Correo
A los tres poderes del Estado
Señor Director:Creo que es necesario explicar, más bien aclarar, a todos los chilenos que por diferentes razones creen que el solo hecho de tener aprobada una Nueva Constitución se solucionarán inmediatamente todos sus problemas que hoy los aquejan, como las colas de la salud, el aumento de las pensiones, los problemas de alcantarillado, el sobreprecio de los remedios y tantos otros que serían largo de enumerar que les quitan el buen sueño y la tranquilidad desde hace mucho tiempo.
Porque como bien deben saber ustedes, hay personas que están creando grandes expectativas en los chilenos, haciéndoles creer que la Nueva Constitución es la panacea, la solución definitiva de todas sus infelicidades, sin medir los reales alcances de sus promesas, por lo que no se necesita ser un experto en temas sociales para imaginarse lo que podría pasar cuando ellos se den cuenta que sus problemas continúan vigentes, o sea no se cumplieron las grandes expectativas que les crearon si tenían una Nueva Constitución.
Ustedes también deben estar de acuerdo, que el volumen del "tsunami" que se vendría -conteniendo todo lo que hoy no deja piedra sobre piedra en Chile- sería de aquellos, tanto así que los saqueos y la destrucción que hoy tanto atemorizan a los chilenos podrían parecer juegos de niños.
En sus importantes roles, nada más y nada menos que como las máximas autoridades de los tres Poderes del Estado de Chile, los insto a transmitir a la ciudadanía los verdaderos alcances de todo el proceso constitutivo, de lo que puede y no puede hacer la Nueva Constitución, siendo muy proactivos, y así evitar muchas situaciones que podrían enrarecer más el ya congestionado clima nacional, y no seguir lamentándonos -como ha sido la tónica hasta hoy- por solo ser reactivos, a hechos que eran y son absolutamente predecibles.
Luis Enrique Soler Milla.
Civismo en Ñuble
Señor Director:Ñuble se ha destacado durante esta crisis por el civismo de sus ciudadanos, que se manifestaron y "protestaron" dentro de las normas esperadas de su actuar. Fueron miles que se autoconvocaron en la plaza de armas, y como en todo Chile denunciaron los atropellos y abusos del sistema económico que nos rige. Todos fuimos a la plaza, que en varias jornadas era una verdadera fiesta cultural, donde se mostraba la alegría de encontrarnos con nuestros compañeros de trabajo y nuestros vecinos.
La política tradicional se autoexilió, se escondieron, no se mostraron, no eran tiempos de elecciones, era tiempo de exponer nuestras molestias, nuestra disconformidad con los abusos, que reinan por doquier en la sociedad. Un punto negro, en estas cuatro semanas fue en primer lugar, el actuar poco profesional de Carabineros, que nunca pudieron controlar la violencia que ejercían minorías disociadas de las demandas en general, aplicando una represión desmedida que afectaba y provocaba a los manifestantes, que en forma pacífica llenaban la Plaza y las calles de Chillán.
Repudiamos a aquellos que, aprovechándose de la convocatoria y masividad de las manifestaciones, desarrollan una violencia irracional, distorsionando los fines loables de un pueblo, que se manifiesta democráticamente por sus reivindicaciones.
Oscar Carpenter V.
Peticiones discutibles
Señor Director:Las diversas etapas de las demandas públicas que últimamente han copado las calles nacionales, incluyen la recuperación gratuita de tierras "usurpadas" a los araucanos, acompañadas de improperios en contra de los actuales propietarios, campos ahora exitosamente explotados y de gran valor gracias al empeño y profesionalismo generacional de sus actuales dueños, resultados muy difícil de alcanzar por araucanos que reclaman tierras de sus antepasados, quienes continúan mostrando terrenos propios inexplotados.
La historia de dichos territorios aludidos y pretendidos de vuelta por los araucanos que insisten en que sus antepasados fueron impositivamente despojados, difícilmente podría demostrar la incorrección de cada traspaso, por el tiempo transcurrido y por no existir adecuada documentación legal que lo permita. En cambio, los propietarios contemporáneos de dichos campos pueden exhibir las correspondientes escrituras vigentes, además de sus exitosos balances económicos anuales de los períodos bien explotados, además de los impuestos pagados.
Se asume que lo que incentiva a los araucanos a reclamar tierras es el envidiable y espléndido desarrollo agrícola y comercial actual sobre los terrenos en disputa, logrado en el período transcurrido entre la pretendida "usurpación" y el actual momento, asumiendo ellos que lo podrían haberlo hecho igual. Para disipar esta evolución, convendría analizar el desarrollo de tierras mapuches no intervenidas aledañas a las aludidas, desde el período de las expropiaciones hasta ahora: con seguridad dichas tierras se mantienen inalterables e inútiles.
David Benavente.