Nueva Constitución
Señor Director:En Chile se va a estudiar, redactar y dictar una nueva Constitución. ¿Para qué? Para que todo siga igual. "Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie", expresó Giuseppe Tomasi di Lampedusa en la novela "El Gatopardo", escrita entre 1954 y 1957. Es una de las grandes obras de la literatura italiana del siglo XX.
En Chile estamos viviendo una época de crisis, y toda crisis conlleva sospecha e incertidumbre. El consenso se rompe. Los vínculos de confianza se debilitan. Los enfrentamientos son el pan de cada día. La angustia se difunde. Estamos viviendo en un estado de alerta permanente, con una mezcla de inquietud y curiosidad, estado que se difunde a través la TV, internet, y la prensa nacional y provincial. No obstante lo anterior, el capitalismo neoliberal se encuentra hoy en día en una crisis general que interpela a la humanidad acerca de seguir otorgando primacía a los intereses del capital o poner en el centro la mejoría de las condiciones de vida y trabajo de la mayor parte de la población, garantizando la reproducción de la vida humana con respeto a su entorno planetario y a las necesidades de los más pobres y desamparados con una preocupación sincera y leal. De no ser así, el clima de angustia que vivimos irá en aumento.
Todavía queda tiempo para que el Presidente de la República y los senadores y diputados suban el sueldo mínimo a $500.000 mensuales. Llegó el momento de pasar de las palabras a los hechos. De no hacerlo, cualquier cosa puede pasar.
Mauricio Pilleux Dresdner.
Comparaciones vacías
Señor Director:Se ha vuelto recurrente estos días escuchar afirmaciones del tipo "te importan más los supermercados que las vidas del pueblo". Comparaciones de fenómenos absolutamente distintos, que buscan invalidar una causa por no adecuarse a los parámetros de moral de quienes afirman lo contrario.
Aquello supone una falacia de falsa equivalencia. Preocuparse por los abusos y, al mismo tiempo, condenar la violencia en las calles no son actitudes excluyentes. Por el contrario, obedecen a un mínimo de respeto por la dignidad humana en todas sus formas.
Si de verdad te importan las vidas del pueblo, con mayor razón deberás preocuparte por la destrucción de la propiedad pública y privada. Porque eso que muchos llaman "daños colaterales necesarios" para muchos chilenos significan su trabajo, calidad de vida, oportunidades y seguridad. A menos, claro está, que se busque desestabilizar al país y empobrecer a los trabajadores para hacer un mezquino punto político. A río revuelto, ganancia de pescadores.
Bárbara Haas, Fundación para el Progreso.
Contingencia y tecnología
Señor Director:En las últimas semanas hemos experimentado un estallido social nunca antes visto en nuestra democracia: manifestaciones pacíficas se han conglomerado para demostrar su descontento con el gobierno. Sin embargo, han existido episodios de violencia considerables en los que bienes públicos como instituciones de Estado se han visto afectados.
Frente a esta contingencia, los daños sólo se pueden cuantificar en materia de infraestructura de inmueble, ya que la información de estas organizaciones se encuentra en línea y de forma segura, resguardando así, todos los datos de las personas como de las instituciones, logrando a su vez mantener operativo los sistemas públicos.
Registro Civil, Cancillería y Mineduc son algunas de las organizaciones que mantiene digitalizados un sin número de trámites a los que se puede acceder vía web y de manera instantánea, permitiendo así el continuo funcionamiento de entrega de documentos hacia los ciudadanos.
Hoy, como resultado de la contingencia país, la tecnología y la digitalización de los procesos burocráticos nos está demostrando que la apuesta por estas soluciones ha significado un gran acierto y avance para el país. De este modo, es importante continuar con el desarrollo del nuevo petróleo del siglo XXI: los datos.
Martín Kozak, Country Manager de InterSystems.
Austeridad
Señor Director:En tiempos difíciles o no, cuando se opta por ser austero no se puede exigir serlo a los demás, como requisito "sine qua non" para concretar la decisión, que debería ser permanente. Basta con dar el ejemplo, sin enredar el accionar. Las circunstancias gravitacionales se encargan del resto.
Eco, con vista "transitoria" al Congreso: "El amor es uno, uno y nada más, lo demás es humo, humo que se va".
Jorge Saavedra Moena.