Desarrollo chileno
En su columna del 5 de mayo en The New York Times, Thomas Friedman analizó la brutal constatación que el covid-19 trajo a los estadounidenses: que sus deficiencias para combatir la pandemia son el resultado lógico de devaluar la ciencia y la lectura, atacar funcionarios públicos como deporte político, convertir la política en entretenimiento y adoptar horribles hábitos alimenticios.
Haciendo el mismo ejercicio, la lección para el Chile pospandemia sería la de sacudirnos de la mediocre condición de desarrollo frustrado, atascados en este extraño subdesarrollo (modernidad a medias) que nos tiene desde 2008 creciendo mínimamente y con altos niveles de polarización y conflicto. Aspiremos a convertirnos en potencias regionales como Israel, Corea, Taiwán o Singapur (todas naciones pequeñas), cerrando nuestras contradicciones: relevemos la inteligencia a gran escala y convirtámonos en la población mejor educada de América Latina; profesionalicemos al máximo la política eligiendo individuos moderados y no fanáticos de cualquier signo o mediocres disfrazados de una banal fama; institucionalicemos lo mejor de la tecnocracia (a la Banco Central); impulsemos nuestros éxitos económicos con política tecnológica, y erradiquemos enfermedades metabólicas no transmisibles. Parafraseando al director de orquesta, José Luis Domínguez, desarrollo no tiene que ver con cuánto tienes en el bolsillo; tiene que ver con la riqueza que pueda existir en la mente del chileno más humilde y anónimo.
Camilo Barría-Rodríguez
Evaluación, enemigo de la educación
Si hay algo que ha quedado en total desmedro en esta pandemia, en nuestro país, es la educación y su formato desigual. Esto no está dado por los docentes, sino más bien por un sistema que se basa en una constante valoración a corto plazo de contenidos específicos en una diversidad de niños que hasta ahora no habría sido considerada por este mismo (para qué hablar de los que no pueden ser parte del sistema regular por su falta de integración).
El aprendizaje, en las declaraciones del ministro de la cartera, nunca está mencionado como un aspecto integral real, sino más bien como logros escalonados y directos que "deben" estar presentes.
El evaluar, más aún con el SIMCE (por años estudiado como una prueba que sesga) o un sucedáneo que ni en su explicación deja claridad qué es lo que es, no es más que dejar en evidencia la desigualdad. Obviar los cimientos profundos que un aprendizaje real tiene para la vida, al constituirse como una herramienta en el desarrollo individual, además de obviar aspectos fundamentales como los emocionales no es más que insistir en tener un sistema basado en la inequidad.
Si somos realistas, nadie puede asegurar la calidad y cantidad de aprendizajes de contenidos en estas condiciones mundiales. Sin embargo, si somos optimistas podemos esperar que estrategias fundamentales como la autogestión, el autoaprendizaje, la creatividad y la imaginación, puede florecer y ser punta de lanza en una nueva mirada de la educación. Una, ojalá en que la diversidad sea respetada, mirada, integrada y no mal evaluada.
Claudia Figueroa, académica Escuela Fonoaudiología UNAB
Crecimiento solar
Un reporte reciente de la Agencia Internacional de Energía situó a Chile entre las cuatro naciones con mayor penetración de energía solar a nivel global, con un 8,5% de contribución de esta fuente para satisfacer la demanda eléctrica[1].
Ubicándose detrás de Honduras, Israel y Alemania, nuestro país es parte de una tendencia poco esperada, ya que, en situaciones similares, un desplome en el precio de petróleo y el gas significaba el aumento de la demanda por dichos combustibles fósiles, en detrimento de otras alternativas.
Pero hoy la industria de energías limpias mucho más madura que antes. Además, en nuestro país otro factor relevante es el marco regulatorio actual, que incentiva la llegada de inversiones de gran magnitud, de largo plazo, y con ello la proliferación de numerosos proyectos.
De esta forma, si antes era posible ver un efecto rebote del desplome de commodities ligados a la energía, cuyos precios bajos estimulaban una mayor demanda, hoy la tendencia apunta a optar por fuentes basadas en largos años de Investigación y Desarrollo, como por ejemplo la fotovoltaica, que, gracias a la constante innovación en la tecnología de los paneles y distintas curvas de aprendizaje ligadas a la máxima productividad de los mismos, la ha situado en una posición sumamente competitiva.
Víctor Opazo Carvallo, CEO de Solek Chile