Hombre en la luna
Señor Director:La primera imagen consciente que tengo de mi existencia es la luna en una noche oscura. Desconozco la edad que tenía o el momento exacto. Solo recuerdo haber estado en los brazos de mi mamá y recuerdo haberme sentido seguro. A veces creo esa imagen es la responsable de mi reacción y emoción a ver la luna brillando en el mar, un día que fuimos a la playa. Mi abuelo me compró una vieja revista sobre los avances espaciales de los soviéticos y de los norteamericanos, y en una hoja de papel me hizo calcular la velocidad de la luz.
Aparte de aprender que no tenía dedos para el piano con las matemáticas, aprendí que quería ser un cosmonauta. Un astronauta. Mi mamá me compraba libros sobre los hitos de la carrera espacial y me emocionaba pensar y soñar como lo harán hecho Gagarin y Armstrong para aguantar la corporal presión espacial y la presión mental de estar haciendo algo increible.
Repasé una y mil veces los relatos de Korolev y Von Braun, y sobre un sillón elucubraba acerca del frío espacial que debe sentirse estar en la luna. La misma luna que un par de veces regalé y la misma que me vió un par de veces fallar. La misma que me vió bailar en una Costanera con un recuerdo hermoso, su mano y la mía, la banca mirando al mar y un termo con Té. La misma que fue testigo de cuando tiré una botella de whisky al viento, mientras una historia se demoronaba entre palabras.
Se cumple medio siglo desde que el primer hombre piso la luna. Un hecho solo comparable con el encuentro de Europa y América. Encontrar un hermoso nuevo mundo, que día a día me iluminó en la noche y siempre estuvo ahí. Algo tan cotidiano y diario, pero también fascinante y desconocido. En las posteridades de las rimas de los viejos artilleros quedará grabado que, los cohetes fueron los responsables de llevarnos más cerca de la luna y más cerca del sol.
Alfredo Martínez Hidalgo.
Cuidado de niños migrantes
Señor Director:Este fin de semana leí una muy interesante arista respecto a la situación migratoria que afectó y seguiría afectando en Chacalluta y el Consulado de Chile en Tacna. La advertía el Subsecretario del Interior y me parece justo repetirla. Aun cuando queramos ayudar a nuestros hermanos venezolanos que no tienen culpa de padecer los efectos negativos de un mal régimen, el proceso de entregar visas para el ingreso de los mismos debe construirse sobre la responsabilidad y normativa nacional vigente. Si no se realizan las mínimas revisiones de antecedentes en el caso de los niños menores de ocho años que piden ingresar a Chile - cedula de identidad o certificado que acredite al menor, que no está siendo entregada en la Venezuela de Maduro- no se puede descartar que ese menor esté intentando ingresar desde Perú objeto de tráfico de menores. Me parece prudente que las autoridades nacionales velen por el menor y busquen la forma más ágil pero responsable de acreditar su identificación y pertinencia a la familia que lo quiere ingresar, y pueda acceder a una mejor calidad de vida en Chile.
Si no tuvieron las autoridades venezolanas del régimen de maduro el respeto por el derecho de todo niño a identificación, al menos nuestro país si debe velar por sus derechos y lo está haciendo.
Susana S. Valdés. Historiadora.
Parlamentarios de Cartón
Señor Director:No cabe duda que la calidad, así como la probidad y la solvencia técnica de nuestros políticos, está en el suelo. Nuestros Parlamentarios están entre los mejores pagados del mundo y aun así, los de oposición se niegan a cumplir con su obligación básica: debatir y legislar. Peor todavía, incluso se dan el lujo de "no querer trabajar" y no aceptan la idea de legislar acerca de determinadas materias.
No someter a tramitación legislativa el proyecto de "Admisión Justa" es evidencia de una desidia propia de una izquierda con retroexcavadoras.
Carolina Zanzana y Stephen Cortes.
Diálogo fructífero
Señor Director:Primó el entendimiento, el mérito y la racionalidad. Nadie duda del mérito de la jueza María Angélica Repetto, quien posee credenciales suficientes para formar parte de la Corte Suprema, aunque su nominación pendió de un hilo. Pero con un diálogo fructífero logró destrabarse.
Lo más interesante es el nuevo método que propuso el ministro Hernán Larraín para futuras designaciones, eliminando el cuoteo y la "conversación de pasillo". De ahora en adelante se discutirá abiertamente entre el Senado y el ministro, promoviendo un diálogo entre ambos poderes del Estado.
Ese es el actuar que debe seguir el país, dejando de lado los berrinches personales y priorizando la institucionalidad republicana.
Jose Luis Trevia. Fundación para el Progreso.