A 70 años de su aparición, en la extinta revista "Okey", Condorito sigue plenamente vigente. La mejor demostración es que el aniversario lo celebró hasta la Biblioteca Nacional, con una exposición que permanecerá abierta cuatro meses. La muestra honra al personaje, hoy de circulación internacional, el pajarraco, y a su creador, el inolvidable René Ríos, más conocido como "Pepo".
Los personajes son prototipos de la vida diaria nacional. Ahí está el petulante Pepe Cortisona, junto a la coqueta Yayita y a la suegra gruñona. ¿Quién no los reconoce? Junto a ellos, Pelotillehue, el compadre Chuma y Ungenio, así como su sobrino, Coné. Desde el comienzo, y hasta mediados de 1981, en todas apariciones de Condorito figuró la inseparable escritura en un muro: "Muera el roto Quezada". Sin embargo, el paso del tiempo y el natural perdón significaron la omisión de "el roto Quezada".
No todos saben que este personaje tuvo una inspiración real. Ocurrió en una oportunidad en que un oficial de Ejército, administrador del Club Militar, tuvo expresiones groseras y ofendió a la señora de Pepo y una amiga, quienes denunciaban la pérdida de sus carteras durante una comida. El dibujante no tuvo piedad y lo inmortalizó. Su "venganza" duró hasta mediados de los años 80', cuando dejó de mencionarlo, a petición de sus hijas. Igual el tema quedó en el imaginario popular.
El problema, centro de esta columna, es que hoy los "rotos Quezada" no figuran en los dibujos, pero igual están en peligroso aumento. La agresividad, los malos modales, el insulto, la procacidad aparecen a cada minuto, en la vía pública, en la vida laboral y en la vida personal y social.
Hoy no se conversa, sino que se discute. No se escucha, sino que se replica para aplastar o dominar al prójimo. La atención a público es deficiente en numerosos establecimientos comerciales, centros de pagos, bancos, farmacias y otros establecimientos. ¡Para qué hablar del llamado "servicio al cliente", donde habitualmente se "sirven" al cliente! A la mayoría se le olvidaron sonreír y respetar.
Dicen que es el "progreso", "el cambio". Pero en ningún diccionario las acepciones de estos términos corresponden a irrespeto por el prójimo.
Lo único cierto es que nos hace mucha falta una introspección nacional, a fin de detectar qué está funcionando y eliminar definitivamente, no al auténtico roto chileno, del cual estamos orgullosos, sino los modernos "rotos Quezada", que a buena parte de los chilenos nos avergüenzan.
Raúl Rojas, Periodista y Académico.