Ya son cuatro años desde que el Volcán Nevados de Chillán se reactivó y comenzó un ciclo eruptivo. El cráter, que se mantuvo con alerta técnica nivel amarilla hasta abril de 2018 cambió ese mismo año a alerta técnica nivel naranja, esto luego de que presentara un incremento en su actividad explosiva menor. Esta característica se mantiene hasta ahora y significa que existen probabilidades de que pase a una erupción mayor, efecto que no se sabe con exactitud en cuanto tiempo se podrá provocar.
Por mientras, solo se sabe que tiene en riesgo a zonas que no están habitadas, las que se encuentran a 3 kilómetros hacía el sureste y 5 kilómetros al noreste de distancia. Un sector acotado, en el cual está restringido su ingreso y que mantiene en alerta amarilla a las comunas que se encuentran más cercanas.
"Hay un plan de emergencia que consiste en hacer difusión del estado del volcán. Todos los días se difunde un mapa de riesgo y recomendaciones, como un plan de evacuación para las comunas aledañas que son San Fabián, Coihueco y Pinto. Por otra parte, carabineros siempre está atento y preocupado de informar a los turistas, por ende se trabaja constantemente, sobre todo en esta época, con Sernatur y la Cámara de Turismo del Valle Las Trancas", puntualiza Gilda Grandón, directora de la Onemi Ñuble.
Monitoreo
En su calidad de volcán activo éste todos los días tiene pequeños sismos e interacciones que son monitoreadas por el Observatorio Vulcanológico de los Andes del Sur que se ubica en Temuco, recinto que se encarga de vigilar todos los volcanes de Chile y por supuesto el de Chillán.
"Ellos analizan todos los volcanes a nivel nacional. Señales que llegan desde la región de Arica Parinacota y de Aysén hasta Temuco, éstas son procesadas y analizadas. Así es cómo se desarrolla un informe, donde a partir de éste, se generan las posibles alertas. Esto se produce gracias a la instalación de sensores sísmicos en los volcanes, que dan datos de sus movimientos. También se utilizan GPS que muestran la deformación del volcán, cámaras de vigilancia etc. Con estos instrumentos se cuida, de manera permanente y en tiempo real el volcán", señala el jefe de la Red Nacional de Vigilancia de Sernageomin, Álvaro Amigo.
Sismos
En estas montañas se producen cientos de movimientos, pero son muy pequeños, por lo que la población no los logra percibir, porque solo son sismos instrumentales. "Los sismos volcánicos no son imperceptibles, son de magnitud baja. Entonces, cuando haya un sismo que se escapa del promedio de las magnitudes ahí se les informa a Sernageomin mediante un reporte especial de actividad volcánica", puntualiza Amigo.
Se envía un informe especial de actividad volcánica cuando estas oscilaciones superan los 3 grados de magnitud, que a diferencia de lo que sucede en las zonas costeras, este desplazamiento, en esta zona, significa un sismo de gran envergadura.
"Usualmente, es raro tener sismos mayores a 3 grados, a pesar que tenemos cientos de sismos. Ahora, no necesariamente, ese sismo implica que habrá erupción, pero si demuestra que hay movimientos importantes dentro del volcán para tomar ciertas decisiones y ver si se desarrollan las alertas. Si es así de significativa la actividad interna del volcán entonces, de manera inmediata, generaríamos la alerta roja", sostiene el jefe de la Unidad.
Futuro
Álvaro Amigo añadió que lo más probable es que el volcán siga en las mismas condiciones en las que está, porque nada indica que vaya a terminar la actividad que mantiene, ya que todavía sigue deformándose y desarrollando movimientos que predice que seguirán por unos meses más.