Incertidumbre y PSU
La Prueba de Selección Universitaria (PSU), objetivamente constituye una batería de pruebas estandarizadas, cuyo propósito es la selección de postulantes para la continuación de estudios universitarios. Desde una perspectiva subjetiva, constituye una experiencia de tensión, debido a que implica una respuesta a una demanda externa, de la que depende gran parte del futuro profesional proyectado. Representa una fuente estresora, que implica respuestas altamente emocionales, las que se pueden expresar en diferentes grados de ansiedad.
Estudios plantean que un grado leve o moderado de ansiedad puede cumplir una función útil o favorecedora para al individuo, en cuanto genera un estado de alerta y de tensión que puede mejorar el rendimiento. Por el contrario, altos niveles de ansiedad pueden conducir a errores psicomotores o intelectuales, debido al compromiso en los procesos de memoria, dificultad en la concentración y, en general, a la alteración del funcionamiento psicológico.
El manejo de la ansiedad es uno de los aspectos relevantes para lograr los resultados deseados. Para esto, son importantes los niveles percibidos de certidumbre, ya que mientras se tienen mayores certezas sobre el proceso académico e institucional asociado a la prueba, la ansiedad tiende a niveles bajos y moderados. No cabe duda que el contexto actual de cuestionamiento de la PSU representa un escenario de incertidumbre que altera las respuestas tradicionalmente sugeridas para el momento de rendirla. Frente a esto, una de las certezas con que cuentan los estudiantes se refiere al desempeño expresado en los contextos particulares de enseñanza aprendizaje, medidos a través del ranking de notas y el NEM. Por otro lado, las creencias de autoeficacia representan un factor protector de las experiencias de estrés, que implican altos niveles de esfuerzo y persistencia para afrontar los desafíos y obtener los resultados deseados.
Jorge Vergara
Académico Escuela Psicología
Universidad de Las Américas
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Sobre las "balas locas"
La Bala Loca se ha instalado huérfana, ajena, como si por generación espontánea apareciera irrumpiendo la paz de una familia, sin origen y con un destino fortuito, aleatorio, como algo inexorable que cada cierto tiempo cobra vidas como si fuera un ritual de sacrificio a los dioses de poder. La Bala Loca es la imagen de un mito, de quien quiere suavizar un fenómeno que esconde la más brutal de las desigualdades, que esconde el profundo abandono en la marginalidad, que no quiere reconocer que ese disparo no es fortuito, que busca precisamente dar fragilidad y sometimiento, busca poseer, vulnerar, instalar temor como dominio.
La Bala no es loca, la bala es Narco, es del que arrebató el territorio, del que corrompió nuestros niños, del que flageló nuestra Paz. Es el Narco Impune, que se pasea en el barrio e irrumpe en las noches, el que robó la alegría de los fuegos de artificios para con ellos sembrar angustias, el que puso sus matones en la cancha y en las barras, el que controla las esquinas de la escuela, el que sólo se pasea en tribunales, al que las pruebas mal hechas sacan libre, al que no buscan porque le temen o porque paga, al que se ríe de las autoridades o las ataca sin piedad y organizados, que quema sus comisarías, que corta sus calles, que confunde. Al que se hace pasar por protesta, que engaña, es el mismo que es la "Mano" ante un Estado ausente, el que aparece como protector para después desatar su ira cuando ve amenazado su reinado.
Marcelo Sánchez
Gerente general de Fundación San Carlos de Maipo.
"Cuotas" por la vía legislativa
Esta semana los diputados aprobaron la ley de cuotas de pantalla que exige la exhibición de producción cinematográfica chilena. Ésta se suma a la "Ley del Telonero" y a la ley de cuota de música chilena ya implementada. Esto es peligroso. Hoy la excusa es el fomento de la cultura, ¿y mañana? Siguiendo esta lógica, podríamos encontrarnos en el futuro con boletas de supermercados marcadas por leyes de cuota de productos locales con el fin de "fomentar "lo nacional"".
Un valor de las sociedades libres son los intercambios y acuerdos voluntarios. En el mercado, los agentes económicos movidos por sus preferencias personales encuentran un espacio donde tienden a maximizar sus utilidades. Si el consumidor cree que el producto local es menos valioso que el internacional, ¿Por qué obligar a consumir el primero? ¿No sería mejor que el dicho "si es chileno es bueno" cobre sentido para el consumidor con productos que compiten sin privilegios ha transformarlo a "si es chileno debe ser consumido".
Marcelo González
Fundación para el Progreso