El descontento social que hemos vivido en estas últimas semanas en nuestro país, no solo ha dado pie a la proliferación de demandas de diversa índole que competen a la sociedad, sino que al mismo tiempo hemos sido testigos de cómo muchas de las formas en que se han dado a conocer estas demandas han perdido el verdadero sentido ante noticias publicadas en algunos medios de comunicación.
Las noticias, como ustedes saben, tienen la misión de informar, comunicar y dar a conocer acontecimientos que son del interés al mayor número de público a quienes está dirigida, y dentro de las características principales de una noticia está la "veracidad", teniendo como centro una fuente verificable de la cual procede.
Pero, ¿qué pasa cuando muchas veces estas informaciones carecen de una verdad objetiva?, estamos frente a los llamados "fake news", y que son una mala fuente de desinformación difundida por medios online o en medios de comunicación tradicionales. Estas son sobre todo informaciones infundadas, basadas en datos inexistentes o distorsionados, que tienen como finalidad "engañar" o incluso manipular al lector para alcanzar determinados objetivos, influenciar en decisiones políticas u obtener ganancias económicas.
Este tipo de noticias son hábiles para capturar la atención de los destinatarios poniendo el acento en estereotipos y prejuicios extendidos dentro de un orden social, y se apoyan en emociones fáciles de suscitar, como el ansia, el desprecio, la rabia y la frustración. Su difusión puede contar con el uso manipulador de las redes y de las lógicas que garantizan su funcionamiento, produciendo mucho daño sobre todo cuando tienen un fin alarmista.
Al respecto el Papa Francisco nos decía que, "en una época donde muchos difunden fake news, la humildad impide vender la "comida vencida" de la desinformación e invita a ofrecer el "buen pan" de la verdad.
En estos días donde se necesitan mayores signos de esperanzas, estemos atentos y no nos dejemos llevar y mal informar por este tipo de noticias, ya que detrás de ellas existe un objetivo claro, ser un instrumento para controlar, desinformar, confundir o manipular la información para crear una forma de "opinión pública" que mal alimenta los objetivos reales de las manifestaciones sociales, esto es, la búsqueda verdadera de: justicia, paz, respeto, igualdad, comunión, solidaridad y democracia.
Pbro. Héctor Aranda Mella Obispado de Chillán.