Las niñas y los niños pequeños, en especial los menores de seis años, conforman uno de los grupos etarios a los que más les cuesta comprender y aceptar las medidas de restricción social establecidas por la autoridades sanitarias para prevenir el contagio de Covid-19 y, de paso, evitar la expansión de la enfermedad.
Para ellos, en su gran mayoría, permanecer confinados dentro de la casa sin poder salir a jugar a la plaza o a un parque, o verse imposibilitados de compartir con sus abuelos, tíos y primos (cuando no viven juntos) o con amigos más cercanos -dada la necesidad de practicar el distanciamiento físico con otras personas-, junto con una serie de otras limitaciones asociadas a las cuarentenas, son situaciones que las asumen simplemente como castigos que, además, los obligan a alterar sus rutinas y hábitos de manera ostensible, de un día para otro.
A lo anterior se suma el hecho de que ya ni siquiera van al jardín infantil o al colegio y deben permanecer encerrados, lo que además de estrechar su círculo les genera malestar y ansiedad.
"Ellos perciben con mayor sensibilidad las preocupaciones que experimentan los adultos que los rodean, por lo que estos cambios les resultan más complejos de enfrentar y superar", explica la doctora en Ciencias de la Educación Patricia Herrera Sepúlveda, académica e investigadora de la Escuela de Educación Parvularia de la Universidad de Valparaíso.
Por ese motivo, esta educadora sugiere a las mamás y los papás promover y reforzar las actividades destinadas a que sus hijos se distraigan, jueguen y se entretengan en el hogar durante este período de aislamiento, pero, al mismo tiempo, que conversen con ellos y se tomen el tiempo de saber qué piensan de lo que sucede hoy, como lo están pasando y qué sienten al respecto.
"En definitiva, el objetivo más importante es que las familias hagan de este contexto una oportunidad para que sus integrantes estén juntos, compartan entre todos y especialmente con los niños. Los adultos -independiente de que estemos afectados, que por cierto es algo natural- debemos desempeñar un rol que apunte no solo a tranquilizar a los niños o distraerlos y hacer que se sientan más confiados, seguros y se entretengan, sino que, también, asumir la responsabilidad de enseñarles y guiarlos en medio de esta crisis sanitaria, que a la vez abarca otras dimensiones (económicas, laborales, sociales), con el fin de disminuir el estrés que ésta les pueda provocar", afirma la docente de la UV.
Lectura y juegos
En concordancia con lo descrito, Patricia Herrera propone a los padres y adultos encargados de niños pequeños -en primer término- leerles cuentos y conversar con ellos sobre su contenido.
La idea, afirma la docente de la Escuela de Educación Parvularia de la UV, es que el cuento puede ser leído desde un sitio de internet por el papá o la mamá -no por la niña o niño- o mejor aún desde un libro propiamente tal, ya que este tiempo es asimismo una oportunidad para alejarlos de las pantallas. Y si no hay cuentos a la mano, inventar alguno y hacer que ellos sean parte de la historia.
"Los niños acceden a las historias contenidas en los cuentos u otro tipo de género literario gracias a quienes se las leen o relatan. También es igual de relevante que la persona a cargo de esa lectura o relato tenga claro que la forma en que ejecute esa acción será clave para despertar en ellos un real interés por conocer esas u otras historias contenidas en un libro específico", precisa la doctora en Educación.
Otra opción es rescatar algún juego de mesa que sea del gusto e interés de los niños o que hace tiempo permanece guardado en alguna parte de la casa, o que los papás les propongan realizar alguna actividad lúdica que ellos practicaban cuando era chicos.
"También jugar a la escondida dentro del hogar, por pequeño que éste sea, siempre es estimulante para una niña o niño pequeño. Y para qué decir jugar a la cocina o cocinar con ellos de verdad. Todas estas acciones que son simples de implementar tienen el propósito de distraerlos y animarlos para que se sientan más contenidos. En otras palabras, les aportan alegría y evitan que la preocupación que existe a nivel general, y sobre todo entre los adultos, se les transmita y la asuman más allá de lo razonable", sostiene la doctora en Ciencias de la Educación.
Algunas sugerencias
Como ayuda práctica para entretener y distraer a niñas y niños durante el confinamiento, Patricia Herrera recomienda lo siguiente:
- Invitarlos, independientemente de la edad, a realizar actividades para que se dispongan a ser parte de ellas. Preparar un espacio para tal efecto y hacerlos sentir que son los protagonistas de las acciones.
- Conversar con ellos durante el desarrollo de la actividad; que se sientan con la libertad de opinar, reír, equivocarse, preguntar, cantar, bailar, etcétera.
- Estar atentos a su nivel de interés durante su desarrollo, para continuar o suspenderlas y evitar así que se agoten.
- Al terminar la actividad, ordenar el espacio en que ésta se realizó junto a ellos; hacerles parte del orden y la limpieza del lugar, sobre todo en momentos en que se requiere ser estrictos con la higiene. Ellos lo pueden entender.
- Evitar que jueguen frente a pantallas (o acotar y minimizar el tiempo que pasan frente a ellas).
- Antes de dormir recordar lo que hicieron juntos y lo bien que lo pasaron.
Rol de los abuelos
En muchos hogares las niñas y los niños pequeños también viven con sus abuelos, e incluso son criados por ellos. En estos tiempos, en que unos y otros comparten el confinamiento, los abuelos pueden ser los cómplices ideales de un sinfín de actividades entretenidas. Por ejemplo, enseñarles a los nietos a conversar, jugar, leer o explorar ciertos rincones de la casa. "Pero quizás si la acción más relevante que pueden realizar hoy los abuelos con sus nietos es enseñarles sus raíces familiares, ya sea conversando o con el apoyo de fotos en las que aparezcan sus padres, sus bisabuelos, tíos o parientes lejanos", complementa la enfermera Carolina Ruiz-Tagle Pérez, magíster en Enfermería Gerontogeriátrica y profesora de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Valparaíso.