Artesanos enfrentan al covid con pensiones mínimas
INCLUSIÓN. La Agrupación Talleres de Artes de Chillán demanda ayuda para sus integrantes que antes cubrían sus gastos con ventas en el Paseo Arauco.
Sobrevivir con una pensión mínima de $140 mil al mes es el desafió al cual se han enfrentado en medio de la pandemia, algunos de los artesanos de Chillán, quienes desde hace 5 meses se ha visto afectados por la paralizaron de su feria mensual en el Paseo Arauco.
Los ahorros cada vez son más escasos, las ayudas familiares , algunas son constantes, pero otras van y vienen, mientras que factores como la edad, la dependencia y la falta de ayuda gubernamental se hacen más tangibles, entre familias numerosas o adultos mayores independientes.
Un ejemplo vivo de esta realidad es la situación de Jeanette Silva, presidenta de la Agrupación Talleres del Arte de Chillán, quien cuenta con una pensión asistencial de $140 mil por mes, y quien desde el pasado febrero dejó de percibir ingresos por la venta de sus cuadros, bisutería en cuero y mándalas. "Ya han pasado 5 meses y no hemos podido vender nada, soy pensionada de Gobierno y con eso me tengo que barajar. De no ser por mis hijos hace mucho rato que hubiese flaqueado, porque para mantener una casa con $140 mil, no alcanza porque debo pagar contribuciones, comida, agua, luz, teléfono y no me alcanza. Nosotros nos compensábamos con las ferias que hacíamos, pero ahora todos estamos igual".
Reiteró que todos los integrantes de la agrupación "estamos súper mal, porque todos los días hablan en la televisión de plata para esta, para aquella persona, pero para nosotros los pensionados nada, ni un bono, ni un caja de alimentos, nada".
Producto de lo anterior, por ello Jeanette Silva hace un llamado a las autoridades. "El intendente se la pasa diciendo que ya entregó cajas de alimentos en todo Chillán, pero por aquí nada".
Para Margarita Padilla, artesana, madre y esposa, la realidad es aún más cercana, "la verdad es que estos meses han sido críticos, porque como no hemos podido volver a trabajar en ferias, se han estado ocupando los pocos ahorros que se había logrado juntar con las ventas en el verano".
Recordó que "igual mes a mes teníamos ferias y con eso logramos juntar para el mes, porque la mayoría de los artesanos vivimos de esto".
Citó que si bien, algunos de los artesanos gozan de pensiones " y algo se puede hacer estas son mínimas, con eso, con los ahorros y con ayuda de la familia es que uno puede vivir, porque qué vamos a hacer ante este momento donde estamos".
Padilla, trabaja en artesanía en cuero junto a su esposo que tiene una pensión por discapacidad mínima, y quienes son responsables de 3 hijos, de 11, 15 y 26 años, todos estudiantes y dependientes de sus padres.
Por ahora ve lejana la opción de vender sus productos, no sólo por la puesta en pausa de las exposiciones en el Paseo Arauco, sino que "ahora la gente no anda comprando pulseras, sino sólo lo que sea necesario, porque estamos más pendiente de la alimentación, la comida, allí nos arreglamos".
En tanto Reinaldo Sobarzo, quien confecciona atrapa sueños y con 75 años de edad, aún cada día se acuesta con el sueño de volver a vender sus coloridos y llamativos elementos ancestrales. "La situación está dura, hasta el momento yo no he recibido ni una ayuda, solamente recibo mi sueldo de la jubilación que son $140 mil y con eso me estoy bandeando".
Con su edad es autovalente y económicamente no era una carga para sus hijos, porque "antes yo trabajaba en el paseo peatonal vendiendo mis argollas, mis atrapa sueños y ahora todo está difícil".
En estos momentos al igual que Padilla, reconoció que "nadie, nadie, va a buscar mis productos, porque la gente tiene enfocada las necesidades en otras cosas".
Para él, estos 5 meses, han sido tiempos difíciles para todos, inclusive para sus hijos "porque ellos tienen sus trabajos, cada uno tiene sus responsabilidades, claro están pendiente de mi, vienen a visitarme y de vez en cuando con una ayudita, pero no es lo mismo de cuando uno trabajaba su semanita que con eso uno complementa el mes tranquilamente sin sobresalto".
Al igual que sus colegas, refirió que "a mí no me ha llegado nada, ni un caja de alimentos, que he sabido que han llegado por allí al igual que balones de gas y costales de harina, la verdad, la deseo".