Redacción
El exministro del Gobierno del ex Presidente Patricio Aylwin y presidente de la consultora de comunicaciones Imaginacción, Enrique Correa, ayer publicó una serie de reflexiones al cumplirse cuatro meses desde el inicio de la crisis social, el pasado 18 de octubre. En el texto, publicado en la página web de su empresa, afirmó que el país "no tiene garantizado su futuro mientras no se restablezca el orden público".
"El país vive, o sobrevive, por las fortalezas acumuladas en esta década, pero no tiene garantizado su futuro mientras no se restablezca el orden público", afirmó en el texto "La situación chilena: coyuntura y escena".
"Después de casi cuatro meses de crisis, el país no se derrumbó", sostuvo Correa, destacando que en la actualidad, pese a que la "economía ha tenido meses muy malos, sin embargo, no se ha quebrado y los factores claves o pilares de su solidez macroeconómica (sistema bancario sólido, Banco Central autónomo, apertura económica y política fiscal responsable) siguen sólidos, sin riesgo inminente que los amenace. La posición fiscal es menos sólida y más alejada de la regla fiscal que en años pasados, pero la caja del Fisco está bajo control".
A esto se suma que durante estos más de 120 días "las instituciones políticas cuya reputación han sufrido más daño, Presidencia de la República y Congreso, siguen funcionando con normalidad, y la discusión de las leyes en el Parlamento sigue su curso, difícil a veces, pero avanza", comportamiento que se replica en el Poder Judicial y el Ministerio Público, destacó el exsecretario de Estado, aunque "con lentitud en la investigación sobre hechos de violencia, pero sus investigaciones no se detienen y siguen siendo manejadas con criterios institucionales y con alta neutralidad política".
"Ni la economía está en recesión, ni las instituciones de Estado se han desplomado, lo que da muestra de la solidez del andamiaje político, económico y financiero chileno", afirmó Correa, pero "todo esto no es suficiente" debido a una diferencia "tenue" entre las manifestaciones pacíficas y las violentas, ejemplificando estas últimas con Plaza Italia, lugar que, a su juicio, "por largos momentos, queda fuera del alcance de la policía y del Estado de Derecho".
Correa sostuvo que "la crisis no es producto de agitadores extranjeros como lo afirmó en su momento el Presidente y el Gobierno. No es tampoco una explosión inmensa contra el neoliberalismo, como lo afirman los que marchan y un sector de la izquierda", sino que el descontento es a causa del "desplome económico del sector más vulnerable de la clase media, la capa inferior del C3, (que está) con miedo, a veces con pánico, ante el peligro de retornar a ser pobres".