electrónica es sorprendente. Prender un Led ya es un gesto que atrapa, o activar un motor y mover algo. Me recuerdo fascinado componiendo mi primer circuito sonoro. Estuve hasta altas horas en la noche y no podía creer que lograra esos chillidos de ciencia ficción. Eso es lo que busco cuando inicio a alguien en la electrónica: revivir ese momento alquímico.

3 preguntas

1

Jorge Crowe es un artista argentino que usa la electrónica analógica para hacer arte. Suyo es "Ludotecnia", un espectáculo en el que utiliza juguetes intervenidos para disparar pistas que suenan a ciencia ficción. Por estos días está en Chile invitado por la Fundación Planea.

2

3

Las actividades del Laboratorio de Juguete de Crowe están en fundacionplanea.org

Facebook / jorge crowe

Nuevos tiempos para Pixar

Brad Bird retoma "Los increíbles" en tiempos de conciencia de género. Busca repetir el éxito de la precuela del año 2004, retomando la familia de súper héroes que pagan las cuentas y alimentan a sus hijos.
E-mail Compartir

El negocio de la nostalgia y las buenas cifras de los éxitos ya probados son los principales responsables de las secuelas que periódicamente salen a la luz. Especialmente en el caso de Disney, empresa todopoderosa que compró Pixar para llevarse parte de la torta.

No es un reclamo. Los estudios cuentan con un catálogo privilegiado dentro de la animación occidental (no nos olvidemos de esa fuente de maravillas que es el cine animado oriental), pero cabe preguntarse si es mejor invertir energía en la extensión de apuestas o, como en el caso de "Coco", en la invención de nuevos mundos. Esto nos lleva al meollo del asunto: ¿Era necesario volver a la familia de superhéroes que Brad Bird comenzó a idear en el año 1993 y recién pudo ver en la pantalla 11 años más tarde?

"Los increíbles" fue un proyecto personal del director. Partió como un homenaje a los superhéroes y también a las películas de espías que Bird consumía en la infancia, pero fue progresivamente impregnándose de los dilemas propios de la vida familiar de su creador, especialmente en relación al tiempo dedicado al trabajo versus las responsabilidades domésticas. El gran conflicto de esa súperfamilia es justamente ese: tener la obligación moral de salvar al mundo sin olvidarse de lavar los platos y pagar las cuentas. Pero Bird fue más allá: alimentó su universo con comentarios sociales sobre la prensa y la vida en los suburbios, se burló de la burocracia e imaginó un mundo políticamente correcto en el que los justicieros vestidos con malla y antifaces eran discriminados como muchas otras minorías dentro del país. Cuando vio el primer corte, el gran Hayao Miyazaki le dijo: "Creo que estás haciendo algo muy aventurado dentro del cine americano".

¿Se puede estar a la altura de esa película que se alineó en el firmamento de Pixar junto a obras como "Up" o "Wall-E"? La respuesta es no, y Bird probablemente lo sabe. Pero también parece entender que la extensión de su universo puede ser un divertimento desechable ideado a la luz de la coyuntura. Porque, apostando por la inversión de roles de género, el gran personaje de "Los increíbles 2" es la madre, Elasticgirl, quien es invitada a liderar una campaña para que los superhéroes dejen de ser ilegales. El mentor de la iniciativa es un tecnócrata millonario (entre Steve Jobs y Elon Musk) que, aprovechando las redes sociales, pretende devolverle la confianza a la comunidad mediante una cámara que registra las buenas acciones de la justiciera. Mientras tanto, el padre debe comerse el orgullo por no haber sido elegido y cuidar a sus hijos, especialmente al recién nacido Jack-Jack, quien sorprende a todos con las primeras manifestaciones de sus súperpoderes.

"Los increíbles 2" pierde en la comparación con la precuela, y su razón de ser es cuestionable, pero Bird no puede defraudar. El humor, el detallismo con el que construye las escenas de acción y su lucidez frente al estado del mundo son virtudes que siempre sumarán.

Esta súperfamilia tiene la obligación moral de salvar el mundo, al mismo tiempo que lava los platos y prepara la leche.


en resumen

Por Andrés Nazarala R

fotograma de lapelícula

Los Increíbles 2 es la secuela de The Incredibles, película de animación dirigida por Brad Bird y producida por Disney y Pixar. En esta ocasión los roles de género se flexibilizan.