La pandemia del Covid19 ha generado un tremendo impacto en la vida cómo la conocíamos, con consecuencias no solamente sanitarias, sociales y económicas, sino que también de nuestras propias conductas. Hemos experimentado el aislamiento, confinamiento, distancia física y hemos debido tomar medidas como el uso obligatorio de mascarilla con el fin de resguardar y proteger la salud de todos.
Estos cambios también se han visto en cómo nos movemos. Hemos identificado una caída en la demanda de pasajeros en el transporte público y no sólo en nuestra región, si no que, en varios otros países, como China, Alemania y Francia está ocurriendo un fenómeno similar. Siempre el transporte público y de carga ha sido considerado clave para la continuidad de nuestras funciones y reconocemos y agradecemos el gran compromiso y dedicación de este grupo de personas, que no ha parado a pesar de la contingencia y que en definitiva beneficia a todos nosotros.
Debido a esta emergencia sanitaria ha generado comportamientos que tendrán que ir siendo incorporados en la planificación de los servicios en plazos cercanos. Como mencionaba antes, medidas de bioseguridad, densidad de pasajeros, teletrabajo y hasta la configuración de las ciudades tendrán que ser analizadas y planificadas cuidadosamente.
Ya venía desarrollándose desde hace un tiempo la micromovilidad y que hoy ha tomado un rol relevante en respuesta a este nuevo esquema y a los comportamientos de nuestros traslados esenciales, ya que permite distanciamiento físico y actividad física.
Como Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones tenemos la labor de facilitar las condiciones de circulación de los modos no motorizados y recientemente está a disposición de las municipalidades la "Guía de Composición y Diseño Operacional de Ciclovías", una herramienta que agiliza la implementación de ciclovías en forma simple, económica y de rápida tramitación. Una alternativa que permite responder a la necesidad inmediata a esta pandemia pero que también se antepone al escenario en que se produzca un retorno de las personas a sus lugares de trabajo y estudio, adaptando espacios urbanos y permitir la convivencia de modos, donde Chillán ha sido un ejemplo con sus más de 29 kilómetros de ciclovías.
Sin duda el Covid19 nos ha obligado a mirar y repensar la forma que se irán retomando las actividades y de cómo las personas se movilizarán. Es por esto que creemos oportuno analizar la micromovilidad en este nuevo contexto, sin sacrificar el fortalecimiento del transporte público, y trabajando para lograr una integración efectiva, segura y amigable entre ambas formas de transporte.
Bárbara Kopplin Seremi de Transporte y Telecomunicaciones .