"La Constitución no está escrita sobre piedras y hay que buscar fórmulas para poder modificarla"
Que la crisis social termine en un quiebre institucional es el principal temor del senador Francisco Chahuán (RN), quien está proponiendo, como una fórmula para poner fin a todo esto, una modificación a la Constitución. Un tema que no todos comparten al interior del oficialismo. Para el parlamentario, miembro de la Comisión de Constitución, "o los demócratas nos hacemos cargo de la crisis o la crisis va a terminar destruyendo al país".
- ¿Cómo lee lo que está pasando?
- Es una de las crisis más profundas en democracia en los últimos 30 años. Las policías se han visto sobrepasadas en términos de establecer el orden público y por esa razón que se declaró en su momento el Estado de Emergencia. Pero ahora, sin Estado de Emergencia, debemos ser capaces todos los sectores de condenar la violencia, porque los más afectados son las familias, los pequeños emprendedores, aquellos que en estas semanas lo han perdido todo. Eso implica más celeridad de todos los actores políticos, el liderazgo debe pensarse también en conducir el proceso y, en ese contexto, la violencia debe ser condenada sin ambigüedades por parte de todos quienes ostentan cargos de responsabilidad.
- La pregunta es cómo se sale de esta crisis.
- Trabajando paralelamente tres ámbitos. Lo primero, condenar la violencia, perseguir a los responsables y que no haya impunidad respecto de los destrozos en la vía pública. Segundo, escuchando activamente a los millones de chilenos que han salido a la calle en forma pacífica y que han puesto sobre la mesa un debate que ha estado pendiente en nuestro país, que lo hemos venido señalando desde hace un tiempo, y es la sensación de abuso y desprotección que existe en la sociedad chilena. Creo que la política tiene una fractura con la realidad y, en ese sentido, es importante hacerse cargo de esa agenda social y responder a una demanda múltiple. Yo entiendo a los que reclaman por el sistema de concesiones de las autopistas, los que piden una política de vivienda integral, el derecho a una salud digna o la necesidad de que la política empatice con las urgencias sociales. Lo tercero es abrirse a una modificación constitucional porque creemos que esta crisis es más profunda de lo que se pretende.
- ¿Es partidario de modificarla?
- La Constitución no está escrita sobre piedras y hay que buscar fórmulas para modificar la Constitución. Ésta representa el pacto social que se dan los chilenos en un momento determinado y acá la convocatoria debe ser amplia a la sociedad civil, al mundo del trabajo, al mundo de la empresa y también a la política para que sintonicen respecto a qué país queremos construir en los próximos años. Esto involucra múltiples desafíos. Mi opción es que la modificación se haga dentro del marco institucional en el Congreso Nacional, generando mecanismos de escucha activa hacia los ciudadanos.
- ¿Qué debiera modificarse?
- He propuesto un sinnúmero de temas que deben ser modificados. Desde el sistema político, para pasar de un sistema presidencialista a un semipresidencial con mayor control ciudadano de la actividad política, estableciendo iniciativa popular de ley, estableciendo plebiscitos con efectos vinculantes. También soy partidario de enfocarnos en el concepto de Estado Unitario Descentralizado para profundizar el proceso descentralizador, para darle más poder a los gobernadores regionales y a los alcaldes con nuevas normas y nuevos estándares de responsabilidad fiscal, hacerse cargo del traspaso de competencias y de tener una ley de rentas regionales. Establecer un royalty portuario, forestal o minero, según las actividades de cada región.
- En el aspecto político, ¿algún tema puntual?
- Poner límite a la reelección indefinida de diputados, senadores, alcaldes, concejales, cores y gobernadores. También abordar una agenda que incluya el reconocimiento de los pueblos originarios y una ley de cuota para ellos, modificación de los requisitos básicos para elegir parlamentarios y autoridades, y establecer el voto obligatorio. Se necesita también un nuevo modelo de seguridad social, fortalecer la independencia de los poderes del Estado y crear un adecuado sistema de control constitucional que garantice los derechos fundamentales como combatir la corrupción y el narcotráfico. Esas materias y otras han sido parte de la agenda que le hemos propuesto al Gobierno para hacernos cargo de la necesidad de modificar la Constitución.
- Se ha criticado mucho el cambio de gabinete por ser más de lo mismo. ¿Qué opina usted que estaba pidiendo un gabinete de unidad?
- Lo que intentó hacer el Presidente Piñera es apostar por un modelo y este modelo es rostros nuevos que fueran empáticos, que fueran dialogantes. Eso se expresa en figuras como Karla Rubilar, Gonzalo Blumel o Lucas Palacios, que van a imprimirle un sello distinto al Gobierno porque se requiere sacar adelante la agenda legislativa en el Parlamento. Yo tenía un modelo distinto. El modelo que yo pretendía, y lo conversé con el Presidente, era un llamado a un gabinete de unidad nacional. Esa también pudo ser una alternativa legítima que involucraba empoderar a ministros transversales con el objetivo de salir de la crisis. El Presidente optó por un modelo, lo respetamos y esperamos que tengan éxito en esta etapa, porque el Gobierno tiene poco margen y tenemos que ser capaces de sacar la agenda legislativa; eso implica ponerle todo el empeño en generar diálogo para que los ciudadanos vean agilidad y prontitud en que los temas que están en la demanda social sean abordados por el Gobierno.
- Finalmente, La Moneda decidió suspender la APEC y COP25. ¿Cuánto puede dañar esto la imagen internacional?
- Ha sido una decisión dolorosa, compleja, pero con sentido de realidad. Claramente, esto tiene efectos respecto de la imagen internacional del país. El Presidente ha actuado con realismo político al suspender ambas cumbres, que iban a ser masivas y convocantes, pero la verdad es que tenemos que abocarnos con todas las fuerzas a los desafíos que tenemos dentro del país. Acá se requiere mucho trabajo para poder responderle a la ciudadanía; y tal como lo dijo el Presidente, frente a demandas sociales más que realizar dos cumbres, que son extraordinariamente importantes, hay que enfocar las energías en el país. Tener la APEC y la COP25 en medio de una demanda social y donde se le está pidiendo al Estado celeridad, implicaba desviar que los esfuerzos estuvieran todos enfocados en la agenda corta.
- Hay sectores de la oposición que buscan acusar constitucionalmente a Sebastián Piñera.
- Ha faltado mucho de todos los actores políticos. Cuando se traspasa la valla se pierde el sentido de autoridad. Lo peor que nos pudiera pasar es que no haya responsabilidad por parte de los llamados a conducir el proceso, que son las autoridades elegidas democráticamente. Si algunos creen que ayuda acusar constitucionalmente al Presidente o al exministro Chadwick, lo que va a consumir horas de trabajo legislativo, habremos fracasado. La política debe reaccionar con rapidez frente a la realidad social.
- En medio de este escenario, ¿cuál es su principal temor?
- Mi mayor temor es que las autoridades políticas no estén a la altura de los tiempos que vivimos y no tengamos una lectura adecuada para reaccionar en forma rápida y oportuna. Lo peor que puede ocurrir es que el cauce finalmente sea el quiebre institucional. Hay que corregir el rumbo por parte del Gobierno y pedir la renuncia del Presidente conduce a un clima de incertidumbre total que no es bueno para Chile. O los demócratas nos hacemos cargo de la crisis o la crisis va a terminar destruyendo al país.
"Suspender APEC y COP25 ha sido una decisión dolorosa, pero con sentido de realidad. Claramente, esto afecta la imagen internacional del país, pero tenemos que abocarnos con todas las fuerzas a los desafíos que tenemos dentro del país" "Mi opción es que la modificación de la Constitución se haga dentro del marco institucional en el Congreso Nacional, generando mecanismos de escucha activa hacia los ciudadanos" "Lo que intentó hacer el Presidente es apostar por un modelo de rostros nuevos que fueran empáticos, dialogantes. Eso se expresa en figuras como Karla Rubilar o Gonzalo Blumel. Yo era partidario de un gabinete de unidad"