Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Deportes
  • Clasificados
  • Servicios
  • Espectáculos
  • Contraportada

Covid-19: una oportunidad para hablar sobre la muerte El cuidado de la salud mental es fundamental

Guillermo Bugedo Kerima Carmi Ahues
E-mail Compartir

Represento un grupo de personas, de entre 50 y 70 años, en que la muerte se ha aparecido como una posibilidad real y tangible en esta pandemia. La enfermedad por el nuevo coronavirus (covid-19) no ha reconocido límites y ha matado en vivo y en directo a miles de personas. La alta transmisibilidad del virus no hace diferencias en el color de la piel, los estratos sociales ni la religión. En ausencia de una vacuna, la mayoría de nosotros, en algún momento, contraerá la infección. En la mayoría de los casos será un malestar general, dolores musculares, fiebre y tos. En otros, cerca del 5% de los contagiados, el coronavirus producirá una neumonía y, si esto ocurre, la posibilidad de fallecer aumenta considerablemente.

El manejo de la neumonía es básicamente sintomático, ya que no existen medicamentos que la prevengan ni la controlen, sino las propias defensas del individuo. Al principio será el uso de oxígeno por mascarilla, luego de algunos dispositivos no invasivos que facilitan la respiración y pueden prevenir la fatiga de la musculatura respiratoria. Si esto no es suficiente, situación que ocurre en hasta el 50% de las personas con neumonía, debemos dormir al paciente y conectar su sistema respiratorio a un ventilador que permite sostener la oxigenación, mientras los pulmones se encuentran afectados y las defensas del individuo intentan vencer al virus. Estos tratamientos en la UCI son muy complejos, requieren de un equipo altamente calificado e incluso así la mortalidad oscila entre el 30% y el 50%.

A mis 60 años, si me contagio con el coronavirus, mi posibilidad de tener una neumonía es del 5%, de caer en ventilador entre 2 y 3%, y de fallecer, cercano al 1%. Una posibilidad baja, pero tangible y real. Ahora, si tengo una menor reserva cardiovascular, lo que va ocurriendo normalmente después de los 50 años, esta posibilidad aumenta. Por eso la mortalidad en la gente joven es bastante más baja y aumenta en aquellos que tengan mayor edad, patologías asociadas, alguna enfermedad debilitante, tabaquismo u obesidad.

Sin embargo, todas estas cifras pueden aumentar si hay un colapso del sistema de salud, situación que ha sucedido en otros países. Por eso la importancia de acatar las instrucciones, en el sentido de mantener el distanciamiento social cuando así lo indique. La protección de la salud debe ir de la mano de la protección de la economía, ya que esta también trae problemas de salud: desempleo, depresión, violencia. Así, las autoridades deben ir apretando y soltando la cuarentena, en una ecuación compleja, según los mapas epidemiológicos que varían día a día.

Aprovechando el confinamiento en que estamos todos sometidos, los invito a hablar de la muerte o mejor, de la otra vida. Comentar cuáles son nuestros miedos y nuestras esperanzas. Esto nos permitirá tomar decisiones anticipadas, las correctas, en situaciones complejas, de urgencia vital. También, entendiendo que la muerte es un fenómeno constitutivo de nuestra condición humana, nos ayudará a disfrutar estar vivos. Si le parece un tema complejo de abordar (sin duda, lo es), aquí va una idea: ¿cómo queremos que rece nuestro epitafio?

Hace pocos días, el Gobierno anunció una serie de nuevas medidas, entre ellas, el proyecto "SaludableMente", una iniciativa de acompañamiento para personas que han visto afectada su salud mental en el confinamiento.

Este tipo de iniciativas deben subrayarse, ya que la salud mental no puede ser olvidada durante esta emergencia sanitaria, y amerita una preocupación especial por parte de las autoridades.

Según la Organización Mundial de la Salud, las consecuencias que ha provocado el coronavirus para la salud mental, y las que traerá en el futuro, podrían aumentar la tasa de suicidios y trastornos, lo que llevó a la OMS a realizar un llamado a los gobiernos para tener como prioridad la atención en esta materia.

Y una realidad que no se puede desconocer es el alto índice de depresión juvenil. Por esta razón, es fundamental que las instituciones de educación superior realicen acciones preventivas y de atención a sus estudiantes, hoy de manera virtual.

Como una manera específica de aplicar medidas de prevención, la Universidad San Sebastián implementó un nano curso, que busca entregar herramientas de Primeros Auxilios Psicológicos, con el fin de generar el sentido de comunidad y cuidado del otro, como también, acompañar de forma oportuna, asertiva y efectiva a quienes experimenten una situación de emergencia emocional. Además, los orientadores estudiantiles USS se encuentran disponibles de manera online para entregar asesorías a los estudiantes que lo requieran junto con charlas virtuales, reforzando temáticas con estrategias prácticas para el autocuidado. Al eje preventivo, lo complementa la gestión de atención, a través de la Clínica Psicológica de la Universidad.

Con esto se busca intervenir oportunamente los problemas de salud mental, desde la prevención a la atención, para aquellos estudiantes que sufren mayor malestar emocional, ofreciendo diversos canales de comunicación como videollamadas y/o correos electrónicos, con el fin de acompañarlos.

En un país que ya viene con históricos problemas en esta materia, será con las medidas adecuadas como esta y otras, que se podrá enfrentar de mejor manera esta adversidad que, en gran medida, depende de la estabilidad emocional de los ciudadanos.

*El doctor Guillermo Bugedo es profesor de Medicina Intensiva de la Pontificia Universidad Católica de Chile

*Directora Nacional de Bienestar Estudiantil de la Universidad San Sebastián.

Medicina

Los efectos que la intubación genera en la voz y en la deglución

CRISIS SANITARIA. Kinesiólogo y fonoaudióloga de la UPLA explican algunas de las principales consecuencias de este procedimiento médico.
E-mail Compartir

En el contexto de la emergencia sanitaria, conceptos tales como intubación o ventilación mecánica son cada vez más comunes y se asocian a un recurso terapéutico de soporte vital que contribuye a mejorar la sobrevida de los pacientes en estado crítico.

Sin embargo, puede generar riesgos asociados. El más grave es la neumonía, que presenta una elevada incidencia y morbimortalidad, además de otras dificultades respiratorias, pero también genera serias dificultades en la recuperación para deglutir y hablar.

El kinesiólogo de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), Diego Urrutia, quien trabaja en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Carlos van Buren, explica que el proceso de intubación orotraqueal consiste en colocar un tubo por boca hasta la tráquea, para otorgar soporte ventilatorio invasivo al paciente. Este tubo atraviesa las cuerdas vocales y posee un balón, el cual se infla, dejando hermética la vía aérea, para prevenir la aspiración de contenido subglótico y así disminuir las incidencias de neumonías asociadas a ventilación mecánica. Entre más tiempo pase el paciente intubado, mayor serán las complicaciones asociadas.

Musculatura orofaríngea

"Al estar el paciente intubado por muchos días, se altera la sensibilidad de la musculatura orofaríngea, que es la encargada de la fonación, por la ausencia de flujo aéreo hacia la vía aérea superior, además el proceso de intubación en sí genera irritación sobre las cuerdas vocales y edema de la vía aérea. Todo esto puede generar la aparición de disfonía y disfagia una vez que el paciente es extubado", dice el kinesiólogo.

Agrega que la principal indicación que hace al paciente cuando se retira el tubo es que no hable, al menos por un par de horas, para evitar una mayor irritación de la zona. Importante también es que tosa, a fin de movilizar las secreciones, que trague para consolidar la salida del ventilador, y luego quedarse en manos del fonoaudiólogo, quien deberá evaluar e iniciar la terapia para recuperar la voz y la deglución.

"Una vez extubado el paciente, tienen que pasar algunos días para que pueda volver a comer y tomar agua. Para eso, el profesional fonoaudiólogo le hace una evaluación y hace terapia con el paciente para que puedan retirarle la sonda nasogástrica, que es una sonda que se ingresa por la nariz y se extiende hasta el estómago, como vía alternativa para alimentación del paciente mientras está intubado", precisa Diego Urrutia.

Paulina Zavala, fonoaudióloga y coordinadora del Laboratorio de la Voz de la Universidad de Playa Ancha, confirma que la intubación prolongada puede afectar la voz y la habilidad de tragar de forma segura y eficaz. En relación con esto último, advierte que existe un cuadro clínico llamado Disfagia Post Extubación (DPE), que es el trastorno de deglución que se presenta en pacientes sobrevivientes a enfermedades críticas, después de la extubación.

Comenta que en relación con la voz, hay un impacto variable en la comunicación, especialmente porque el procedimiento para la intubación podría asociarse a lesiones laringotraqueales, como laceraciones, úlceras, estenosis, granulomas y parálisis de cuerda vocal. Además, si el tiempo que el paciente debe permanecer intubado es prolongado, podría necesitar de una traqueostomía, lo que impide la producción vocal normal.

Afortunadamente, subraya que sí es posible recuperar la voz, la deglución y la capacidad de comunicación del paciente, pues existen tratamientos médicos y fonoaudiológicos para la rehabilitación comunicativa, vocal y deglutoria.

Agrega que las terapias son tan diversas como los cuadros clínicos y entornos biopsicosociales encontrados en cada uno de los pacientes evaluados. Y podrían considerar desde cirugías, para recuperar alguna estructura o función afectada, hasta tratamientos terapéuticos exclusivos.