Ya hay movimientos y codazos con vistas a las elecciones municipales y de Gobernadores Regionales que se efectuarán a fines del 2020. Hemos dicho muchas veces que no se trata de madrugar, sino de hacer bien la pega para ser reconocidos como personas capaces de cumplir una función política de servicio público. Si se madruga sin norte, todo será inútil, se malgastará tiempo, recursos y se causará molestias generales. Porque la gente no es tonta y se da cuenta de quién hace la pega y cumple sus promesas.
Desde hace bastante tiempo hemos notado una sorda lucha por ocupar puestos de decisión pública, con chaqueteos, zancadillas y "aserruchamientos de piso". Se filtran informaciones a los medios de comunicación, se inventan cosas o se magnifican otras. Se busca sacar ventaja, desprestigiar al rival, aunque sea de la misma tienda política.
Los cargos públicos no son trampolines para optar a otros superiores de elección democrática. Esos cargos, que cuentan con capacidad de decisión, son para servir a la sociedad, son para conseguir un mayor desarrollo, para alcanzar mayores niveles de progreso. En definitiva, se trata de cumplir programas prometidos, que apunten a una mejor calidad de vida.
Si desde esas atalayas se puede construir una buena imagen, será legítimo entonces optar a cargos de elección popular. Pero para ello existe la condición elemental de haber cumplido con lo prometido, de haber demostrado capacidad para gobernar, transparencia en la gestión e inteligencia para solucionar los problemas más acuciantes de la gente.
Un buen candidato es aquel que ha llegado a la postulación por méritos conseguidos lealmente, por demostración de capacidad, por tener formación adecuada y ecuanimidad en sus decisiones. Por ser consecuente con lo prometido y con capacidad de diálogo para convencer.
No es buen candidato aquel que actúa con personalismo, con afán de poder, que aplica el "pase lo que pase, pese a quien pese y pise a quien pise". Aquel que usa ese poder con egoísmo, sectarismo, exclusiones y oscuros fines.
Por lo tanto, se les pide a quienes ocupan cargos de servicio público que agoten todos sus esfuerzos en cumplir lo prometido, en solucionar los problemas generales con efectividad y equidad, que sean empáticos y con iniciativas claras. Y, por sobre todo, que actúen con transversalidad y justicia. Entonces se ganarán el apoyo de la gente que, repito, no es tonta y reconoce a los verdaderos servidores públicos. O sea, no por mucho madrugar...
Miguel Ángel San Martín Periodista.