Reforma Tributaria
Señor Director:Durante los próximos días se deberá votar en el congreso la idea de legislar, sobre el proyecto tributario enviado por el gobierno durante el año pasado.
Nuestro gremio, representado por la Cámara de Comercio de Chillán, se adhiere fuertemente a esta idea de legislar, pues estimamos que así será posible de corregir varias falencias que reputados especialistas han detectado.
Esta nota no puede ahondar en tecnicismos, pero si apoya una racional propuesta, que intenta clarificar y mejorar aspectos de la reforma tributaria aprobada durante el gobierno anterior. Es de considerar que 1.045.165 pymes en el país se verán beneficiadas, generando más trabajo y beneficio a nuestro país. Estimamos que los valores de la población en general, debería estar por sobre las pugnas políticas y los juegos de poder. Por lo anterior llamamos a los políticos de todos los sectores, a que se abran a la idea de legislar sobre un proyecto que evidentemente puede ser mejorado.
Alejandro Lama Lama, Presidente Cámara de Comercio de Chillán.
Deficiencias del Conservador
Señor Director:El Conservador de Bienes Raíces de San Carlos no reúne las condiciones ni presta un servicio acorde a los requerimientos que una sociedad moderna necesita ni es parte del camino que, como país, hemos trazado y al que de una u otra forma aspiramos.
En razón de mi profesión (abogado) he tenido que relacionarme con muchas de estas instituciones en distintas ciudades y pocas veces vi uno donde los deberes de servicio hacia la ciudadanía estén tan desdeñados como en el de San Carlos.
El Conservador presenta una serie de deficiencias que dejan perplejo a cualquiera, desde la infraestructura que posee, la falta de implementación de plataformas digitales hasta -y sobre todo- la particular forma de abordar sus funciones por parte del señor César Fuentes.
Al ingresar al edificio que alberga al Conservador, es inevitable sentir que se está en otra época, nada de lo que en él existe hace pensar que es el año 2019. El mobiliario es de una incomodidad mayúscula, los asientos para que las personas descansen fueron instalados no hace mucho y genera pudor y tristeza verlos. No hay orden en la atención, no hay espacios adecuados para revisar índices y libros, y las personas -en larga espera- parecen sentirse resignadas. Ni hablar de la sala especializada para abogados, que es deprimente, oscura y sucia.
En lo referente a la tecnología esta simplemente no existe, no es posible pagar con medios modernos, no hay un solo computadores a disposición de los usuarios y la plataforma en línea -que recién se implementa- es inconducente para la mayor parte de los trámites. No obstante estas limitaciones los funcionarios -en lo que pueden- intentan atender de la mejor forma posible a las personas y esto hay que destacarlo.
Pero el mayor inconveniente es la curiosa forma en la que el señor Fuentes entiende su cometido. Los rechazos a inscripciones exceden las facultades que le otorga el reglamento de los conservadores del año 1857 (leyó bien 1857) y todo parece que se trata, para él, de un juego obsesivo de encontrar algo, una "justificación" que le permita denegar una solicitud.
Es habitual que exija minutas explicativas (no entiende lo que se inscribe), inserciones en las escrituras (es decir volver a la notaría a efectuar correcciones) y que se deba hacer lobby para que inscriba, como si de un favor se tratara. Además, cuando se intenta darle explicaciones lógicas, sustentadas en Derecho, sencillamente, él refuta expresando que "lo interpreta así" y "si no le gusta reclame". ¿Y como se reclama? Vía el recurso previsto en el Art. 18 del Reglamento ante el Juzgado de Letras que contempla un paso por la Corte de Apelaciones respectiva y que puede llegar -y de hecho ha llegado- a ser conocido por la Excma. Corte Suprema. La sola inversión en costos y tiempo (un par de años) lo hace inaplicable y a los ciudadanos no nos queda más opción que darle en el gusto a las arbitrariedades y caprichos de un mal funcionario que no cumple con un estándar mínimo en la ejecución de su cargo.
La ley es clara en cuanto a que "El Conservador no podrá rehusar ni retardar las inscripciones", salvo vicios que son de carácter estricto. Citando a Mario Villalobos en un artículo expuesto en la revista Fojas "ni siquiera un Juez, en quien reside la plenitud de la jurisdicción, puede declarar de oficio la nulidad de un acto o contrato, si el vicio no aparece de manifiesto en él, menos puede el Conservador rechazar la inscripción en un caso semejante (…) le está vedado al Conservador hacer elucubraciones o razonamientos jurídicos, que no tengan vinculación aparente con el texto y tipo de contrato que se le presenta."
Las apreciaciones acá expuestas han sido hechas con la finalidad de restituir, al lugar que corresponde, la dignidad de las personas de San Carlos, San Nicolás, San Fabián y San Gregorio que día a día pierden tiempo y dinero por los caprichos y tropelías de un funcionario público que, aferrado al monopolio de su cargo, impide y obstaculiza, artificialmente, la celeridad que todos necesitamos para nuestro propio desarrollo.
Víctor Vergara Bularz. Abogado.