Chupallas transcienden más allá de las fronteras de Ñuble
ARRAIGO. La materia prima es la paja, Ninhue y Quirihue son comunas que aún cultiva la tradición del tejido, mientras que la teatina es traída de Santa Cruz.
La chupalla es mucho más que un accesorio para completar el atuendo del huaso, es un símbolo que distingue a una parte de la población que aún mantiene con arraigo tradiciones y costumbres que van más allá de los tiempos. Verlo desde tamaño recuerdos hasta versiones gigantes para decorar un salón puede ser cotidiano en el Mercado Artesanal de Chillán.
María Ortíz Romero dueña del local Artesanías Chillán local 19-22, desde los 12 años ha estado acompañada por ellos y reconoce con solo echar una mirada la calidad del sombrero que no caduca ni por temporada no años " yo compro directamente a la fabrica. De Ninhue y Quirihue es la paja y de Santa Cruz es la tiatina, es la materia prima más finita que hay", refirió la hoy dueña y vendedora de 72 años.
Recomendó que una buena chupalla está hecha de paja y si es de tiatina mejor. En cuanto a los sombreros y chupallas que comercializa citó las marcas: Gonzalo del Piano, Bosques del Sur y el Canadian.
Un usuario de un buen sombrero de fieltro puede pagar hasta $160 por él, mientras que las chupallas pueden rondar las $80 mil.
Citó que este accesorio confeccionado en paja es muy demandando entre los turistas "se lo han llevado a Estados Unidos, Brasil, Suecia".
Pero uno de los principales clientes extranjeros, luego de los locales, son los mormones " estos muchachos después que terminan su misión, vienen aquí a final de año y se llevan los sombreros de chupalla y los de huaso, les gusta".
A las damas, María Ortíz, le ofrece el sombrero de "pita de Gonzalo del Piano que es chileno" y cuesta $38 mil mientras que uno de manufactura ecuatoriana vale $25 mil.
Para Ortiz no ha discriminación en el uso de los sombreros " todo lleva lo que les gusta".
Para Ortíz la temporada no ha estado mal, porque se han vendido " bien las chupallas porque ahora es temporada de trilla a yegua suelta y vienen a comprar, además que no se puede perder la tradición".
Un dato curioso fue aportad por Rodrigo Barrrera, heredero del local, quien indicó "siempre una chupalla o un sombrero debe quedar un dedo por encima de la ceja, sino no es la talla", de quien lo luce.
La tradición va en adultos y jóvenes, Anaís San Martín es una vendedora de otro local ícono en sombreros en el Mercado Municipal de Chillán, ella compartió que "el dueño de aquí le compra a distintas gente de la zona, le compra a todos, no a una sola persona".
Remarcó que los turistas llevan mucha chupallas, y como en todo comercio hay días buenos y días malos "pero durante los días que hace mucho calor se llevan muchos gorros, chupallas, sobre todo para tener sombra".
Desde su experiencia del día a día detrás de la venta de sombreros evaluó que "los hombres casi siempre se llevan las chupallas, mientras que las mujeres se llevan gorros bonitos de pita aunque la chupalla es unisex, quien la quiera y le guste se la lleva".
En este comercios se vende Chupallas desde $17.900, pasando 19.800 y las " más finas están en $42.800".
La diferencia de precios de acuerdo a la experiencia de la vendedora, radica en la forma en que lo cuencen y la apretado o fino que pueda ser el tejido. "Mientras más fino es el tejido más cara es la chupalla".