Frases
"Lo más importante es renovarnos cada día en la comunión y en la misión".
Sergio Pérez de Arce,
Administrador apostólico
"Me parece que son anuncios positivos, que van en la dirección correcta".
Frank Sauerbaum,
Diputado por Ñuble
"Lo más importante es renovarnos cada día en la comunión y en la misión".
Sergio Pérez de Arce,
Administrador apostólico
"Me parece que son anuncios positivos, que van en la dirección correcta".
Frank Sauerbaum,
Diputado por Ñuble
Antonio Acevedo Hernández (Tracacura, Angol 1886 - Santiago 1962), dramaturgo, cuentista, novelista y cronista. Hijo de Luis Acevedo Astorga y de María Hernández Urbistondo. Casado con Rosa Cataldo Lizama, tres hijos. Nacido en Malleco, pasó su adolescencia en Chillán, ciudad a la que arriba a los doce años de edad, en las postrimerías del siglo XIX en 1898, en lucha por la subsistencia, después de haber huido del hogar familiar, comenzando así, una difícil y azarosa vida. Al establecerse en Chillán, aprendió a leer y asistió a clases en una escuela-taller de carpintería. Comenzó a desarrollar el gusto por la lectura, la que culminaría en una vocación autodidacta por el Teatro que no abandonaría jamás. Posterior a su estadía adolescente en Chillán, vinieron estancias en Linares y más tarde, siendo un joven de unos veinte años, arribó a Santiago. Acevedo, fue un niño solo, el cual conoció el látigo antes que el abecedario. Para sobrevivir, en su niñez y juventud, desempeñó los más diversos oficios como: cargador y vendedor de feria leñador, pedrero, ferrocarrilero, peón de hacienda, cargador de maletas, barredor de escenarios y camarines, boletero, carpintero, ayudante en la construcción, empleado de tienda y del Registro Civil entre otros. La dura vida que llevó y la variedad de oficios que realizó, fueron dándole la oportunidad de observar el mundo desde distintas perspectivas, lo que lo nutrió de experiencias, imágenes y conocimiento de tipos humanos, para el gran número de obras literarias y crónicas que escribió a lo largo de su multifacética vida.
Una vez establecido en Santiago, compró algunos libros de teatro, los cuales leía de noche. Luego comenzó a escribir teatro, cuentos, novelas, poesía, notas y crónicas. Fue compilador de elementos del folclor nacional, participó y dirigió compañías teatrales, con las cuales realizó giras hacia el sur del país. Hoy, Acevedo es considerado el padre del Teatro social chileno, con más de cuarenta obras teatrales, algunas novelas, cuentos, recopilaciones de temas folclóricos y varios cientos de columnas en la prensa. Sobresaliendo las obras de teatro: Almas perdidas (1917); La canción rota (1921); Arbol viejo (1927) y Chañarcillo (1937). Dedicando a Chillán una pieza teatral titulada: Cardo negro (1933) la que se desarrolla en la Feria de Chillán y varias crónicas de prensa, siendo muy emotivas las referidas en su libro Retrato Pintoresco de Chile (1953). Acevedo además, fue columnista de diversos diarios. Entre ellos: Las Ultimas Noticias, El Mercurio, La Nación y Los Tiempos de Santiago. Además colaboró con la revista Zig - Zag. Su trabajo le hizo merecedor del Premio Nacional de Teatro de la Universidad de Chile, año 1954, entre otros, como el Premio Municipal de Santiago.En la edad madura, Acevedo evocaría gratos recuerdos de la ciudad de Chillán, calificándola de "multiforme y cariñosa". Recordó en 1935: "Conservo de Chillán Viejo una impresión muy familiar. Me parece una abuela dadivosa y conciliadora que tiene siempre a disposición de los niños el consuelo de una golosina. Era yo un vagabundo cuando pasé y estuve acampado en Chillán Viejo, al sur del pueblo, donde con otros muchachos sumergíamos nuestros cuerpos en el agua y pescábamos con cestas de mimbres camarones minúsculos, verdosos y agresivos".
Considero que en la ciudad de Chillán se debiera reeditar la obra Cardo negro, para el conocimiento y valoración de la identidad del Mercado de Chillán de inicios del siglo XX, escrita por este gran dramaturgo.
Alicia Romero Escritora.
La crisis sanitaria que se vive a nivel mundial, y que particularmente en Chile comenzamos a experimentar en marzo de este año, sin duda está repercutiendo tanto las estructuras como las superestructuras de nuestra sociedad.
La pandemia del COVID-19, no solo ha significado repensar nuestras acciones, sino que nos ha llevado a visualizar las distintas complejidades que están surgiendo en este nuevo escenario y nos está permitiendo reflexionar y cuestionar la sociedad en la que queremos vivir.
Diversos estudios y medios de comunicación están visibilizando a partir de relatos de mujeres, ciertas transformaciones que están surgiendo al interior del espacio del hogar. Mantener el equilibrio entre el trabajo doméstico y el trabajo remunerado dentro del hogar, está cambiando la dinámica familiar. Sin duda, uno de los efectos que está repercutiendo en las familias, es el trabajo o bien llamado "teletrabajo". En efecto, el teletrabajo al instalarse dentro de la casa, se está manifestando como una acción desproporcional, que al igual que en otras pandemias, crisis económicas y naturales, los instrumentos para mantener el equilibrio recaen en las mujeres. En ella recae el cuidado de los niños, adultos mayores, enfermos, el trabajo doméstico y, en este contexto, también el teletrabajo. Es así, que, a partir de la encuesta realizada por el equipo del Observatorio Laboral de Ñuble sobre la pandemia, se evidenciaron algunas tensiones importantes al interior de la familia producto del teletrabajo. Uno de los hallazgos encontrados, tal como se expresa en los relatos, es la adaptación a la situación vivida, unión entre el grupo y una nueva forma de organizar y negociar los tiempos al interior del hogar.
Las condiciones socioeconómicas y de vivienda han visibilizado la desigualdad vertical entre los niveles de ingreso, provocando mayor angustia en las personas que conforman la familia: "…se debe adaptar el trabajo y familia y eso cuesta mucho…Principalmente en adaptación del trabajo de ambos en casa…" "…Ocupar espacios de forma organizada para poder lograrlo; …"El sistema familiar se ha visto alterado debido a que por situaciones domesticas se generan más discusiones, considerando que las viviendas poseen espacios no muy amplios, así mismo la falta de recursos económicos es un estresor familiar…"
Estas opiniones revelan el impacto social y familiar que implica el teletrabajo dentro de la casa. La tendencia de los relatos hace alusión a la complejidad de adaptarse a esta nueva forma de vida. Haciendo referencia a las dificultades y a las medidas que han debido tomar para cumplir con el trabajo remunerado. Todas estas diversas situaciones podrían dar lineamientos para poner en perspectiva esta nueva forma de concebir y percibir el trabajo y utilizarla como una herramienta laboral en las actividades productivas que lo permitan y que el mercado demande.
Creemos que se hace necesario seguir investigando estos temas que favorecen la reflexión en torno al rol de la mujer, para generar políticas pertinentes con foco en la igualdad de géneros, no solo en periodos de crisis, sino a nivel de la estructura social. Las desigualdades visibilizadas en este contexto nos alertan de la urgencia de intervenir en estos temas.
Sofía Sánchez Trabajadora Social Observatorio Laboral de Ñuble
Diversos organismos que trabajan para fomentar el uso de la bicicleta en la región han planteado la necesidad de dar mayor continuidad a las ciclovías. La demanda obedece al interés de que cada vez se dé mayor importancia al desplazamiento de los ciclistas por las arterias, indicando que se trata de bandas exclusivas, y fiscalizando que no sean mal utilizadas, ya que es frecuente ver que esas áreas son tomadas como estacionamientos de automóviles o zonas de descarga de mercaderías.
En el año 2018, se promulgó la ley de convivencia de modos de transportes, que estableció nuevas reglas para mejorar la seguridad y disminuir los accidentes en las calles. Con ello, se pretendió ordenar la circulación en las vías públicas, que por estos días aún genera situaciones de conflicto, pero es común que los ciclistas denuncien que son amenazados por automovilistas que circulan velozmente, provocando un aumento de los accidentes de tránsito, y que para evitar estas situaciones suben sus bicicletas a las veredas, desatando las quejas de los peatones que se ven pasados a llevar. A sus reclamos, se suman los motociclistas, que protestan por el poco espacio que les deja el tránsito de buses y vehículos. A su vez, los ciclistas expresan que las ciclovías en ocasiones son mal usadas por automovilistas que se estacionan sobre ellas, o por peatones que las obstruyen en las esquinas, cuando esperan el cambio de las luces del semáforo.
No contaminar el medioambiente y hacer ejercicios son solo algunas de las razones que han llevado a que cada día más personas decidan andar en bicicleta en Chile. Con frecuencia incluso se señala que quienes utilizan la bicicleta no respetan las normas y en muchos casos cometen peligrosas imprudencias.
Pero más allá de ese tipo de consideraciones, la invitac ión es a aprovechar esta baja de ritmo que nos ha impuesto el coronavirus para reflexionar y reconocer que durante los últimos años en Chillán se ha construido una extensa red de ciclovías, por lo cual se ha avanzado en esa segregación del tránsito. Sin embargo, sigue siendo importante aumentar esas bandas, ya que que si queremos que las ciudades en general funcionen bien se debe limitar paulatinamente el espacio del automovilista y dar una mayor capacidad al transporte público y a los sistemas menos contaminantes, como la bicicleta.