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Milagros Abalo y su hábitat poético

Sobre camelias que no pudieron abrir

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-¿Cómo tomó forma "Hábitat"?

-Se armó sin obligada determinación. Casi como si los poemas se fueran llamando unos con otros. (Hay versos de unas camelias que no pudieron abrirse, los pechos de una gata que cuelgan como gotas de leche sin leche o el cactus que se atrinchera en la tierra yerma confiado en que resistirá el olvido). Al ser escritos en el mismo arco de tiempo y espacio hay un espíritu común. La poesía da cuenta de esos momentos en los que estuve cerca de la naturaleza, en su corriente.


En resumen

-Hablas de retiro en "Hábitat". ¿Logras estar "adentro"?

-Sí, todo surge en momentos para mirar con distancia, para pensar, escuchar, escuchar lo dicho por otros, para serenarse en silencio. "Retirarse a sus adentros", una de las frases de "Hábitat" tiene que ver con ese espacio y ese tiempo, ese hábitat en el que nos encontramos a nosotros. Pero no es un retirarse a lo ermitaño sino uno que convive con los otros. Tiene conciencia de eso. Ese lugar siempre será propicio para la escritura. Adentrarse es para mí una necesidad vital.

-La naturaleza, ¿te ha entregado alguna certeza?

-La única y la de siempre: "Que respiramos y dejamos de respirar", como escribió Jorge Teillier. En cualquier momento cambian las cosas. Me llama la atención los que no piensan con frecuencia en la muerte y creen que incluso eso pueden mantener a raya con su par de millones o su tremendo ego. La naturaleza además nos enseña otras cosas más vitales, como la paciencia o el desprendimiento, que sirven para sortear de mejor manera el peso de esa única certeza: que respiramos y dejamos de respirar.

milagros ábalo es licenciada en Literatura, editora de la UDP y madre de tres hijos.

3 preguntas

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Milagros Abalo acaba de publicar "Hábitat" (Hueders) donde profundiza en los espacios silenciosos para crear. Antes, abordó "La normalidad de una familia" (La Cortadera Libros, 2012) y la rabia, los suicidados de mall y el aborto en "Esto es" (Hueders, 2016).

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manuela undurraga

"Creed 2": Rocky Balboa, héroe hundido en el ocaso

Se estrena la segunda parte de la saga que Sylvester Stallone inventó para prolongar la existencia cinematográfica de su célebre personaje. Otro ejercicio de la épica sentimental de "Rocky".
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No hay duda de que las mejores películas de boxeo son las que contienen miseria. Imborrable en el recuerdo es el Anthony Quinn derrotado que, disfrazado de indio, debe humillarse en la escena final de "Réquiem para un luchador" (Ralph Nelson, 1962) o los knock-outs que recibe Jake La Motta (Robert De Niro) dentro y fuera del ring en la extraordinaria "Toro salvaje" (Martin Scorsese, 1980). El actor y guionista Sylvester Stallone y el director John G. Avildsen lo tenían claro cuando realizaron "Rocky" en el año 1976, aunque las desventuras de ese pugilista pobre y esforzado estaban sometidas a las supuestas bondades del Sueño Americano. En las próximas entregas, Rocky iría prosperando, se haría millonario y formaría una familia perfecta. Ciertamente la fama del personaje le fue restando interés a la saga en las cuatro entregas posteriores que finalizaron con "Rocky V" (1990).

Pero 16 años más tarde, Stallone volvió a acoger la derrota como condimento principal. "Rocky Balboa" (2006) nos mostró al alguna vez campeón deportivo ya retirado, melancólico, viudo (Adrianne ha muerto hace algunos años) y refugiado en su restaurante de comida italiana. Balboa volvía a la pantalla como un anciano nostálgico que regresaba al ring para protagonizar un mediático show de boxeo en Las Vegas. Lo que antes era heroico, ahora rozaba el patetismo a la luz de los efectismos de una nueva era.

Contra todo pronóstico, Rocky regresaría al cine nueve años más tarde, como personaje secundario. En "Creed" entrena a Adonis Creed, hijo de su viejo amigo Apollo, lo que le permite al director Ryan Coogler abordar el triunfo deportivo como gesta colectiva, además de contrastar la vitalidad del joven boxeador con la aflicción de un héroe hundido en el ocaso. Fue el inicio de una saga sobre las cenizas de otra.

Ahora llega "Creed 2" en la que Adonis debe luchar contra Viktor Drago, hijo de Ivan Drago, el boxeador ruso que mató a su padre y fue derrotado por Balboa en "Rocky IV" (1985). Es, obviamente, un enfrentamiento cargado de emocionalidad que le permite a Stallone hablar sobre vínculos padre-hijo y buscar la lágrima a lo largo del metraje, concentrando -como es tradición en la saga- todo el azúcar en la recta final.

"Creed 2" demuestra cierta habilidad narrativa y comercial para extender una historia que pudo haber muerto hace tres décadas, pero se siente algo repetitiva en relación a la apuesta anterior. Y, ya que estamos hablando de la importancia de la miseria como condimento en las películas de boxeo, muestra una suavización del fracaso inherente a todo pugilista o, mejor dicho, un prolongación monótona del estado crepuscular del bueno de Rocky. ¿Qué vendrá a continuación? ¿Se retirará Balboa definitivamente de la pantalla? Quién sabe.

Rocky vuelve como entrenador de adonis creed, hijo de su viejo amigo apollo, quien debe luchar contra viktor drago.


en resumen

"Creed 2" es la secuela de "Creed", saga centrada en Adonis Creed, joven boxeador que es entrenado por el legendario Rocky Balboa.

Por Andrés Nazarala R

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