Padres asumen la educación formal de sus hijos por crisis
CLASES. Los profesores resaltan las brechas de acceso a las materias, que se mantienen entre los distintos estratos sociales.
El coronavirus ha logrado marcar, aún más, las diferencias en el sistema educativo. En Ñuble, algunos estudiantes tienen acceso a internet, impresoras y hasta clases personalizadas, mientras que una gran mayoría debe esperar porque les llegué unas guías, que en pocos casos cuentan con acompañamiento pedagógico.
Caterin Moreno, es profesora y trabaja en una escuela de Chillán. Ella desde su casa, relató, que "logramos iniciar el año escolar, allí le entregamos los libros, a los niños, el de caligrafía, y un cuaderno, hemos mantenido a través de WhatsApp la comunicación con los apoderados, por esa vía comparto guías, pero consideró que la situación es medio caótica, porque la gran mayoría de los apoderados de mi grupo, no tienen computador y menos impresora, a lo mucho un teléfono".
Para ofrecer atención la educadora se mantiene atenta a las consultas que manifiestan los alumnos. "Cuando ellos tienen dudas me llaman por el WhatsApp, hacemos video llamadas, aclaro lo que puedo, pero sé que lo que estamos haciendo es para que los niños tengan actividades, pero no son las mejores condiciones para aprender", dijo.
Para Moreno, el establecimiento ha intentado hacer "un gran esfuerzo, preparar guías, imprimirlas, estar pendientes de ellos, pero las condiciones son muy desiguales, de todo mi grupo sólo dos niños han logrado enviar las actividades, y yo no puedo decirles a los demás que está mal o está bien, porque hay apoderados desempleados y eso puede ser un problema mayor".
Ante esta realidad que es tan cercana para muchos en Ñuble, la profesional de la educación recomienda que se refuercen, los conocimientos en matemática, que se hagan lectura, pero considera que una vez que se retomen las clases "vamos a tener que partir de cero".
Un ejemplo de estos desafíos es la cotidianidad de Betsy Pino, madre de tres estudiantes, uno de 1° y otro de 4° básico y una universitaria, quienes viven en El Quillay, en la comuna de Chillán Viejo, ella en medio de la medida de quedarse en casa, compartió que "le enseñó hasta donde sé, matemática y algo de lenguaje, y los apoyo con las guías que mandan las tías por el grupo de WhatsApp, pero más de eso no podemos hacer, porque aquí el internet es muy malo, y no tenemos impresora".
La madre, dueña de casa y ahora educadora por obligación, manifiesta que sus niños están bien "porque vivimos en una casa, con mucho patio, entonces ellos juegan, hacen legos, pero a veces no quieren hacer nada de tarea, así que yo sigue enseñándole a sumar y a restar".
Ahora espera acudir el próximo martes al establecimiento educativo cuando su niño de 9 años recibirá la vacuna contra la influenza y pueda retirar el acumulado de guía que les tienen para seguir con el aprendizaje formal en casa, hasta donde sus conocimientos se los permitan.
Otra madre que día a día se mantiene en la montaña rusa de enseñar en medio del confinamiento es Migly Martínez, quien tiene el plus de ser educadora de formación profesional, pero a pesar de contar y manejar herramientas pedagógicas, se enfrenta a múltiples ramos, ya que tiene una niña en 5° y otra en 6° básico, mientras que la tercera cursa el 1° medio. Martínez reconoce el trabajo y la organización que han hecho desde el Liceo Marta Brunet, para que sus alumnos reciban los materiales y asesoramiento necesarios, "por ejemplo a mi hija durante la primera semana de paralización de las clases le enviaron como 16 guías, pero aunque yo soy educadora, hemos tenidos que conectarnos a través del videollamadas con mi hermana que es ingeniero y está en España, para que le expliqué cosas de física y matemáticas porque yo no manejo esa información y me da terror enseñarlos algo mal".
La profesora ejerce como asistente de educación en la Escuela México y está semana se prepara para producir videos tutoriales para ser compartidos con los apoderados de ese establecimiento educativo "con los cuales esperamos entregar herramientas a los padres para la toma de dictado, concentración de los niños en la lectura, además que desde la semana pasada comenzamos a acudir diariamente un grupo de 10 a 15 trabajadores de las distintas áreas a la Escuela con el fin de apoyar".
Otra Realidad
Alex Ferrada, presidente del Centro General de Apoderados del Colegio San Vicente de Chillán, consideró "que el material que ha enviado el colegio ha sido bueno, al igual que las guías y la plataforma de atención, realmente el establecimiento se ha esforzado por entregar herramientas, pero también es verdad que no todos los alumnos del colegio tienen acceso a internet, computadora e impresora, yo creo que al menos un 50% no tiene acceso en estos momentos a la plataforma que ofrece el establecimiento".
Pero a pesar de la limitación, que alcanza a buena parte de la población estudiantil Ferrada, indicó "que los profesores se conecta, hacen clases, explica, mandan las guías y dan un plazo de 2 días para enviarlas, y para resolver dudas personalizadas. De verdad que por eso no nos podemos quejar, además que desde la dirección del colegio con los responsables de tecnología, han pedido a los apoderados que tenga Tablet, teléfonos o computadores que no usen donarlos para que sean reparados y entregárselos a estudiantes que lo necesiten".
Brechas
Verónica Llanos, presidenta de la Asociación de Apoderados de Escuelas municipales de Chillán, destacó "el gran compromiso que han tendido los docentes". Pero no pudo dejar de un lado la ancha brecha que existe entre los alumnos, ante lo que expresó: "Tengo apoderados que me llaman que deben trabajar, o que está desempleados y que deben ayudar a sus hijos, cuando muchas veces los hijos saben más que sus padres, porque la gran mayoría a duras pena tienen básica o la educación media aprobada".