Pobreza en Ñuble y sus múltiples caras
El acceso desigual a la educación, vivienda o seguridad social son algunas de las dimensiones de la pobreza, que impacta más severamente en niños y jóvenes.
Manteniendo la misma tendencia que deja a la Región de Ñuble como la segunda del país con el mayor índice de personas en situación de pobreza por ingresos (16%), la Encuesta Casen 2017 sumó esta semana un nuevo antecedente, el 23,6% de los niños, niñas y adolescentes del territorio viven en esta condición de vulnerabilidad, el mayor porcentaje nacional después de la Región de La Araucanía. A nivel país, el 13,9% de los niños vive en la pobreza, cifra que casi duplica el promedio de pobreza por ingresos de la población chilena, que alcanzó el 8,6% en la misma medición.
Si bien es la primera vez que la Encuesta Casen refleja la realidad de Ñuble como región independiente del Biobío, nuevamente la situación de los menores de edad en la zona es considerablemente más preocupante que en la "región madre", donde el 19,7% se ubica en esta condición. La encuesta refleja de esta manera el impacto que las menores oportunidades tanto laborales, como educacionales o de desarrollo de las personas impacta sensiblemente en la población infanto-adolescente y de ahí la relevancia que tendrá en Ñuble el que se dirijan de manera adecuada las políticas públicas y recursos por parte del Gobierno regional y nacional hacia iniciativas que permitan mejorar esta realidad actual.
El impacto de la pobreza en los niños y jóvenes entre 0 y 17 años de edad fue medido en cuatro dimensiones distintas, sin embargo una de las que preocupa en particular se refiere al porcentaje de hogares que declaran haber presenciado o vivido situaciones de consumo de drogas, alcohol o tráfico; en este rango se encuentran el 40,8% en el territorio. Lo anterior se suma a aquellos hogares donde se ha presenciado o vivido situaciones de violencia, lo que alcanza al 30%. Es decir, en al menos uno de cada tres hogares de la región se percibe el consumo de sustancias ilícitas o se observan agresiones violentas, lo cual si bien es inferior al promedio, de todos modos constituye una tasa bastante elevada para una zona con bajos índices delictuales.
Precisamente esto último pone también de manifiesto que la prevención delictual no solamente afecta a la sensación de mayor o menor temor a ser víctima de un ilícito, sino también se relaciona con una condición de pobreza al interior de esos hogares, así como el menor nivel educacional o el acceso a una vivienda son también parte de las dimensiones en las que el problema se expresa en nuestra sociedad. Superar entonces la pobreza implicará un trabajo multidisciplinario, requerirá de la participación no solo del Poder Ejecutivo a través de sus ministerios y seremías, sino también que la comunidad ñublensina tome conciencia de la oportunidad que hoy tiene la Región para brindar mejores condiciones de vida a sus habitantes y se una a este esfuerzo mancomunado, apoyando desde las organizaciones sociales o comunitarias para mejorar poco a poco la calidad de nuestros barrios y entorno más cercano, acercándonos así a la meta de reducir la brecha de la desigualdad.