Seguridad vial, tarea de todos
Señor director: El año 2019, 1.555 personas fallecieron por causa de siniestros viales en Chile. La cifra es más alta que la de 2018 y muy superior a la de 2017, cuando se registró el menor número de decesos por esta causa en los últimos 14 años (1.483 personas).
No debemos olvidar que el drama de cada una de esas familias se produce por hechos que no son fortuitos o inevitables, sino que son fruto del descuido, la imprudencia o la desidia de diversos actores viales.
En los últimos años, varias leyes han intentado mejorar las condiciones de seguridad en nuestras calles, y han sido un aporte: tolerancia cero al consumo de alcohol, convivencia vial y la reducción de velocidad máxima urbana, son los principales cambios normativos, entre otros. Sin embargo, seguimos sin ver una reducción importante en la cantidad de víctimas fatales y sus consecuencias irreparables. ¿Qué podemos hacer al respecto?
En primer lugar, resulta imprescindible ampliar la fiscalización de las normas existentes. Un control permanente y efectivo genera un aumento en el cumplimiento de la normativa.
En este sentido, es urgente que se apruebe el proyecto de ley del Centro de Tratamiento Automático de Infracciones en el Congreso, para poder utilizar herramientas tecnológicas en el control de las velocidades.
En segundo lugar, debemos trabajar en las rutas rurales e interurbanas.
Se deben revisar las condiciones de diseño y velocidad de estas, sobre todo de los caminos secundarios. Pero, en especial, es imprescindible revisar las exigencias de la industria de buses que realiza ese tipo de recorridos.
Elevar los estándares, incorporando todas las herramientas disponibles para hacer estos viajes seguros, debiera ser un imperativo para las empresas del sector.
Nuestro país no puede darse el lujo de ver año a año como miles de sus ciudadanos pierden la vida en las calles, sin mencionar a los lesionados y heridos con secuelas graves.
Evitarlo sigue siendo una tarea urgente del Estado, pero también de cada uno de nosotros.
Carlos Melo Riquelme Académico Facultad de Ingeniería y Tecnología Universidad San Sebastián
Crisis pensiones argentinas
Señor director: Las pensionados argentinos están viviendo un verdadero drama, pues el Presidente Alberto Fernández está implementando una serie de medidas económicas para hacer frente a la crisis económica, y los pensionados argentinos son de los principales perjudicados.
La medida consiste en congelar las pensiones 6 meses, para determinar una nueva fórmula de recálculo, lo cual pulveriza las pensiones si consideramos la inflación del 50% anual del país vecino, por lo tanto, los pensionados están viendo día a día una menor pensión, y lo mismo sucederá cuando se conozco la fórmula de revalorización, pues el ajuste será ser menor que la inflación.
Recordemos que hace 10 años el Gobierno Argentino estatizó los fondos previsionales de las AFJPs, prometiendo en ese entonces mejores pensiones, lo que claramente no se cumplió.
Las lecciones para nuestro país son importantes, sobre todo en medio de los ofertones en plena discusión previsional, pero el ejemplo argentino lo único que nos demuestra, es que los sistemas de repartos son inviables y que son los pensionados los más perjudicados.
Eduardo Jerez Sanhueza
Política en crisis
Señor director:La política está en crisis. La reciente publicación de la encuesta CEP ha dejado en el suelo a la política. Independiente del sector político, nadie puede sacar cuentas alegres ni atribuirse algún éxito en el actual momento. Solo un 3% confía en el Congreso Nacional y un 2% en los partidos políticos. De manera transversal, la confianza en nuestra clase política ha caído a lo más bajo.
La pelota está del lado de la política. Si se quiere revertir esta fórmula, los que deben salir a recuperar confianzas y enarbolar un proyecto político que sea atractivo e integrador son nuestros políticos. No sería malo una renovación de rostros también.
Reencantar a la población supone humildad, reconocer errores, abrirse a dialogar abiertamente, buscando acuerdos y soluciones. El desafío es grande y la cancha está abierta.
Jose Luis Trevia Investigador Fundación para el Progreso.