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Nadadores buscan recorrer 160 kilómetros de perímetro de lago

DESAFÍO. Deportistas quieren lograr una hazaña nunca antes vista, ateniéndose a las condiciones climáticas y las frías aguas de uno de los lagos más grandes del país. Sin embargo, este no es el problema mayor al que deben enfrentarse, pues su progreso se ha visto truncado por la prohibición de acceso a las playas que están en manos de privados.
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Valentina Ramírez

Si las condiciones climáticas los acompañan, un grupo de siete nadadores emprende un viaje cada domingo por la mañana. Su destino cambia cada vez, eligen siempre una playa o punto diferente del lago Llanquihue. Y no es aleatorio: tienen un objetivo que va más allá de pasar un buen rato o de completar un entrenamiento rutinario: ellos quieren recorrer por completo el perímetro del lago, el segundo más grande del país.

Este lago es uno de los puntos turísticos más importantes de la región de Los Lagos. Su borde, con una extensión de 160 kilómetros, contempla las costas de Puerto Octay, Frutillar, Llanquihue y Puerto Varas. Si bien, es común ver actividades deportivas en sus aguas como buceo, vela y hasta un deporte polinésico llamado "surf de remo", jamás se había propuesto realizar un trayecto que rodease su perímetro, completamente nadando.

Quienes se atrevieron a hacerlo forman parte del equipo del Club de Natación Los Lagos, liderado por la arquitecta Selba Hermosilla y el abogado Cleber Afonso, un brasileño que vive desde hace siete años en Chile. Su proeza constará de 28 tramos y hasta la fecha han completado 16, pero no sin dificultades.

Fanáticos

Cuando están en el agua, sus mentes se quedan en blanco. Pueden estar horas en un estado de meditación profunda. "Es como una terapia", sostiene Selba Hermosilla, nadadora. Esta sensación se vuelve adictiva. Con el impulso de superarse y llevar su pasión deportiva a nuevos límites, un grupo de diez fanáticos del nado se reunieron el 28 de noviembre de 2016 para dar comienzo al "Desafío Lago Llanquihue".

En la costa de Puerto Chico, con los trajes de neopreno puestos, ponen música y comienzan a calentar al ritmo de canciones que los motivan para realizar su hazaña. Si algo les apasiona tanto como el nado, es el baile. Una vez listos para comenzar a nadar, se ponen una boya naranja fluorescente atada alrededor de la cintura: es una de sus reglas más importantes. Antes de entrar al agua las repasan todas: no avanzar solos, estar siempre con otros dos nadadores, el grupo es lo más importante.

Pueden pasar incluso dos horas en el agua, con el propósito de recorrer al menos 5 kilómetros. Su meta es completar el perímetro de 160 kilómetros del lago Llanquihue con dirección antihoraria, en modalidad de nado de aguas abiertas. Planean hacerlo en abril de este año. Hasta la fecha, tres nadadores se han retirado del desafío y sólo cinco son miembros que participan en todas las convocatorias de la actividad.

Cleber Afonso, quien es el fundador y organizador del desafío, dice que le gustaría repetir este reto en el futuro. "El objetivo es motivar a las personas a interactuar de maneras distintas con el lago e incentivar el deporte acuático", explica. Para él, lo ideal sería convertirlo en un evento anual y llevarlo a la categoría de los recorridos a nado "más lindos del mundo".

Contratiempos

Sin embargo, para estos ávidos nadadores el camino no ha sido fácil. En incontables ocasiones han tenido que postergar las actividades por lluvias o fuertes vientos, que propician condiciones adversas para el nado. A veces, al comienzo de la actividad el tiempo parece tener condiciones óptimas, pero "es súper cambiante (el clima). Estás en el agua y puede empezar a llover, y las temperaturas en sí ya son bastante bajas", reconoce Hermosilla.

El apoyo externo no ha sido mucho, prácticamente nulo: para los primeros tres tramos contaron con la lancha de los salvavidas de Puerto Varas, pero el gasto de combustible se había vuelto insostenible para su presupuesto. Esto se debe a que todo deben financiarlo ellos mismos, con cuotas que provienen de los bolsillos de los participantes del desafío. Lo mismo ocurre con el equipamiento tecnológico: para un desarrollo óptimo de la actividad, necesitan de relojes que controlen sus signos vitales y sus recorridos. También utilizan cámaras GoPro para documentar los recorridos. En sus planes está adquirir un dron, todo para difundir más el proyecto.

Pero esto es apenas la punta de iceberg de las complicaciones y contratiempos a los que han debido enfrentarse. El más grave, consideran ellos, es tener el acceso limitado a las playas. "Tengo miedo de no poder entrar", expresa Afonso, bastante preocupado. Para realizar el ingreso al mar deben ubicar un vehículo en el punto de partida, y otro en el de salida. Por lo general, cuando deben posicionarse no ven mayores problemas. Aunque no ocurre lo mismo cuando deben salir. Muchas veces les han cerrado los caminos con cercos y candados.

Acceso

En una de las veces que les prohibieron el acceso, tuvieron que abandonar su vehículo un kilómetro de distancia de la costa. Debieron avanzar con los trajes puestos y los pies descalzos, enterrándose espinas y piedras, sin contar la incómoda caminata con el neopreno apretándoles el cuello y los tobillos. Al no poder acceder a las playas, los tramos de nado deben ser más largos para ubicar el segundo vehículo que marcará su salida. En esos casos, han tenido que estar en el agua por casi tres horas, recorriendo ocho kilómetros entre olas y viento.

En otro momento, a la hora de salir de la playa, notaron que personas -a nombre de los administradores de los terrenos- aplicaron un peaje y comenzaron a cobrar el acceso. Ellos, al ya haber ingresado previamente, pudieron regresar sin mayores problemas. Pero concuerdan en que es una práctica común en aquellos terrenos cercanos a las playas.

Para hacer las denuncias correspondientes, dicen, es necesario contactar a los propietarios y eso se vuelve difícil, debido a que los residentes o administradores tienden a ocultar la información respecto a ellos. "Hay barreras burocráticas", apunta Afonso.

El seremi de Bienes Nacionales de Los Lagos, Jorge Moreno, aclara que las denuncias deben acompañar la mayor cantidad de antecedentes posibles, como fotografías y ubicación de los lugares donde el paso hacia las playas está prohibido por los propietarios o los administradores. La autoridad regional concuerda que no contar con datos de los dueños de los terrenos es una limitante en las denuncias.

De momento, desde esa Seremi están trabajando para delimitar entradas, pero admite que el trabajo de fiscalización es escaso por la falta de personal que se dedique a ello. En lo que respecta a los cobros que los nadadores denunciaron, el seremi Moreno afirmó que "nadie puede prohibir o cobrar un peaje por la entrada a un bien nacional de uso público, como las playas". No obstante, si un particular ofrece un servicio como estacionamiento, uso de baños o camping dentro de su propiedad, puede cobrar.