"La soledad es algo muy malo, juega muy en contra"
Aunque pueda hacer referencia a un lugar común, la frase acuñada por políticos, dirigentes y ciudadanos que "la pandemia ha sacado lo mejor y lo peor de cada persona", esta oración adoptada por el colectivo, refleja en gran manera la labor altruista que viene realizando Angélica Martínez, vecina que reside en la Villa Magisterio de Chillán, más allá de las paredes de su domicilio, y donde sus acciones contribuyen de manera positiva en un buen número de adultos mayores que se encuentran dentro de su radio de cotidianidad.
La madre, esposa y trabajadora organiza su tiempo, para atender de manera constante sus compromisos habituales más las solicitudes de favores que requieren sus vecinos adultos mayores, que van desde la compra de medicamentos, hasta alimentación complementaria, pasando por uno que otro requerimiento puntual, donde los valores de la confianza, la solidaridad, la empatía hacen gala en medio de un momento donde la supervivencia no se puede obtener desde lo individual, sino que pasa por el colectivo.
-¿Qué la llevó a asumir esta responsabilidad con sus vecinos?
-Siempre intentaba estar pendiente de las cosas que hacía la junta de vecinos de mi sector, pero no podía acudir a las reuniones que convocaban, porque coincidían con mi horario laboral, pero cuando parte todo esto de la pandemia, nos vimos todos encerrados y yo dije: "Chuta", aquí hay hartos vecinos que son mayores, que no van a poder salir a hacer nada, empezando por mi suegra que recién cumplió 86 años, me vi en la situación de ella, que no podía salir, y me pregunté ¿cómo van a hacer sus cosas?.
-¿Desde cuándo asumió la responsabilidad de compras con sus vecinos?
-En abril, empezamos a hacer campañas junto con nuestra vecina la señora Clarissa Acuña , porque desde el Cesfam Violeta Parra, nos empezaron a pedir los listados de los vecinos que necesitaban que le llevarán los medicamentos a sus casas, a los que habían que empezar a atender en sus domicilios, entonces le empecé a cooperar de esa forma al Cesfam, empezamos a hacer un catastro entre varios vecinos y empezamos a enviarle esa información al Cesfam, sobre cuáles vecinos debíamos ayudar y a cuáles no, allí partió mi ayuda, este fue como mi primer acercamiento formal, porque allí empecé a visualizar la realidad que teníamos acá en el sector y me dije no son ni 10 ni 15, estamos hablando que aquí el 80% de la población son adultos mayores.
-¿Entonces muchos vecinos demandan la ayuda de una segunda o tercera persona?
-Sí, son muchos, aquí hay matrimonios, donde los dos son mayores de 80 años, de 70, muchas personas viven solas, que los hijos están en otras ciudades y como hubo cuarentena y cordón sanitario no podían venir a ver a sus papás, tampoco.
-¿Cómo hace para atenderlo?
-Tenemos un grupo WhatsApp de la junta de vecinos, allí está mi número, entonces cada vez que yo voy a salir a comprar algo pregunto ¿algún vecino necesita algo?, allí me hablan por interno y me solicitan que les vaya a comprar medicamentos, algún alimento. Ellos han confiado en mí al pasarme sus tarjetas con sus claves. Entonces, luego, yo llegó con los medicamentos, con las cosas, con sus alimentos, se los dejó en las rejas, ellos lo sanitiza. Claro yo les entregó boleta, la tarjeta y está todo totalmente transparente.
-¿A fin de mes se incrementa el número de mandados?
-Sí, allí es un poco más porque piden cositas que le faltan para sus casas, a pesar que reciben los medicamentos que les envía el Cesfam, hay muchos que no se los dan y los tienen que comprar. Entonces son compras, a veces de medicamentos, desde $70 mil hasta de $100 mil.
-¿En pandemia es necesario recuperar los valores de la solidaridad y la empatía?
-Mucho, siento que la gente está muy egoísta, que muchas personas piensan solamente en su bienestar, si yo estoy bien, mi familia y mis hijos están bien, pero no sé cómo está mi vecina del al lado, del frente, entonces también es importante saber cómo están ellos, el del lado, el de frente, el de la vuelta. La soledad es algo muy malo, juega muy en contra, yo siempre pienso que los suicidios se pudieran evitar si hubiese más solidaridad con las personas, si supiéramos que la gente del lado está mal, y asumiera que yo tengo que ayudar, no lo puedo dejar sólo, por ejemplo eso a mí no me nace, no tengo esa mentalidad.
"Siento que la gente está muy egoísta, muchas personas piensan solamente en su bienestar, si yo estoy bien, mi familia y mis hijos están bien, pero no sé cómo está mi vecina". "Aquí hay hartos vecinos que son mayores, que no van a poder salir a hacer nada, empezando por mi suegra que recién cumplió 86 años. Me vi en la situación de ella".