En la Historia de Chile, es poco frecuente encontrar hitos descentralizadores en los que haya existido tanta convicción y participación ciudadana, como lo ocurrido con el ingreso, tramitación y aprobación de la Región de Ñuble. Sin embargo, durante poco más de un año de vida de la nueva región, aún tenemos pendiente definir cuáles serán los modelos productivos, de desarrollo urbano, de formación de capital humano, de innovación y atracción de inversiones.
Ñuble quedó preparada para dar un paso gigante hacia un modelo de desarrollo territorial centrado en la agricultura familiar campesina, el crecimiento y la consolidación de la pequeña y mediana empresa local, el desarrollo del turismo sustentable y por qué no, de servicios tecnológicos. Sigo convencido de que la nueva región de Ñuble, será una fuente generosa de mayor prosperidad y justicia social para el territorio y su gente. Sin embargo, para que ello se concrete, se requiere de un modelo de gestión territorial que aproveche las sinergias en el desarrollo de las distintas actividades productivas propias de la cultura local.
La estrategia de desarrollo debe preservar la identidad productiva local. En este sentido, la política pública debe orientar sus esfuerzos en compatibilizar las actividades productivas que disputan el uso del suelo agrícola. Mantener un equilibrio, requiere de estímulos y políticas que eviten que los precios de corto plazo afecten el desarrollo de la matriz productiva agrícola en el mediano y/o largo plazo. El desarrollo de una zona franca agroindustrial para la exportación de productos agrícolas con valor agregado; el desarrollo del turismo de intereses especiales en torno a la actividad agrícola y de atractivos turísticos; el desarrollo tecnológico para soluciones en el uso sustentable del agua y la instalación de un marco regulatorio y de incentivos para transitar hacia una matriz de producción limpia, son algunos de los objetivos estratégico de corto plazo que debiese convocar el mayor esfuerzo de las autoridades del gobierno local.
Pero con la misma energía que se requiere para la atracción de inversiones y el estímulo de la actividad económica, Ñuble requiere de un modelo inclusivo para que, la comunidad regional, participe activamente de los flujos de beneficios que genera el crecimiento económico. Para que ello sea realidad, se debe poner especial atención en desarrollar la micro, pequeña y mediana empresa regional y el mercado laboral local. Relacionar la oferta del comercio local, con la demanda de bienes y servicios de los organismos públicos con sede en la región; el desarrollo de micro y pequeños proveedores en los servicios requeridos por la mediana y gran empresa; el apoyo a la internacionalización de los proveedores locales de la gran empresa y una mayor especialización de la mano de obra local en servicios especializados y de uso de alta tecnología, son algunas de las medidas que contribuirá a dar el impulso que Ñuble necesita
Sin embargo, para que ello sea realidad, se requiere de un liderazgo y convicción de las autoridades administrativas que están conduciendo el éxito o fracaso con el cual nos medirán las futuras generaciones.
Felipe Harboe, Senador de la República.