Minimizar impacto psicológico de la cuarentena
Durante las últimas semanas, y en especial los últimos días, no hay otro tema a nivel nacional, y también a nivel mundial, que el coronavirus Covid-19.
Las universidades han suspendido las clases presenciales, al igual que los colegios. Es una medida previsora e inteligente. Pese a ello, no está exenta de efectos indeseados, en muchos frentes y uno de ellos es el aspecto psicológico.
A raíz de epidemias de los últimos veinte años, se han estudiados los efectos psicológicos asociados a las cuarentenas. Hoy se sabe que van desde los más inofensivos como el aburrimiento y frustración, hasta los de mayor gravedad, como sentimientos de ira, miedo, confusión e incluso depresión y síntomas propios de un estrés post traumático, como pesadillas, pensamientos intrusivos o cambios repentinos de humor.
Estos últimos síntomas se caracterizan por su impacto a largo plazo permaneciendo por meses e incluso años. Personas, luego de largos periodos de aislamiento, han evidenciado cambios conductuales tales como la tendencia a evitar espacios públicos, continuar con un lavado de manos compulsivo e incluso un aumento en el consumo de sustancias.
Para mitigar estos síntomas es necesario planificar el tiempo en casa y tener en cuenta los siguientes aspectos claves: (1) Estar comunicados: la cuarentena no necesariamente significa estar aislado, y el estar al tanto de nuestros familiares y amigos puede significar un alivio emocional; hoy más que nunca el teléfono, Skype, Face Time o las redes sociales pueden transformarse en potentes herramientas de conexión con quienes más nos importan.
(2) Visibilizar el significado social de la cuarentena: el saber que nuestro resguardo implica menos contagios, en especial de la población de riesgo, puede ser un gran aliado, resignificando el malestar propio de estar encerrados.
(3) Mantenerse ocupado: aunque parezca obvio, demasiado ocio puede derivar en aburrimiento, sobre todo en niños y adolescentes, por lo que se hace imperioso organizar actividades durante el período de encierro. Desde juegos colaborativos hasta compartir las tareas del hogar, pasando por continuar con los deberes (a distancia) claramente contribuirá a reducir los efectos psicológicos negativos de la cuarentena y potenciar el cuidado integral de nuestras familias y comunidad.
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Ricardo Landaeta Le-Fort Universidad San Sebastián
Cierres comunales
La medida adoptada por algunos alcaldes, de gestar cierres comunales, no posee ni pies ni cabeza. No solo no tienen las competencias para realizar aquello -pues restringir la libertad de desplazamiento depende del presidente o de los jefes de defensa nacional de cada región en el contexto de un estado de excepción-, sino que es una medida que también carece de absoluto realismo. Ello en razón de que, desde octubre a la fecha, vemos una profunda anomia y falta de legitimidad en las decisiones. ¿Qué hace pensar que una medida como esa hará que la gente se quede en la casa por arte de magia? Las personas deben asumir el impacto de la crisis sanitaria que enfrentamos y, a partir de allí, seguir al pie de la letra las disposiciones que la autoridad de salud indique. El importante grado de consciencia ante el fenómeno y el convencimiento propio de seguir en la senda de la prevención son factores sumamente determinantes y que no podemos soslayar.
José Luis Trevia
No es tiempo para políticos
Este no es tiempo para los políticos. Es tiempo para los expertos en salud pública. Confiemos en las autoridades que saben de salud y que han dirigido la estrategia para combatir este flagelo.
Los alcaldes no tienen la información, los conocimientos ni las competencias para intervenir. Hoy el mejor alcalde será el que apoye la estrategia técnica que están llevando las autoridades de la Salud.
Chile es el país que mejor está manejando la detección y las medidas de contención en Sudamérica. Tenemos índices parecidos a los que muestra Dinamarca en Europa. Somos el país que más exámenes puede realizar y las medidas de aislamiento social son las correctas. No es tiempo de políticos. No es tiempo de alcaldes pidiendo cuarentenas sin conocer sus consecuencias y efectos. Es tiempo de confiar en los que saben. Solo así saldremos de esto.
Antonio Cordero Kehr