El movimiento feminista no deja de crecer en todas partes. Y no es por su radicalismo, que en muchos casos despierta reticencias, sino por razones que no excluyen y su perseverancia a veces incomprendida. La mujer ha ido conquistando sus espacios mediante la argumentación y con hechos irrefutables.
En España, la presencia de la mujer ha crecido de tal modo que su presencia en la vida política, social, económica y cultural es indiscutible y masiva. Recordemos, como un simple ejemplo de la actualidad política, que al asumir Pedro Sánchez el Gobierno español, hace menos de un año, de 17 ministerios 11 son ocupados por mujeres. Con ese 64,7%, España se situó a la cabeza en el mundo, por sobre países tradicionalmente igualitarios, como Suecia, Islandia, Nicaragua o Bulgaria.
El Foro Económico Mundial presenta todos los años unos índices de igualdad que son muy tomados en cuenta a la hora de valorar a los diversos gobiernos. Para elaborar esta lista se toman en cuenta cuatro aspectos fundamentales: situación política de un país, la salud, la educación y la participación económica. En el informe del 2017, España ocupaba el puesto 24 de 114 países. Hoy ha subido notablemente.
En Chile, bajo el período de Michelle Bachelet, ocho ministerios de un total de 23 (34,8%) fueron ocupados por mujeres. En la actualidad, son siete las ministras del Gabinete de Sebastián Piñera. En Ñuble, de tres Gobernadores Provinciales, dos son mujeres; y de 19 Secretarios Ministeriales (Seremis), 8 también lo son.
Estos datos sobre la presencia de la mujer en los puestos de decisión de cualquier Gobierno demuestran que la participación femenina se hace cada vez más evidente. No sólo en la política, sino en toda actividad humana. Y no se debe a una cuestión sin contenido, sino que la mujer ha sabido mostrar sus capacidades, que son similares a las de los varones.
Ha costado llegar a este punto. Y lo ha sido con trabajo, iniciativas, con lucha y acciones del más diverso tipo. Porque el machismo imperante limitaba el accionar femenino a papeles secundarios o a labores de dueña de casa y crianza de hijos. Hoy, todas las tareas, sin exclusiones, se comparten. Casi el 52% de la población mundial, que es femenina, comienza a decidir y lo hace con destacados aciertos.
Es que la democracia también se está imponiendo en el hogar y en la calle. Las mujeres son nuestras compañeras o guías. Nunca más subalternas de segunda categoría. Nunca más agredidas. Nunca más maltratadas o postergadas. Nunca más…
Miguel Ángel San Martín Periodista.