Las baticolas de Volpone
Thea Sainte-Marie
Editorial
Editorial Cinco Ases
426 páginas $20 mil
Thea Sainte-Marie
Editorial
Editorial Cinco Ases
426 páginas $20 mil
En 1954 Darío Sainte-Marie (1906- 1982), "Volpone", creó un diario. Lo llamó "Clarín" y se convirtió en un fenómeno masivo. Con sus titulares de crónica roja, los apodos a los políticos, su lenguaje humorístico y popular, logró convertirse en el más leído en Chile. Su dueño era un columnista prolífico y mordaz, autor de editoriales temibles, sarcásticas, hirientes, deslenguadas, en que atacaba adversarios de cualquier tendencia política.
Así lo hizo en "Clarín". El diario cuyo lema era "firme junto al pueblo" publicó portadas irónicas que podían ser una bendición o un torpedo. Parte del talento de Volpone fue aglutinar a importantes figuras del periodismo en torno a sus proyectos: Hernán Millas, Eugenio Lira Massi, el "Gato" Gamboa, Román Alegría, Augusto "Perro" Olivares, entre otros.
Bien relacionado social y políticamente, Volpone sabía la historia de todos los políticos y de todas las familias importantes, pero su estilo confrontacional e irreverente le granjearon tanta fama como enemistades. Y su sentido de la independencia, le proporcionó distintas tensiones, incluso con su amigo Salvador Allende. En abril de 1972, Volpone vendió "Clarín" y dejó Chile para marchar a España, donde murió diez años después.
Una parte importante de su labor como columnista está en "Las baticolas de Volpone", fruto de la investigación de su nieta, Thea Sainte-Marie. Ciertamente ya antes de "Clarín" Volpone era una figura del periodismo: fue uno de los fundadores de la revista "Hoy", director del semanario "Zig Zag" y trabajó para la Agencia Associated Press en Nueva York.
Columnista prolífico y mordaz, fue autor de editoriales temibles, sarcásticas, hirientes, deslenguadas, en que atacaba adversarios de cualquier tendencia. A sus editoriales las llamó "baticolas" ("porque a través de las letras las 'colas' resultaban 'batidas', zarandeadas", explica su nieta).
Volpone se burló de ministros y parlamentarios, mediante su talento para el apodo: atacó al senador radical Isauro Torres, "Manos pochas" y al falangista Rafael Agustín Gumucio al que llamó "Pirro" o "Cucho". Al radical Julio Durán lo nombró "Duranquilaf"; los senadores Arturo Matte, Eduardo Moore y Pedro Ibáñez fueron "Chataco", "Cachalote colchagüino" y "Cachimoco", respectivamente. A González Videla le llamó "Edipo Cha-cha-chá" mientras a Jorge Alessandri, "La Señora" y a Allende, el "Cuadrado". Su capacidad para la diatriba no se limitaba a los sobrenombres. Responde a un ataque de Raúl Ampuero llamándolo "pícaro, vanidoso, bodoque y calumniador", "Robespierre de a chaucha".
Y escribe, según la ocasión: A propósito del terremoto de La Ligua de 1965, una historia de los sismos; también una defensa del árbol, un cuestionamiento a Colonia "Dignidad" y un comentario de fútbol. Volpone tenía los ojos puestos en el mundo: podía lamentar la falta de reconocimiento a Gabriela Mistral; o referirse a las obras del Túnel Lo Prado y también abordar la situación internacional con Bolivia y Perú. En otras columnas anotó sus ideas sobre la encíclica del Papa que condenaba el uso de anticonceptivos y en otra, el miedo a envejecer vinculado al sistema previsional.
Todo esto puede encontrarse en "Las baticolas de Volpone", con prólogo del "Gato" Gamboa, Premio Nacional de Periodismo 2017, muerto en enero de este año y último director de "Clarín".
Su nieta Thea explica por qué juntó los escritos de su abuelo: "Porque dentro de la obra de Darío está contenida su vida".
-Entiendo que ahora estás trabajando en una biografía suya.
-La biografía siempre fue el objetivo, pero durante el camino cambiaron muchas cosas. En la investigación nació antes "Las baticolas de Volpone". El libro genera una idea sobre él. Por ejemplo, existe un escrito donde menciona su admiración hacia el profesor de Derecho Civil Arturo Alessandri Rodríguez. En otros expresa la independencia que tenía para decidir, sus orígenes o las difamaciones acerca de él. Hay información de su vida, pero está claro que quedan sucesos aún por contar.
-El anecdotario es amplio: desde un paragüazo al senador Raúl Ampuero hasta que Allende le robaba ropa e incluso una armadura... ¿Cuánto de eso es cierto?
-La discusión con Raúl Ampuero se transformó en un "sabroso comidillo mediático-político" sobre la modificación a la Ley de Abusos de Publicidad, conocida como la "Ley Mordaza". Entre "dimes y diretes", escritos y discursos, fue creciendo la "bola de nieve": Ampuero en el Congreso dijo que los descendientes de Sainte-Marie serían ricos en bienes materiales, pero su herencia moral, será la indigencia. Puedo decir que mi libro es fruto de la herencia moral de mi abuelo donde he comprobado con satisfacción las enseñanzas de las "baticolas". Al discurso, respondieron los escritos de Darío, al más puro estilo "volponeano". En los medios de esa época todo tuvo amplia cobertura, hasta la llegada de mi abuelo a Valparaíso de un viaje. Ahí lo esperó Ampuero; no fue más allá de un intercambio de palabras: Agarró de la solapa a mi abuelo, él le iba a dar un "paraguazo", pero alguien intervino y se fue del lugar. ¿Cómo siguió? Raúl Ampuero y Tomás Chadwick expulsados del Partido Socialista. Eso puede ser leído en el libro.
-¿Y lo de Allende?
-Sobre los robos de Salvador Allende, siempre preguntan. Y sí, a sus casi 89 años, mi abuela no olvida esos episodios. Se ofende y ofusca de sólo recordarlos. Alguna vez me contó que cuando advertían la llegada de Salvador, daba la orden de guardar cosas. No debe ser fácil llevarse una armadura. Resulta llamativo por la figura de Allende, pero creo que se ha puesto mucho énfasis a este asunto siendo que entre los dos trabajaron en asuntos mucho más interesantes. Por ejemplo, la campaña del "Cura de Catapilco".
-Pero la relación con Allende fue tensa. Supuestamente la venta del diario en 1972 se debió a presión suya, amenazas incluidas.
-Hubo puntos de inflexión durante toda su relación. Podían disentir, tener opiniones diferentes, como también coincidir. Se distanciaban y se volvían a reunir, pero después del último quiebre no hubo nueva aproximación. Sólo la noticia televisada de que Allende había muerto y la expresión frente a la pantalla de que se lo había advertido, según me contaron. La tensión fue en aumento a través de los hechos. Román Alegría en su libro "Del general de la Esperanza a la desesperanza general", menciona parte de las amenazas recibidas y la Ita, mi abuela, afirma que ocurrieron.
-¿Por qué se decidió a recopilar estos escritos?
-Cuando estaba investigando para la biografía, buscaba información acerca de él, relacionada o mejor aún, que hubiera escrito, para recuperar piezas del puzzle de la historia que quedó bajo la gran alfombra nacional. Revisé diferentes medios, día a día, año a año, y cuando encontraba sus redacciones las leía, me sorprendía, informaba y entretenía. Llama la atención las variadas formas de escritura, la manera directa de decir las cosas, el adelantarse a ciertos sucesos, la capacidad de análisis, la facilidad de apodar y su sentido del humor sardónico. Sacó ronchas. Hay un sector que le tenía alergia. Entonces pensé: "Bueno, acá están las 'baticolas' de mi abuelo. Son buenísimas, interesantes, polémicas. No puedo poner todo en la biografía, sería demasiado, y quizá sirvan para una antología: "Las baticolas de Volpone". Desde el momento en que tuve la ocurrencia quedó con ese título, no podía ser otro.
-¿Cuál fue el criterio de selección y cuánto material quedó afuera?
-La línea a seguir siempre fueron las "baticolas", eso determinó la selección y unificó la antología. Bastante material quedó afuera, guardado. Cuando presenté el manuscrito, la primera reacción que vi de mi editor, Axel Pickett, fue que abrió los ojos por el tamaño. Pasamos bastante tiempo clasificando entre A, las columnas que quedaban seleccionadas, A-B, que no estábamos seguros, y C, que quedaban excluidas. Hicimos esa clasificación una y otra vez. Hasta que un día recibí una llamada de Axel y dijo: "Van todas. No puedo dejar ninguna afuera, es necesario".
-¿Qué hizo Volpone desde 1972 hasta su muerte en Madrid? ¿De verdad trabajaba en unas memorias desaparecidas?
-En 1972 "Volpone" tenía 66 años. Vivió en el edificio llamado Centro Colón. Leía mucho, sobre todo periódicos. Caminaba, iba al cine, a la ópera, al ballet, a museos, viajaba de vez en cuando por Europa y pasaba tiempo en Marbella. Conversaba con gente que lo iba a visitar: Eduardo Frei Montalva, Arturo Soria, Miguel Serrano, Bernardo Leighton, "Gato" Gamboa, Alberto Jerez… Él vio a mi abuelo escribiendo sus memorias al igual que mi mamá, ella vivía en uno de los departamentos contiguos.
-En la columna "Gajes del oficio", de 1954, él cuenta que lo han insultado por ser hijo de madre boliviana, acusado de ser homosexual y de ser un vendido.
-Acusado, vilipendiado, denostado, y criticado, pero en su estilo "volponeano", respondió. Solía leer las críticas de los demás y reía a carcajadas. El primer registro de los insultos por ser su madre de Santa Cruz de la Sierra fue en la universidad. Echaron a correr el rumor de que era homosexual. En una columna, él responde a eso, aunque en los medios de la época era común ver cuestionamientos de la virilidad. Y acerca de ser un "vendido", él mismo dijo: "Extraño personaje este Darío Sainte-Marie, que habiéndose vendido a tantos países, partidos y personalidades políticas, haya conservado la independencia necesaria para mantener su libertad crítica incólume, sin que sus compradores lo hayan podido dominar o presionar por ese natural y poderoso vínculo que une al comprador con el adquirente".
Volpone afuera de la cárcel cuando iba a ver a los periodistas de "Clarín" presos por la Ley "Mordaza".
Thea Sainte- Marie y el "Gato" Gamboa, en la presentación del libro, un par de semanas antes de que falleciera.
En la imprenta de "Clarín", Volpone al centro junto a quienes trabajaban allí: el "Gato" Gamboa, Nicolás Sepúlveda, Clodomiro Leiva, Raúl Salinas, Reimundo Arancibia, Manuel Bahamondes, Raúl Araya Soto, entre otros.
Por Patricio Tapia
archivo familiar
Por Rodrigo García/EFE