Las manos de Marisole Valenzuela Bastias, no distan mucho de cualquier otra mujer de campo, que a pesar de la penetración abrumante de la tecnología, aún mantiene, cultiva y preserva las tradiciones del Ñuble rural, de la gente que se ha levantado en medio de los desastres naturales, las pérdidas de seres queridos y donde la pandemia se ve con incredulidad "porque realmente no se sabe quién dice la verdad".
Los dones o conocimientos heredados de la también cantora campesina, hacen que su guitarra suene bajo los acordes que les enseñaron su abuela y su madre, pues ella dice que nació cantando, y el hecho de contar con una huerta, con un telar que ha sido su fuente de ingresos económicos en estos momentos de paralización de los eventos musicales, muestra que siempre el campo será un refugio para la preservación de la vida, mientras que las ciudades parecen cada día más asfixiantes.
- ¿Cómo está enfrentado la pandemia cuando el canto público está en pausa?
- Yo tenía presentaciones agendadas para abril, pero desde marzo todo se empezó a bajar, entonces casi de inmediato quedamos sin trabajo, porque para nosotros hacer eventos es parte de nuestro trabajo. Después todo se puso peor y ahora no hay posibilidad de nada para nosotros los campesino porque en la ciudad se ve que están haciendo recitales vía on line, pero yo no me manejo mucho en eso, pero veo que mis colegas si están haciendo muchos recitales.
- ¿De qué vive en estos momentos una cantora campesina?
- Desde el 16 de marzo me guardé. Una cantora campesina que se precia de tal, sabe hacer hartas cosas más, trabajar la tierra, los hilos. Yo soy artesana en lana, tejo ponchos, así que gracias a Dios he estado ocupada en eso, haciendo ponchos. La gente me ha arrendado a tejer.
- ¿Y cómo se hace para realizar un recital?
- Debo decir que el internet me ha ayudado mucho, estoy en facebook e Instagram como Marisole Valenzuela, me buscan y allí me encuentran. A veces se dice que las redes sociales no sirven para nada, pero a mí me han ayudado bastante.
- ¿Está viviendo de sus otras artes?
- Exactamente y de lo que uno ha tenido guardado, y en el campo siempre hay verduritas, donde echar mano.
- ¿Es distinto vivir la pandemia en el campo que en la ciudad?
Si, por último porque hay más espacio donde los niños pueden salir a jugar, a mirar, uno mismo. Porque en el pueblo ahora, se ha descubierto, lo hacinado que estamos viviendo los chilenos. En el campo hay más espacio, uno sale al aire libre, a buscar leña. Lo que estamos en el campo vivimos la pandemia de manera distinta, en ese sentido.
- ¿Dejó proyectos en pausa?
- Si, estaba haciendo una grabación en Chillán y no he podido continuar, es una grabación de disco y todo eso está paralizado y desde Santiago nos habían mandado a grabar unos himnos y eso también está esperando.
- ¿Le afectó la reconducción de los recursos económicos que estaban destinados a las artes?
En lo personal, no me afecta, porque (risas) no gano nunca esos proyectos, el año pasado postule a 2 ó 3, pero no me gané nada, igual este año iba a volver a intentarlo, porque estoy trabajando en unos libros y quería postular.
- ¿Además de tejer y cantar, qué más está haciendo?
- Estoy componiendo mucho, estoy haciendo arreglos y trabajando con mucho material, para cuando vuelva "la nueva normalidad" como dicen, porque ahora es cuando hay que trabajar duro, porque cuando se pueda salir a la calle, salgamos con todas las cosas listas para trabajar. Espero que esto de quedarse en las casas nos fortalezca.
- ¿Se ha sentido triste?
-Si, me pongo triste cuando veo a mi gente de los campos. Me dio una pena la última vez que los vi, porque andábamos todos con máscaras, no nos vimos, no nos reconocimos, no nos podíamos saludar, porque andábamos envueltos hasta los ojos y yo veo a la gente del campo que no se saben poner sus mascarillas.
- ¿Siente qué falta más atención e información para los campesinos?
- La verdad, es que yo no sé a quién creerle, quién está diciendo la verdad, no sé qué hacer, así que la recomendación que más he tomada es no salir de la casa, y hay que reconocer que la dueña de casa, la mamá merece aplausos.