Crónica Chillán
La secretaria regional ministerial del Trabajo y Previsión Social de Ñuble, Yeniffer Ferrada, comenta que la crisis social no ha modificado su gestión vinculada fuertemente al recorrido en terreno y a la recepción de inquietudes emanadas desde las comunidades. Pero sí, acepta, ha surtido un reordenamiento en las prioridades, dado el sentir de la ciudadanía.
En dicho escenario, asegura que la Agenda Social recoge las principales demandas que se han explicitado en los últimos meses en todo el país. Además, identifica la propuesta de Ingreso Mínimo Garantizado como una de las iniciativas que ayudarían, en lo inmediato, a mejorar la realidad de cientos de miles de trabajadores.
- ¿En qué fase se encuentra el Proyecto de Ley de Ingreso Mínimo Garantizado presentado por el Ejecutivo?
- En este momento está en comisión en el Senado y esperamos que su tramitación se dé lo antes posible para que pueda ser despachado, ojalá, en las próximas semanas. Estamos hablando de un beneficio que repercutirá positivamente en la vida de los trabajadores de menores ingresos, para asegurarles un piso de sueldo, sin un exceso de trabas o requerimientos.
- ¿Cómo se asegura que esto no termine ayudando a las empresas que tienen más espalda?
El Ingreso Mínimo Garantizado es una transferencia directa al trabajador que esperamos sea una realidad a la brevedad. Se establece un monto de $384 mil brutos, para que con los descuentos de cotizaciones nunca el sueldo quede por debajo de los $300 mil. La mecánica será muy simple; el diferencial se depositará como un aporte directo a la cuenta del trabajador o en efectivo a través de Banco Estado. Para despejar cualquier duda, este dinero no pasa por las empresas.
- ¿Cuál es la sensación de los sindicatos y gremios ante aquel y otros proyectos?
- Nosotros somos muy conscientes de que las chilenas y chilenos lo que buscan es vivir con mayor dignidad, teniendo un trato justo, y en ese sentido un aumento en el ingreso mínimo, si bien obviamente no resuelve todos los problemas, sí creemos que es un avance importante. Estamos hablando de un esfuerzo fiscal mayor e, insisto, es un 'desde' para ir avanzando en una concatenación de temas. También necesitamos que el mercado laboral se dinamice y abra oportunidades, y para ello es clave tener un clima de entendimiento, diálogo, sin violencia, y con las condiciones de seguridad necesarias para que la economía retome un ritmo razonable. Lo principal es que no se destruyan empleos y construir hacia adelante, en el enorme desafío de mejorar las estructuras salariales y cimentar un mercado laboral moderno, ajustado a los tiempos en que vivimos.
- ¿Cómo ve a Ñuble en materia laboral este 2020?
- De nuestra parte el compromiso es seguir con un trabajo incansable por hacer de Ñuble una región atractiva para invertir y generar alianzas público-privadas que repercutan en la creación de más y mejores empleos. El diagnóstico sobre las características de nuestro mercado laboral es muy claro, por eso esperamos que este sea un año para avanzar en la diversificación de fuentes de empleo, estabilidad y formalidad laboral. El 2019 se capacitaron cerca de 3.000 trabajadores a través de Sence, y este año queremos superar esa cifra, siempre concentrándonos en la calidad. La calificación de los oficios es fundamental para mejorar expectativas y hay que accionar en ello.
Mejorar las pensiones
El de Trabajo, sin duda, ha sido uno de los ministerios sectoriales con mayor incidencia en la proposición de políticas públicas en los últimos meses. En diciembre logró abrochar un incremento en todas las pensiones que están dentro del Pilar Solidario, y en los primeros días de enero ingresó con suma urgencia el Proyecto de Ley para la Protección del Empleo y el fortalecimiento del Seguro de Cesantía, que forma parte del plan de Recuperación Económica y Protección del Empleo anunciado por el Ejecutivo.
-¿Dónde ubicaría los principales desafíos que tiene por delante el país en lo que le compete a su ministerio?
- Chile, en general, necesita emparejar la cancha y proyectarse como un país con mayor justicia social e igualdad de oportunidades, pero sin olvidarse de los avances que hemos logrado en todos estos años, trabajando en unidad. En lo particular, y es algo en lo que no podemos perder más tiempo, dos de los grandes desafíos son mejorar los salarios y, al mismo tiempo, garantizar pensiones dignas ahora y a futuro. Con mejores sueldos, y una situación a nivel país estable, los trabajadores y sus familias pueden tener mayor tranquilidad en su día a día y, pensando en sus pensiones, lógicamente que una tasa de cotización más alta, sin lagunas, con solidaridad, permitirá pensiones más dignas.
- ¿Qué viene después de haber mejorado las pensiones solidarias?
- Incrementar los montos de las pensiones del Pilar Solidario era un imperativo moral, porque estamos hablando de los grupos más vulnerables con un alto número de personas sobre 80 años. Sin embargo, hay miles de chilenas y chilenos que son de clase media o mujeres trabajadoras y que, con justa razón, sienten que una vez retirados de su vida laboral las pensiones son muy bajas.
El Gobierno, en noviembre de 2018, ingresó una Reforma Previsional que se hace cargo de estos temas .
- ¿Podría explicar los puntos más relevantes de la reforma?
- Hay tres grupos que pone en el centro: clase media, mujeres trabajadoras y adultos mayores no-valentes. Por supuesto, también se considera una subida en el porcentaje de cotización para ahorro de, al menos, 5%, y la libertad para que el cotizante pueda elegir qué entidad lo administrará. Y, sin duda, la reforma busca dotar al sistema de mucha mayor solidaridad, entendiendo que es un componente que debe tener un papel importante en el engranaje previsional que necesita Chile.
- ¿Esto quiere decir que el sistema de AFP, como lo conocemos hasta ahora, cambiará?
- Claro, y es una voluntad que hemos expresado como Gobierno, porque necesitamos un sistema que contenga lo bueno del que hemos tenido en estas últimas décadas, pero que incorpore elementos que son indispensables para su mejora, como lo es la solidaridad. Debemos apuntar a crear un nuevo pilar contributivo, de ahorro colectivo, con cargo del empleador, para trascender el de sólo capitalización individual, y en ese escenario hay que reconfigurar el sistema de administración de los ahorros de los trabajadores para que sea uno de Seguridad Social propiamente tal. Lo fundamental aquí es hacerlo con suma responsabilidad, porque las frases grandilocuentes pocas veces tienen correlato en la realidad. Estamos hablando del modelo previsional para los próximos 30 o 40 años.