Y llegó agosto con su carga de inquietud para los mayores e ilusión para los niños. Sólo en Chile se habla de "pasar agosto", como un logro de vida de los adultos mayores, en una imagen simpática de un drama. Sí, porque "pasar agosto" significa, ni más ni menos, que no nos hemos muerto antes. Es decir, ante el drama de la muerte, la sonrisa para esperar un nuevo agosto, transitando un año más por los caminos de la vida.
Es curioso esto. Cuando lo cuento aquí en Europa, no comprenden nuestro permanente doble sentido, ni entienden que tengamos un humor negro tan profundo e inclemente. Y eso es verdad.
Lo de hablar en doble sentido es una "cualidad" que aprendemos desde niños y desarrollamos con audacia y esmero durante toda la vida. Es una forma que nos distingue como enrevesados, irresolutos o ambiguos. Que no queremos decir derechamente lo que pensamos o entendemos. Así me lo han hecho saber, con una carga de curiosidad.
No decimos las cosas claras y definidas. Nos vamos por las ramas. Decimos algo, pero queriendo decir otra cosa. Varios humoristas, como Coco Legrand, nos reflejan y retratan en algunas rutinas escuchadas hasta el cansancio. O sea, hasta nos reímos de nosotros mismos.
No nos nombramos. Nos llamamos por sobrenombres. Y son motes basados en nuestros defectos: "Mono", porque es peludo; "Pata de lustrin", porque usa calzas ya que tiene una pierna más corta; "Bacinica", porque le falta una oreja; "Cuento corto", porque le faltan dedos en una mano; "Guatón", porque es gordo; "Cabeza de ajo", porque tiene canas; "Macabeo", porque se preocupa mucho de la esposa… En fin, se puede escribir una enciclopedia con tantos sobrenombres.
Por estas características nuestras, "pasar agosto" se ha consolidado como una tradición chilena dedicada a los adultos mayores que no murieron antes de este mes. Tradición que se celebra en las plazas y parques, con vino y música, en forma masiva y dicharachera.
Afortunadamente, también han puesto en agosto el "Día del niño", lo cual conforma una rara mezcla de entrega amorosa a los más pequeños y celebración maquiavélica para los mayores. Y son los niños los que aguardan con ilusión esta fecha, pero también los comerciantes, porque este nuevo invento consumista les lleva más beneficios a sus negocios.
Agosto ya está aquí. Como soy adulto mayor chillanejo, lo celebraré porque me alarga la vida un año más. Pero, como también soy abuelo, voy preparando unos pesitos para llevarles unos engañitos a mis nietos y verles sonreír.
Miguel Ángel San Martín Periodista.