El aula, punto de partida para mejorar la educación pública
De un total de 76.972 alumnos de establecimientos municipales que rindieron la PSU, solo 26.934 resultaron seleccionados en las universidades del Cruch y privadas adscritas al Sistema Único de Admisión. Según los resultados que presentó el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (Cruch), el 53% de los estudiantes egresaron de establecimientos particulares subvencionados, 23 % de municipales, 21 % de particulares pagados y 3% de Servicios Locales de Educación Pública.
Estas cifras del proceso de admisión 2020 parecen dar cuenta de una tendencia que observamos hace un tiempo; son un reflejo de las brechas de aprendizaje y de la segregación de la educación en nuestro país.
Hoy estamos construyendo un sistema educacional que tiene como principal foco mejorar la calidad de la educación en todas sus modalidades, que requiere de capacidades técnicas y profesionales, pero, sobre todo, requiere de un cambio de paradigma y mentalidad.
Los Servicios Locales de Educación Pública tienen como principal objetivo asegurar que todos los y las estudiantes, independiente de su origen social, cultural o territorial, puedan desarrollar habilidades y capacidades de aprendizajes integrales. Esta es la Nueva Educación Pública.
La gran pregunta es ¿cómo podemos lograrlo? Debemos partir por garantizar las condiciones mínimas para que nuestros estudiantes puedan aprender. Mejorar los espacios educativos es parte del camino que hemos iniciado, pero también necesitamos garantizar que exista continuidad de estudios.
El año pasado el sistema escolar perdió en promedio un mes de clases, la educación pública casi dos meses, es decir, se perdieron cerca de 240 horas de clases. Los niños de 1° básico aprenden entre dos y tres letras a la semana, proceso clave para el aprendizaje de la lectura. Quien no aprende a leer bien, después no se puede abrir a los demás aprendizajes.
El ausentismo crónico se define por la situación de alumnos que faltan 10% o más del año escolar, lo que equivale a 20 días de clases. Uno de los problemas más graves de la inasistencia crónica son las brechas de aprendizaje entre los estudiantes que sí asisten y los que no, quedando estos últimos con menores conocimientos, que posteriormente son complejos de recuperar.
Si queremos avanzar en la mejora y en la innovación de nuestra educación, una condición que debemos empezar a garantizar es que nuestros estudiantes puedan asistir a clases.
El aprendizaje formal que requiere de la participación de otros se produce en el aula y es ahí donde hoy está puesto nuestro foco para lograr un mejoramiento real de la educación y una disminución de las brechas de aprendizaje.
La invitación hoy es a unir voluntades de todos los actores que tenemos algún rol en la Educación Pública para que nuestros alumnos puedan encontrar un lugar de oportunidades reales en los establecimientos educacionales.