Dos naves de la iglesia San Francisco, pasillos e inmediaciones de la plaza homónima de Chillán se colmaron de familiares, amigos, profesores, vecinos y allegados para despedir el cuerpo de Juan José Martín Morales, quien el pasado domingo 2 de febrero falleció tras la caída de un árbol en la Plaza de Armas de la capital de Ñuble, mientras se encontraba junto a una amiga tras participar del velorio de un compañero de colegio.

Los amigos que cosechó Juan José durante sus tres años como alumno del Liceo Bicentenario Polivalente de San Nicolás realizaron guardia de honor alrededor del féretro donde reposaba el cuerpo del joven, como un acto de reconocimiento a lo que representó para esta institución educativa.

A este grupo se unieron profesores y personal directivo del establecimiento, quienes de manera voluntaria decidieron honrar la memoria de quien recordarán, de acuerdo a las palabras de uno de sus mejores amigos que subió al púlpito, "como una de las personas más importantes de mi vida, que nunca nos dejabas solos, que en medio de la pena siempre estabas tú, y así te recordaré siempre".

La íconica Iglesia de San Francisco acogió a un buen número de jóvenes e integrantes de la comunidad sannicolasina, la cual fue representada en palabras de duelo por el director del establecimiento educacional, Víctor Reyes, quien logró contener sus sentimientos durante su emotivo discurso, pero que logró sintetizarlos en una reverencia con beso que hizo sobre el ataúd del segundo estudiante del Liceo Bicentenario Polivalente de San Nicolás que pereció en menos de dos días.

El protocolo funeral se cumplió, en medio del dolor de sus familiares, del desconsuelo de sus padres y hermanos, quienes después de dos días de velorio aún se mantenían en pie para resolver aspectos logísticos de último minuto.

Pedro Martín, padre de Juan José, agradeció de manera constante cada buen concepto que le manifestaron sobre su hijo menor, y reafirmó que "yo sé que de mi Juan sólo puedo recibir buenas cosas, buenas palabras".

El cuerpo del estudiante fue cargado por su padre, hermano, tíos y abuelo, y una vez que reposaba en la carroza fúnebre, Martín expresó ante las dos muertes casi paralelas de los amigos, Misael Araya -que falleció durante un paseo en una piscina- y Juan José, que "fueron dos tragedias que nuca debieron haber pasado. Diosito tenía esto anotado para ellos, y qué podemos hacer".

Ante el profundo dolor de sus familiares, en especial de la madre de Juan José, Abel Godoy, amigo de la familia y quien perdió a su hija de 19 años producto de una enfermedad, sostuvo "que este un dolor que no puede ser tratado con pastillitas que le dan a uno en el hospital, debe existir un acompañamiento de un equipo de profesionales ante estas situaciones, porque es muy difícil olvidar la muerte de un hijo, eso jamás se olvida".

La familia Martín, en tanto, esperará unos días para estudiar las acciones judiciales contra quienes puedan tener responsabilidad en la muerte de su hijo Juan José Martín.